Dejamos las montañas Wrangell y nos dirigimos hacia el sur por la Richardson highway,
camino de Valdez. Aquí todas las carreteras tienen nombre propio.
Alguien escribió “El
peor invierno que pase en mi vida, fue un verano en Alaska”. Y aunque ha sido
un verano fresco, de pijama y edredón, las temperaturas se han mantenido
entre 5 y 20 grados.
Poco después se llega al paso Thompson, que con sus 800 m. de
altura, ofrece una panorámica del rio Lowe. Un bonito camino aéreo entre las
montañas y el cielo.
Llegando a Valdez, la carretera y el rio Lowe se encajonan en
el espectacular cañón Keystone. Altas paredes de roca desde donde se
precipitan numerosas cascadas.
Valdez nació en 1778 como un territorio de caza y pesca y como
zona de comercio de cobre, jade y pieles. Su bahía cerrada por altas montañas
es un perfecto puerto natural.
En 1790 el español Salvador Fidalgo vino a cartografiar la
zona y la denomino Valdez en honor del marino español Antonio Valdez y Basan.
De mayo a septiembre se celebra el campeonato anual de pesca
deportiva. Que abundancia de peces deben tener estas aguas para capturar estos
magníficos ejemplares.
El campeonato se basa en las capturas de este pescado blanco
denominado halibut y el premio para el ganador es de 10.000$
Al norte de la ciudad hay una antigua pista que va bordeando
el arroyo Mineral. Es una buena ruta para bicicleta de montaña.
A los osos les encantan las frutas silvestres y pensábamos que
podríamos ver alguno, pero nos tuvimos que conformar con comérnoslas nosotros.
Saliendo de Valdez por la carretera del aeropuerto, a solo 11
km., llegamos al lago donde desemboca el glaciar Valdez.
Antes de llegar se pasa por una gravera poco idílica, pero la
vista del lago con los hielos flotando merecen una visita.
Al otro lado de la bahía, en las proximidades de la
piscifactoría, encontramos una colonia
de leones marinos.
Desde finales de julio hasta finales de septiembre, los
salmones regresan a desovar y morir a su lugar de nacimiento.
Remontan sus ríos de nacimiento para llegar a los tranquilos lagos donde desovan. Los alevines permanecerán dos
años en estas aguas dulces y después descenderán hasta llegar al mar.
Allí vivirán a miles de kilómetros en las corrientes frías del
océano hasta que su reloj biológico les diga, después de tres años, que tienen
que regresar. Todavía se desconoce el sistema que utilizan para encontrar el
camino de vuelta al rio que los vio nacer.
Millones de salmones se convierten en el esperado mana que como
todos los años alimentara a osos, leones
marinos, gaviotas……..y como no, al hombre.
Las hembras desovaran 4.000 huevos. Desde ese mismo día
servirán de alimento a otros seres vivos y después de seis años de vida solo
conseguirán volver a desovar cuatro.
Fue trágico contemplar como miles de salmones se peleaban por
alcanzar las exclusas artificiales que les llevarían a su muerte voluntaria en
la piscifactoría, en este caso, su lugar de nacimiento.
Sin duda la pesca es una de las fuentes de riqueza de Alaska.
Desde nuestro observatorio, entre las brumas del amanecer, vemos la columna de
humo de las factorías de Valdez donde preparan el pescado para comercializarlo.
Filopensamientos y otras cosas………..
En 1853 estallo la guerra de Crimea, que enfrento a Turquía,
Francia e Inglaterra por un lado, con Rusia por otro. Por aquel entonces,
sorprendentemente, los americanos eran fieles aliados de los rusos.
Esta guerra dejo tan diezmadas las arcas de los rusos, que les
propusieron la venta de Alaska a los americanos. Pero corría el año 1861, que
fue el comienzo de la guerra de secesión americana y estos no estaban para
compras.
La alianza rusa era tal que enviaron su flota a aguas
americanas para apoyar a los del norte contra una posible incursión europea,
especialmente de Gran Bretaña y Francia.
La opinión generalizada era que en Alaska ni siquiera había
renos, tan abundantes en otras zonas septentrionales. Algunos expertos
aseguraron que en esa parte del Ártico no podía haber minerales ni yacimientos
de valor.
Fue el senador William Seward quien tuvo la clarividencia de
las ventajas de esta compra que nadie quería.
El 18 de octubre de 1867 Estados Unidos se hizo cargo de
Alaska, por poco más de siete millones de dólares, en lo que entonces llamaron
el disparate de Seward o la nevera de Seward.
Años después se darían cuenta de que por un precio irrisorio
habían comprado un emporio de riqueza, madera, oro, petróleo……
Tan solo faltan unos días para Navidad cuando estoy leyendo esta crónica. Me gustaría felicitaros de todo corazón con la esperanza de que alguna vez nos veamos y me contéis en primera persona vuestro gran periplo.
ResponderEliminarMagnífico el recorrido por Alaska y fabulosa su riqueza natural !que maravilla!
Un abrazo
Eso de andar con la bici por ahí con osos merodeando ¿no es peligroso?
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