Capadocia continua pareciendo un mundo perdido cuando el
viajero lo divisa por primera vez, es un paisaje fantasmagórico que haría las
delicias de un niño, ya que parece un mundo mágico habitado por duendes y
hadas, que podrían aparecer y desaparecer en cualquier momento por los
orificios de la roca que tiene al lado.
Sus valles rocosos con iglesias, siendo Göreme el más famoso;
su principal rival el valle de Ihlara, un lugar mucho mejor para pasear. Otros
valles como el de Zelve y el de Soganli hacia el sur de Ürgüp, las ciudades
subterráneas y su artesania……… Capadocia requiere varias semanas para
explorarla.
Se estima que hay un total de 3.000 iglesias escavadas en la
roca, construidas entre los siglos X al XII.
Muchas de ellas todavía conservan su ricos y coloridos
frescos.
En la entrada de muchas de ellas, hay excavados apretados
nichos, seguramente de los personajes más relevantes de la aldea.
Algunas iglesias cuentan a su vez con un monasterio, donde
vivían los monjes bizantinos.
La planta baja estaba ocupaba por la iglesia.
El acceso al recinto de los monjes estaba bloqueado por una
enorme piedra circular que solo se podía mover desde el interior y para ello
eran necesarios cuatro o cinco hombres.
Desde allí por una angosta escalera se accedía a la vivienda
de los monjes. En aquella época todavía eran perseguidos por los árabes.
El refectorio ocupa un importante enclave, una gran mesa cortada
en la roca, con su banco alrededor.
Capadocia es un lugar para descubrirlo andando. Son muchos los
senderos que nos conducen a lo largo de sus valles. El Valle Rosa, por el color
de su roca, así como sus diversas construcciones, nos pareció muy interesante.
A lo largo del recorrido entramos en algunas iglesias y casas
abandonadas.
Caminamos por los túneles por donde conducían el agua y
discurrían sus senderos.
Pero los tiempos cambian y ahora el turismo necesita además
nuevas y excitantes sensaciones, una
nueva manera de ver Capadocia.
Colorean con sus enormes balones el amanecer de estas blancas
tierras. Llegamos a contar más de 60 globos en el aire y eso que estamos en
temporada baja.
Pasamos unos días en el Kaya Camping de Göreme, cerca del
Museo al aire libre y con unas bonitas vistas al valle. N 38º 38’ 13.3’’ E 34º
51’ 15.2’’
A unos 30 km. de Nevsehir, se encuentra la ciudad subterránea de
Derinkuyu, donde dejaron sus huellas hititas, romanos y bizantinos.
En la región de Capadocia existen 36 ciudades subterráneas.
Constituyeron para los primeros cristianos, un elemento de propagación secreta
de su fe y de la práctica del culto, además de un lugar seguro para protegerse
de todo tipo de ataque exterior. En los
siglos VI y VII, sirvió también de refugio contra las invasiones árabes.
Las proporciones de esta ciudad subterránea son colosales,
bajo tierra desciende 20 pisos, sus galerías y estancias cubrían un área
aproximada de cuatro km2 y tenía
capacidad para albergar a unas 10.000 personas.
Existían varias chimeneas de ventilación así como pozos de
agua interiores. En el último piso se encuentra una iglesia en forma de cruz
que mide 25 m. de largo, 10 m. de ancho y 3 m. de altura.
A unos 40 km. de DerinKuyu llegamos al Valle de Ihlara.
Escavado por el rio Melendiz alcanza una profundidad de 150 m.
En sus escarpadas paredes se ubican decenas de iglesias,
aunque la mayoría de ellas están bastante deterioradas.
El recorrido junto al lecho del rio merece por si solo la
visita al lugar, al mismo tiempo que vas descubriendo casas e iglesias
escavadas en la roca.
Dejamos Capadocia y nos dirigimos hacia la capital Ankara a
unos 270 km. al noroeste. La carretera discurre cerca del lago salado Tuz Gölü.
Nuestro paso por la capital es obligatorio para obtener los
visados de Irán, Turkmenistán y Uzbekistán.
