lunes, 27 de marzo de 2017

San Petersburgo, la capital de los zares.


Una vez terminado nuestro periplo por los países Bálticos, entramos de nuevo en Rusia para conocer San Petersburgo. (Gracias a nuestro visado de negocios que es el único que  permite tres meses y múltiples entradas)




Nos choca de nuevo el contraste de las modernas y cuidadas ciudades nórdicas con la decadencia rusa. Empezando por el importante patrimonio de la ciudad costera  de Viborg.







El castillo construido por los suecos en el siglo XIII y reconstruido posteriormente por los rusos, es lo más emblemático de la ciudad, destacando la torre de San Olaf.







La primera noche la pasamos en una zona de acampada junto a un lago en las proximidades de San Petersburgo. (N60 31 47.5 E29 12 50.5)




Las modernas avenidas de entrada contrastan con su casco antiguo, donde el rio Neva y sus canales reflejan fachadas de hermosos edificios de los siglos XVIII y XIX.







El último zar del imperio, Nicolas II, decía que San Petersburgo es Rusia pero no es rusa. Con más de cinco millones de habitantes es la segunda ciudad más poblada de este país. Nosotros pudimos acceder con el camión al centro de la ciudad. Aparcamos junto al parque “Campo de Marte” a unos 300 metros de la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, donde permanecimos varios días. (N59 56 34.0 E30 19 45.0)







Esta ciudad es uno de los núcleos urbanos más esplendidos y armoniosos de Europa.







Fue fundada por el zar Pedro el Grande en 1703, con la intención de convertirla en la ventana de Rusia hacia el mundo Occidental.







Entre las iglesias destaca la del Salvador sobre la Sangre Derramada. Este deslumbrante edificio de varias cúpulas está inspirado en el de San Basilio de Moscú. Fue construida en el lugar que le costó la vida en un atentado al emperador Alejandro.




El interior está decorado con 7000 m2 de preciosos mosaicos.










Desde la cúpula de la catedral de San Isaac se puede ver una vista panorámica de la ciudad.




La visita obligada en San Petersburgo es al Palacio de Invierno de los zares.







En él se alberga el museo de Hermitage, uno de los museos más grandes y antiguos del mundo.







La colección incluye más de tres millones de obras de arte de la cultura mundial, desde momias egipcias hasta el arte europeo de principios del siglo XX de Matisse y Picasso.










Aunque solo estamos a finales de septiembre, aquí llueve y hace frio anunciando ya la llegada del invierno. Los festivales de verano en la impresionante plaza del Palacio continúan.







Estos días coinciden con el cumpleaños de Ana, que esta vez celebramos muy civilizadamente en un restaurante.




Al otro lado del rio Neva se alza la fortaleza  que alberga la catedral de San Pedro y San Pablo, con su estiliza torre dorada.




En su magnífico interior barroco descansan los restos de los emperadores rusos, los Romanov.







Al igual que en el metro de Moscú, las estaciones más antiguas están elegantemente decoradas. Impresiona la profundidad a la que descienden las escaleras ya que el metro discurre por debajo de los numerosos ríos y canales que cruzan la ciudad.




Dejamos San Petersburgo y nos dirigimos hacia el oeste. A tan solo 29 km. se encuentra el refugio campestre del Zar Pedro, conocido como Pertehof.







El palacio de verano contaba con un extenso y cuidado parque con más de 140 fuentes y canales.













Como en esta visita a San Petersburgo nos acompañan Maria y David, nos acercamos hasta Veliki Novgorog, a 190 km. al suroeste para que conocieran un kremlin.







Es mencionada por primera vez en el año 856, siendo junto con Moscú y Kiev, una de las ciudades más importantes de Europa oriental durante la Edad Media, y el único principado que escapó del dominio mongol tras la conquista de Rusia.







Unas murallas en perfecto estado de conservación encierran al kremlin, situado a orillas del rio Vóljof, que  fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992.








El obispo de Novgorov, Joaquín Korsúnianin construyó la Catedral de la Santa Sabiduría a su llegada a la zona alrededor del año 989. De este modo, el complejo ha sido y sigue siendo un gran sitio eclesiástico.










Dejamos a nuestros invitados en el aeropuerto de San Petersburgo y nos dirigimos a la frontera rusa con Estonia.





Mapas del recorrido.









Filopensamientos y otras cosas……………….
San Petersburgo es la segunda ciudad más poblada de Rusia con casi seis millones de habitantes.
El zar Pedro el Grande la fundó en 1703, siendo la capital del imperio durante más de 200 años.
Durante la época soviética fue llamada Leningrado en honor del dirigente ruso Lenin.
En la actualidad se ha convertido en un importante centro económico y político.
El centro de la ciudad junto con los monumentos de sus alrededores es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1990.