El norte de la Península del Gaspé no es tan turístico y para
nosotros este paisaje más silvestre es más atractivo.
Numerosos faros jalonan esta importante via fluvial que desde
aquí remonta el curso del rio San
Lorenzo hasta el lago Ontario a más de 1300 km.
Cerca de este tiene su madriguera una graciosa marmota con
esplendidas vistas sobre el mar.
Todos los pueblos por pequeños que sean tienen su iglesia en
un lugar destacado.
En Sainte-Anne-des Monts nos desviamos hacia las montañas
buscando el Parque Nacional de la Gaspésie.
Ocupa parte de los montes Chic-Chocs y McGerrigle, donde se
encuentra el monte Jacques-Cartier de 1270 m., el segundo más alto de la
provincia de Quebec y un hábitat idóneo para el caribú.
Todos los parques, nacionales y provinciales, están
acondicionados para disfrutar de ellos haciendo senderismo. Uno de ellos nos
lleva por la rivera del rio salmonero Santa Ana.
Hasta hace unas semanas la vegetación permanecía quemada por
los hielos del invierno, pero en la corta e intensa primavera los helechos se
han desarrollado con una fuerza salvaje.
El recorrido nos lleva por las cascadas de Santa Ana.
Y continuamos el sendero hasta las del Diablo.
Por pistas de tierra llegamos a los puntos de partida de algunos
senderos, como este hacia el lago de los Americanos.
Al día siguiente, buscando caribúes ascendimos al monte
Ernest-Laforce. No los encontramos pero las vistas merecieron la pena.
En el descenso nuestro esfuerzo se vio recompensado al
encontrarnos con una hembra de alce con su cría.
Si ya es difícil verlos solos, las hembras criando son tan
huidizas que es casi imposible. Fue todo un regalo, pues aunque nos vigilaba,
nos dejo hacerle unas fotos.
En los parques nacionales está prohibida la acampada libre,
siempre hay varios campings que disponen de cabañas y a veces, como en este
caso, un bonito hotel.
Nosotros seguimos con nuestra filosofía de cambiar todos los
días de sitio de acampada, quizás por esto hemos desarrollado una habilidad
especial para encontrar casi siempre buenos sitios.
Esta última acampada la hicimos junto a una madriguera de
castor y su formidable dique.
Continuando la carretera que bordea la costa norte de la
península de Gaspé llegamos a la localidad de Matane.
Una amiga canadiense nos había recomendado que cogiéramos el
ferry desde aquí y cruzáramos la bahía del rio San Lorenzo, hacia la costa sur
de Labrador. Como el barco salía a las 7 de la mañana, nos quedamos a dormir en
el puerto y fuimos los primeros en embarcar.
Después de dos horas y media de travesía llegamos al pequeño
pueblo de Godbout. Unas cuantas casas, bajas y diseminadas junto al puerto y la
playa.
La carretera que va paralela a la costa aquí se denomina “la
ruta de las ballenas”, pues es fácil el avistamiento de estos cetáceos.
La primera parada la hacemos en un mirador sobre el fiordo de
San Pancracio, esculpido por un glaciar hace 20.000 años.
Cerca de aquí parte una ruta llamada el jardín de los
glaciares.
El camino pasa por varios lagos glaciares hasta desembocar en
la playa.
El mes de junio es bastante lluvioso, todos los días descarga
alguna tormenta.
Bahia-Comeau es nuestra siguiente parada.
Debe su existencia al periódico estadounidense Chicago
Tribune, que en 1936 construyo una fábrica de papel para su periódico. Destaca
su hotel de aquella época al borde del mar.
En toda la ruta, como viene siendo habitual en este país,
vamos rodeados de ríos y lagos.
La noche antes de llegar a Tadoussac la pasamos en sus dunas
de arena famosas por ser un punto de observación de la migración de aves.
Abajo, en los acantilados que bordean la playa, observamos las
impresionantes nervaduras que el hielo hizo en estas rocas en las distintas
glaciaciones, cuando todo Canadá estaba cubierto de hielo.
No podemos dejar de preguntarnos qué fuerza tenía ese hielo y
cuanto tiempo tuvo que estar rozando para hacer estos canales en el granito deslizándose
solo unos milímetros al día.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas…………………
Canadá es un país inmenso, sus distancias se miden más en husos
horarios que en kilómetros. Es el segundo más extenso del mundo, con casi 10
millones de km2.
Sus riquezas minerales son difíciles de cuantificar, sus
bosques se extienden desde la costa del Atlántico a la del Pacifico sin
interrupción y sus reservas de agua dulce son casi ilimitadas.
Sus enormes centrales hidroeléctricas abastecen al país y
venden a su vecino del sur. Toda la electricidad de New York sale desde aquí.
Su renta per cápita es muy alta, pues en este emporio de
riqueza solo viven 30 millones de habitantes.
Entre los dos países de América del Norte existe tal
diferencia en el modo de vida que los estadounidenses piensan que sus vecinos
del norte son unos barbaros y estos que los del sur son unos locos que no saben
vivir.
Existe un chiste clásico que los define. Un americano, un
escocés y un canadiense se mueren en un accidente y cuando llegan al cielo se
encuentran con una oferta sensacional. Si pagan 100 dólares se pueden volver a
la tierra. El americano lo paga inmediatamente y al volver le preguntan por sus
dos compañeros. El dice que los ha dejado allí, al escocés regateando el precio
y al canadiense esperando una subvención.
Magnífico Canadá y lo mejor la foto de la mamá alce y su cría. Buena ruta.
ResponderEliminarPasear por los bosques y lagos de Canadá ,simula estar en el Paraíso .
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