Rusia con su obsoleta y pesada burocracia nos retrasa seis
horas en el paso fronterizo de Kyakhta, donde decenas de vehículos esperan
pacientes su turno. Estamos en los primeros días de junio.
Decía Kapuscinski:” el sentido de la vida es cruzar
fronteras”.
Es esa incertidumbre, curiosidad y ansia de aventuras hacia
algo nuevo por descubrir. Como serán sus gentes, su cultura, su arquitectura,
sus paisajes….todo eso y mucho más es un poderoso imán. Un vicio, que como
todos ellos, cada vez necesitas una dosis mayor.
Lo primero que llama la atención son las casas de madera
construidas con gruesos troncos de árboles.
Siguiendo la carretera
nos desviamos al sur del lago Gusinoye para conocer el monasterio budista
Tamchinski. Fundado en 1741 y destruido, como todos ellos, en 1930 por orden de
Stalin. (N51 07 16.8 E106 15 53.4)
Con la caída de la URSS y la restauración de la libertad
religiosa, fue levantado de nuevo. Cuando lo visitamos todos los monjes trabajaban
en su acondicionamiento.
Desde aquí seguimos bordeando el lago por el oeste, pensando
en los bonitos paisajes mongoles. Pero nada tiene que ver, la pista está en muy
mal estado, es un pedregal sin ningún atractivo, y tampoco nos podemos aproximar
a la orilla ya que por allí pasa la via férrea del transmongoliano.
Y por si era poco, termina en los arrabales industriales y
contaminados de la ciudad de Gusinoozyorsk.
Unos 14 km. antes de llegar a Ulan-Ude de nuevo encontramos un
monasterio budista Ivolginsky. (N51 45
31.6 E107 12 10.5)
La influencia budista de Mongolia todavía se deja sentir en
esta zona rusa. Este monasterio es muy venerado y hasta aquí llegan autobuses con
familias mongolas.
Ulan-Ude está enclavada en la región de Buritania al este del
lago Baikal, bañada por el rio Selenge que aquí se le denomina Selenga. Cruce
importante ferroviario, donde se juntan el transiberiano y el transmongoliano.
El centro de la ciudad bien merece una parada para conocer su casco
antiguo, la plaza del teatro de la opera, las viejas mansiones o las iglesias
ortodoxas. (Aparcamiento en el centro N51 50 05.7 E107 35 12.1)
Y como curiosidad, cuenta con el busto de Lenin más grande de
Rusia.
Ahora la carretera continúa paralela al rio Selenga y junto a
él hicimos una de esas acampadas que se recuerdan en el tiempo por su belleza.
(N52 08 59.1 E107 24 28.0)
Los blancos ger han desaparecido del paisaje, la abundancia de
madera de los extensos bosques Siberianos es la principal materia prima con la
que construyen casas, almacenes, iglesias…..
La llanura del delta del Selenga se adentra como un abanico en
el lago Baikal y por primera vez acampamos en la orilla de este legendario mar.
Y decimos mar, pues las gentes de sus riberas así lo sienten,
ya que el término lago lo consideran despectivo para la magnitud de estas aguas
interiores.
Y como en todos los
mares del mundo lo habitan las gaviotas, seguramente estas más adaptadas al
frio.
Posolskoe, es una pequeña aldea de pescadores con casas de
madera, con una hermosa y blanca iglesia ortodoxa que se eleva a la orilla del
lago. Las corrientes de agua han creado una barrera de arena separando parte
del lago. (N52 00 39.0 E106 10 10.9)
Ahora la carretera y la via férrea del transiberiano corren
paralelos a la orilla del lago, pero la densidad del bosque apenas lo deja ver.
Por primera vez en nuestro viaje nos encontramos con unos
simpáticos viajeros coreanos. Ellos nos dicen que son los únicos, en su país
solo piensan en trabajar.
Al otro lado de la carretera se elevan altas montañas, desde
donde llegan caudalosos ríos, quizás debido al deshielo en esta época.
En las Navidades pasadas vinieron a vernos a Cartagena desde
Italia Pierino y Oriella, para programar juntos nuestro viaje por
Mongolia. Por circunstancias no ha sido posible y solo pudimos encontrarnos en
el camino.
Ellos tienen un Unimog muy preparado y muy liviano, ya que
Pierio es un apasionado de los desiertos.
Muy cerca de la carretera, a solo 5 km., se encuentra un
pequeño parque natural alrededor del lago Izumrudnoye. (N51 23 55.9 E104 38
47.2)
Es un buen lugar para bañarse, aunque para nosotros el día era
fresco y el agua estaba helada. Aquí hasta los burros aprovechan los días
soleados para tomar el sol.
La única forma de llegar a la orilla del Baikal es adentrarnos
en las pequeñas poblaciones que lo rodean. Hoy acampamos en la playa, junto al
puerto del pueblo de Baikal. (N51 31 42.7 E104 09 01.3)
Los rusos son grandes aficionados a la pesca, por todas partes
los vemos con sus cañas.
Seguimos bordeando el sur del lago y llegamos a Slyudyanka,
una de los centenares de estaciones por las que pasa el legendario
transiberiano. Es de las pocas que conserva la antigua estación de piedra.
En esos momentos llegaba el transmongoliano que une Moscú con
Pekín y que reconocemos por los caballos mongoles pintados en sus vagones.
Antes de llegar aquí pensábamos que el transiberiano era un tren
legendario y único que recorría esta ruta, la realidad es que este cordón
umbilical de acero que une Europa con Asia está saturado de continuos trenes
cargados con centenares de tanques de petróleo, carbón, madera…….
En el pueblo de Kultuk dejamos la carretera nacional y nos
adentramos hacia el oeste, al valle del Tunka.
Todavía cerca de la frontera de Mongolia, la estepa domina el
paisaje. Los días lluviosos y neblinosos acentúan su encanto.
Un fértil valle donde corren numerosos ríos, junto a los que
encontramos pequeñas aldeas.
Solo ocasionalmente encontramos manadas de caballos pastando
en libertad con sus crías.
A la orilla del rio Irkut
entre grandes abetos, hallamos un estupendo enclave para pasar la noche.
(N51 42 48.1 E102 35 45.4)
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas…………………
El transiberiano es el tren más largo y legendario del mundo,
casi 10.000 km. para unir Moscú con Vladivostok, conectando las dos Rusias, la
europea y la asiática, en un viaje a través del tiempo.
Su construcción represento una gesta solamente comparable con
la Gran Muralla China o las pirámides de Egipto.
Su recorrido atraviesa cordilleras de fabula, pantanos
infernales, ríos como mares y bosques impenetrables. Durante los ocho días de
su recorrido pasa por más de 800 estaciones y diez husos horarios.
Las obras empezaron en 1.891 en la época zarista,
construyéndose a una velocidad increíble de 740 km. por año. Entro en
funcionamiento en 1.905.