domingo, 22 de diciembre de 2013

Etiopía, las fuentes del Nilo Azul.


Addis Abeba es la tercera capital más alta del mundo, situada a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Por esta elevada meseta en el centro de la nación, la carretera serpentea entre cultivos.




La elevada altitud de este altiplano hace muy agradable la visita de este país porque las temperaturas se mantienen siempre por debajo de los 25 grados.




Casi sin darnos cuenta la carretera se asoma a un precipicio, donde comienza una vertiginosa bajada hacia un profundo y abrupto valle.




En pocos kilómetros descendemos más de 2.000 metros. Abajo en el valle contemplamos por primera vez el Nilo Azul.




Era la última hora de la tarde cuando comenzamos la subida por la otra empinada ladera. La obscuridad de la noche hizo muy comprometida la conducción, sobre todo cuando nos cruzábamos con otros vehículos y con el ganado que venía de recogida en las angostas y estrechas curvas que se precipitaban al vacio. En Dejen pasamos la noche.




De nuevo vemos a los buitres limpiar la carroña. Es la consecuencia de la abundancia de animales en la carretera.




Esta vez la presa se la disputaban con los perros.







El paisaje a ambos lados de la carretera es de una extraordinaria belleza.







En las proximidades del pueblo de Injibara descubrimos este maravilloso paraje.




Es un área reservada alrededor del lago Zengena de origen volcánico.





La belleza de este lugar quedo eclipsada por el mal trato que tuvimos por parte de la policía, presentándose ya de noche cerrada y despertándonos con un tiro al aire, para exigirnos el pago de una seguridad inexistente.









Continuando nuestra ruta llegamos a la ciudad de Bahir Dar, al sur del lago Tana. De allí tomamos una pista de tierra que nos conducirá a las cataratas del Nilo Azul.





Treinta y dos kilómetros después llegamos a la pequeña aldea de Tis Abay, que en amariña significa “el rio que humea”.





Para poder visitar las cascadas se requiere el pago de un permiso que se obtiene en la oficina de turismo de esta población.





Este pequeño pueblo recibe la visita diaria de las gentes que se asientan en esta comarca. Las encharcadas calles están ocupadas durante todo el día por un constante trasiego de animales y personas que acuden a comerciar y sobre todo a moler el grano.





El polvo de la molienda invade estas estancias con su manto blanco.









El café es originario de la región etíope de Kaffa, donde crecía de forma silvestre. Fue descubierto por un pastor  hacia el año 450 al comprobar que sus cabras después de haber comido el fruto de esta planta se ponían nerviosas e intranquilas.





Además de ser uno de los pilares de su economía es la bebida predilecta del país, siendo el primer consumidor en este continente.
Su elaboración es todo un ritual, donde el tiempo no cuenta, preparándolo como antaño. Primero se ponen a tostar los granos de café.





Después se muele machacándolo a mano.





Por último se pone a hervir en un recipiente de barro y se sirve en unas pequeñas tazas. El resultado de este proceso manual da un café muy fuerte y espeso, delicioso al paladar.





Desde este pueblo un bonito sendero nos conduce a las cataratas del Nilo Azul.





Antes de llegar a las cascadas cruzamos el Nilo por un antiguo puente de los portugueses.









En un espectacular acantilado, las aguas del Nilo Azul se precipitan formando unas increíbles cataratas de 45 metros de alto y 400 de ancho.





El ruido, la fuerza y el humo provocado por estas caídas, constituyen un imponente espectáculo de la naturaleza.





Hacía poco que había terminado la época de lluvias y el  rio venia con todo su caudal, haciendo comparable este salto de agua con las cataratas Victoria del rio Zambeze.





Lo que más nos gusto de su visita fue el poder  recorrer libremente esta maravilla de la naturaleza, incluso cruzar por este moderno puente colgante.









Para acceder a la orilla desde donde se precipita el rio.









Regresamos de nuevo a la ciudad de Bahir Dar, que en amariña significa “a la orilla del mar” ya que está situada en el extremo sur del lago Tana. Visitando su club náutico.





Aprovechamos para proveernos de fruta y verdura en su bullicioso y colorido mercado.









El lago Tana es el más grande de todos los lagos etíopes, con 85 kilómetros de largo y 65 de ancho. Situado a 1.800 metros de altitud goza de un clima tropical, con una temperatura media de 20º.





Más de treinta islas salpican el lago, las cuales albergan una veintena de templos y monasterios cristianos, de los siglos XIII y XIV. Nosotros nos dirigimos  a la península de Zeghe.





Los arboles se iban cerrando sobre la pista haciendo cada vez más difícil el paso. Al final el único sitio donde pudimos dejar el camión fue en el recinto de la pequeña escuela.









En esta península se encuentra uno de los monasterios más impresionantes de este lago, el Ura Kidane Mihret del siglo XIV.









Su estilo arquitectónico es el típico ejemplo de iglesia ortodoxa etíope, de argamasa de barro y planta circular, con techo de paja y forma cónica.









Este monasterio es conocido especialmente por guardar entre sus paredes magníficos frescos, manuscritos, objetos eclesiásticos, pinturas religiosas y vestimentas reales de varios emperadores del siglo XIV.

















Un denso bosque tropical rodea estos monasterios, en el se pueden apreciar distintas especies de pájaros y monos. Multitud de senderos lo recorren.





Los manglares invaden las orillas del lago.





Mapas del recorrido










Filopensamientos y otras cosas………………


Hay países para turistas y países para viajeros. Etiopia es de los primeros: es necesario un chofer y un guía para conocerlo, siendo ellos los encargados de resolver los problemas que surjan, así como evitar que los nativos molesten a sus clientes.

Si por el contrario decides conocer el país por tu cuenta, el principal problema con el que te encuentras son sus más de 80 millones de personas, siempre estas rodeado de un montón de ellas y en ningún momento puedes estar solo. Como además eres blanco y eso significa dinero, todo el mundo va a ver que te puede sacar, dinero, bolígrafos, ropa……..

Si preguntas por una dirección, no te la quieren decir, quieren llevarte para sacarte un dinero. Si paras en un pueblo tienes a diez que quieren guardar el camión. Si aparcas fuera de la carretera tienes otros tantos diciendo que el terrenos es suyo y que tienes que pagar por estar allí. No hablemos del precio de las fotos y un larguísimo etcétera que ha hecho muy incomodo y decepcionante conocer este país, que por otro lado es uno de los más bonitos de África.

2 comentarios:

  1. A nivel paisajístico es de lo más bonito que he visto.

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  2. Saludos desde La Alberca para los viajeros. Estuvimos M Jesús y yo por esos maravillosos parajes que ahora atravesáis y os mandamos un fuerte abrazo.

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