Los trámites aduaneros fueron sencillos y rápidos, atendidos
por un personal muy amable. Pagamos 3$ por persona en inmigración y 34$ por la
importación temporal del camión.
A Honduras entramos por la nacional 4 que la une con El
Salvador en la frontera de Citala, donde se extiende la cordillera Metapan
Alotepeque.
Las carreteras son bastante aceptables aunque de vez en cuando
tenemos algunos tramos de tierra, en reparación o rotas por derrumbes o
avalanchas de agua.
La tilapia es un
pescado de agua dulce muy apreciado en estas regiones tan apartadas del mar.
A unos cien kilómetros de la frontera se encuentra Santa Rosa
de Copan, una pequeña ciudad de 25.000 habitantes, con varias casas históricas
y su blanca catedral.
Ha prosperado por su excelente café y tabaco. La Real Factoría de Tabaco se abrió en 1765,
hoy la empresa La Flor de Copan, encargada de la elaboración de puros, ofrece
visitas guiadas con cita previa.
Estamos a primeros de septiembre, en plena época de lluvias,
lo que ellos llaman invierno, que se extiende de junio a octubre. La
temperatura en el centro montañoso es agradable, oscilando entre 15 y 30
grados.
Nuestra siguiente parada la hacemos en la ciudad de Gracias, entrando
por el fuerte de San Cristóbal.
Fundada en 1536 por el capitán Chávez, es una bonita ciudad
colonial.
Las iglesias, como siempre, son lo más destacado de su
arquitectura.
Su bullicioso y pintoresco mercado es un lugar ideal para
abastecerse de cualquier necesidad.
A unos 5 km. del pueblo se encuentran las aguas termales de
Gracias, un buen lugar para relajarse y darse un baño. (N14 33 32.5 W88 34 15.0)
Seguimos hacia el este por la zona montañosa del centro, donde
la carreta se eleva hasta los 2000 m. de altura. Nuestro siguiente destino es
la ciudad de Comayagua.
Es la ciudad colonial más importante de Honduras y fue
declarada monumento nacional en 1972. Fundada por el conquistador de Yucatán
Francisco Montejo a principios del siglo XVI.
En la catedral destaca su macizo y cuadrado campanario, donde
se encuentra el reloj que dono Felipe II,
que provenía de la Alhambra de Granada.
Es uno de los más antiguos de América y el relojero tiene que
subir todos los días a darle cuerda.
La ciudad se transforma por la noche con su tenue iluminación,
que invita a pasear o a sentarse en sus terrazas.
Continuando hacia el sureste bordeamos la capital Tegucigalpa,
en medio de un valle, rodeada de colinas. Las capitales casi siempre procuramos
evitarlas sabiendo que tienen algunas cosas buenas pero también lo peor de cada
nación.
Preferimos parar en el pequeño pueblo de Ojojona a 33 km. más
al sur.
Fundado en 1579, todavía conserva la arquitectura tradicional
o colonial, con sus tejados de teja de cañón, rodeado por un bosque de pinos.
Varias tiendas de artesanía venden una cerámica de llamativos
colores.
Honduras tiene una pequeña salida al océano en el Golfo de
Fonseca. No queríamos salir del país sin conocer esa costa del Pacifico.
Por el camino nos recomiendan como mejor opción la playa del Edén, cerca de Cedeño.
Casi toda la costa está dominada por el manglar, que además
recoge toda la suciedad que arrojan a los ríos y al mar sus vecinos. No
habíamos visto un agua tan sucia en nuestra vida.
Esta suciedad no impide la pesca y los niños bajan a la
playa a recolectar coquillas.
El Edén es una zona lacustre donde las aguas dulces se
encuentran con el océano en un laberinto de lenguas de arena y lagunas, donde
pescan miles de pelícanos marrones.
A pesar de la suciedad reinante los lugareños se acercan hasta
aquí a los numerosos chiringuitos que ofrecen distintos platos de pescado y una
siesta en las hamacas a la orilla del mar.
La última noche en Honduras la pasamos en el paso fronterizo
de Guasaule.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas………..
Honduras tiene una
extensión de 112.500 km2, la quinta parte de España y es uno de los países más
montañosos de Centroamérica.
Cristóbal Colon, en su cuarto viaje, llego a sus islas en 1502
y unos días después sus hombres desembarcaron en Puerto Castilla.
Centroamérica se independizo de España en 1821, uniéndose al
imperio de Méjico que se extendía desde el río Oregón y Colorado hasta Panamá.
En 1838 consigue su propia independencia como país.
Desde que España se marcho de Centroamérica los Estados Unidos
consideraron a este istmo como su patio trasero, comenzando a comprar tierras y
más tierras. El suelo hondureño es muy apropiado para el cultivo del plátano.
De aquí el termino república bananera ya que la United Fruit Company llegó a
tener más poder que el propio gobierno, controlando puertos, muelles y
plantaciones.
En la actualidad Honduras es un país tranquilo con una
democracia relativamente estable.
Su moneda es el lempure y su cambio está a 28,15 por euro. El
precio del gasoil es de 0,74 euros/litro.