Dejamos atrás el lago Tana y con rumbo este nos dirigimos
hacia Lalibela.
Una carretera recién construida por los chinos serpentea por
las cumbres de esta elevada meseta central.
Después de varios miles de kilómetros la arquitectura de las
casas ha cambiado. Son mucho más solidas, con base rectangular, construyendo
una parte baja o sótano de piedra donde se guarda el ganado y la parte superior
de barro, donde destaca un balcón frontal.
Los accidentes de tráfico en África son muy habituales debido
a la alta velocidad y al escaso mantenimiento de los vehículos. Lo que no es
tan normal es que estos permanezcan como monumentos en el mismo lugar del
accidente.
A 250 kilómetros de
Bahir Dar dejamos el asfalto y por una pista bien marcada nos dirigimos
a Lalibela.
El conjunto de iglesias de Lalibela fue declarado Patrimonio
de la Humanidad por la Unesco en 1978, es el principal lugar de peregrinaje de
los cristianos ortodoxos etíopes.
Estas iglesias monolíticas fueron construidas entre los siglos
XII y XIII por el rey Lalibela. Según la leyenda al nacer este rey un enjambre
de abejas rodeo su indefenso cuerpo sin causarle daño alguno, por eso su madre
le llamo Lalibela que significa “las abejas reconocen su soberanía”.
Algunas de estas iglesias se encuentran en las cumbres de las
montañas que se elevan sobre Lallibela, como es el caso de Asheten Maryam.
Un empinado camino cavado en la pared de la montaña nos
conduce a la iglesia después de casi tres horas de dura caminata.
Al regresar tenemos malas noticias de España, dejamos Lalibela
y nos dirigimos a la frontera de Sudan.
Por la carretera, a muchos kilómetros de ninguna parte, nos
llama la atención el traslado de este difunto a hombros.
Al norte del lago Tana, camino de la frontera cruzamos la
ciudad de Gondar, cuyo recinto amurallado es patrimonio de la humanidad.
Gondar, a los pies de las montañas de Simien fue fundada por
Fasilidas en 1636, siendo la residencia imperial hasta 1868.
A este imponente y
maravilloso conjunto de castillos de estilo europeo medieval se le conoce como
el Camelot de África.
El conjunto arquitectónico es admirable y en el distinguimos
iglesias, baños, caballerizas, palacios…
El denominador común de los pasos fronterizos en África es el
caos administrativo y la escasa o inexistente infraestructura. Como en este
caso el límite lo marca una simple cuerda.
Los trámites aduaneros tanto en el lado Etíope como en el de
Sudan los realizamos sin mayor contratiempo. El visado de Sudan lo obtuvimos en
la embajada de este país en Nairobi.
Este primer encuentro con un rebaño de camellos nos indica que
hemos dejado atrás el áfrica negra y entramos en el áfrica subsahariana.
Atrás también queda la meseta elevada de Etiopia con sus frescas
temperaturas, que dan paso a las zonas semiáridas de Sudan.
Cerca de la frontera las casas siguen siendo las típicas
chozas redondas de barro con techo de paja.
Siguiendo hacia el centro del país estas se transforman hacia
la construcción árabe, de planta cuadrada y techo plano.
La sombra de estos frondosos árboles lo protegerá del fuerte
sol las semanas que pasemos en España. Coincidimos con unos sudafricanos que
organizan una travesía en bicicleta desde Jartum a Ciudad del Cabo.
Filopensamientos y otras cosas……………..
Pasamos la vida deseando alcanzar algo, persiguiendo sueños,
creyendo que cuando tengamos eso tendremos la felicidad. Pero no es así. La
existencia esta en el camino, no al final. No importa cuán bello, importante,
espiritual sea lo que pretendemos. La última parada es siempre la muerte. Si no
sabemos ser felices, ser mejores, ser quienes queremos ser en el trayecto, tampoco encontraremos eso al final. Esa es la
razón por la que debemos disfrutar el momento. La vida está llena de tesoros
que la gente persigue, son cosas que creen que les proporcionaran la dicha,
pero acostumbran a ser espejismos y a veces alcanzado su anhelado deseo, uno
solo encuentra el vacio entre sus manos.
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