En la embajada de Irán (N 39º 54’ 05.4’’ E 32º 51’ 47.7’’) nos
informan que había que solicitar un número de registro a Irán, a través de una
agencia de viajes. Como normalmente tarda 10 días nos fuimos hacer el visado de
Uzbekistán ( N 39º 52’ 19.9’’ E 32º 51’ 50.2’’) ya que de Turkmenistán, solo dan el de transito y si se tiene el de
Uzbekistán. Mientras tanto nos dedicamos a conocer la ciudad empezando por el
Mausoleo de Ataturk, con su enorme plaza de ceremonias con capacidad para
15.000 personas.
Este soberbio monumento se alza en una colina rodeado de
jardines. Su avenida principal está flanqueada por 25 leones que simbolizan el
poder y la fuerza en la mitología turca.
En el interior un solemne museo recrea en multitud de escenas y
cuadros la vida de Ataturk y la guerra
de la independencia.
La parte alta está dominada por el salón de honor al que se
accede por las puertas de bronce. En el interior destaca el sarcófago de mármol
de una sola pieza de 40 toneladas.
Después de siete días de espera nos dieron el visado de
Uzbekistán e iniciamos los trámites del de Turkmenistán,( N 39º 53’ 19.5’’ E 32º
52’ 19.0’’) los cuales tendremos que terminar cuando lleguemos a Irán.
En la parte antigua de la ciudad se elevan las murallas del
siglo VII.
Durante los 19 días que permanecimos en la capital, utilizamos
como camping un céntrico parking al aire libre, que nos permita desplazarnos a
pie por toda la ciudad. (N 39º 54’
22.6’’ E 32º 52’ 01.0’’)
La mezquita Kocatepe, aunque es de reciente construcción,
merece una visita.
De enormes
proporciones, construida en mármol en el interior resaltan sus coloridas
vidrieras así como la decoración de cúpulas y pilares.
Con rumbo este dejamos la moderna, limpia y bulliciosa capital
y nos dirigimos al pueblecito de Bogazkale a unos 200 km. Junto a él se
alza Hattusa, la capital del imperio
hitita. (N 40º 01’ 16.5’’ E 34º 36’
50.7’’)
En el 1400 a.C. se encontraba en todo su esplendor, dominando
un poderoso imperio que se extendía desde Chipre hasta el mar Egeo.
Su majestuoso emplazamiento y la impresionante extensión de la
antigua ciudad (unos tres kilómetros de diámetro) no tienen rival. Recorriendo
los restos de las murallas lo primero que encontramos es la puerta del León.
En la zona más alta de la ciudad se conserva en perfecto estada
un túnel de 70 metros que cruzaba las murallas.
Alrededor de este túnel las proporciones de la muralla son
colosales.
La curiosa mampostería multiangular de los hititas, la llamaron ciclópea los antiguos griegos,
que vivieron aquí 500 años más tarde y que pensaron que este tipo de
construcción solo podía ser obra de una raza de gigantes desaparecida.
En una cámara de culto se conserva en buen estado la escritura
jeroglífica.
A dos kilómetros se encuentra el templo de piedra de
Yazilikaya, el principal centro religioso de los hititas.
A unos 40 kilómetros en dirección a Corum llegamos a la
pequeña aldea de Alacahoyuk que tiene un
pequeño e interesante museo junto a otro asentamiento hitita. (N 40º 14’ 02.2’’
E 34º 41’ 48.5’’)
Siguiendo la carretera hacia la costa del Mar Negro llegamos a
Amasya posiblemente la más bella ciudad interior de Anatolia.
El rio bordea la ciudad y a sus orillas se levantan majestuosas
casas del siglo XIX, y en lo alto de las paredes rocosas aparecen las tumbas de
los reyes de Ponto.
El más importante vestigio de la ciudad son las cinco tumbas
que dominan la ciudadela. Fueron escavadas en la roca hacia el 280 a.C. siendo
su acceso por un estrecho pasadizo.
Al caer la noche, con la iluminación se transforma la
ciudadela en un espectáculo de luz y color.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas………..
Cuando salgas hacia Ítaca, pide que el camino sea largo, no
apresures tu viaje, que dure muchos años y cuando atraques en la isla, ya viejo
y docto por lo aprendido en el camino, no esperes que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te ha dado el viaje y aunque la encuentres pobre, no te
ha engañado y así, ya sabio, sabrás lo que significan las Ítacas.
Constantin Karafis, poeta griego.
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