Solo 170 km. separan a Nairobi de la frontera. Como ya es
normal a lo largo de nuestro viaje, hacemos coincidir si podemos, las entradas
a estas grandes y caóticas ciudades en domingo, ya que el tráfico no es tan
agobiante y nos permite controlar un poco mejor la ciudad.
Nuestra llegada a Nairobi no pudo ser en peor momento, el
atentado terrorista en el centro comercial Westgate acaparaba las noticias,
aunque el resto de la ciudad estaba en calma.
Nuestro paso por la capital era obligado ya que teníamos que
conseguir los visados de Etiopia y Sudan del Norte. La información que teníamos
acerca de estas embajadas era que ponían muchas dificultades para darlos, sobre
todo Etiopia. Milagrosamente, con todas las fotocopias y documentación
necesarias, los conseguimos en dos días.
Visitamos en centro de la ciudad y el museo nacional de
Nairobi.
Louis Leakey, famoso paleontólogo descubridor de los restos
fósiles de los primeros homínidos hallados en las excavaciones en Kenia y
Tanzania.
El Jungle Junction es el campamento habitual de los
overlanders, actualmente ha cambiado su ubicación a la zona de Karen en S 1 21 46.0 E 36 44
26.5.
Su dueño, Cris nos indico un taller donde modificar la
suspensión trasera de nuestro camión que era muy dura porque trabajaban en
exceso los ballestines.
Para ello hemos puesto una nueva hoja de ballesta, se le ha dado a todas mas flecha o curvatura
y quitamos una hoja de los ballestines. El resultado ha sido muy satisfactorio.
Nairobi es una ciudad moderna, con grandes avenidas y centros
comerciales, pero igual que todas las capitales africanas, en sus barios
periféricos se concentran los más pobres.
Alrededor del monte Kenia se alzan las tierras altas
centrales, una de las zonas más pobladas y cultivadas de Kenia. Fértiles suelos
volcánicos y abundantes lluvias aseguran sus cosechas.
Este coloso africano fue escalado por primera vez en 1.942, el
italiano Felice Benuzzi, prisionero en un campo de concentración ingles en
Kenia, se escapo para llevar a cabo esta proeza. A su regreso voluntario
comento que la única manera de romper la monotonía de la vida es inventar y
asumir riesgos.
Después de un año y medio por el hemisferio sur cruzamos de
nuevo el ecuador, ahora hacia el norte.
Atrás dejamos la segunda montaña más alta de África y nos
adentramos en una de las últimas grandes zonas salvajes de este pais, una
región remota, poco habitada y muy desconocida para el turismo.
Esta manada de camellos, custodiada por pastores armados, nos
alerta hacia donde nos dirigimos.
A unos kilómetros de Isiolo la carretera cruza las Reservas Nacionales
de Samburu, Buffalo Springs y Shaba. En su puerta pasamos la noche para acceder
al amanecer.
Elegimos este parque que es menos visitado al estar alejado de
las rutas turísticas, además nos dejaban acceder con el camión, sin tener que
llevar un guía y hasta pudimos negociar la entrada.
Estas reservas protegen 440 km2 de sabana semiárida, en torno
al rio Ewaso Nyiro.
Entre su fauna destaca la cebra de Grevy, es mayor que la
cebra de llanuras y se distingue de esta por sus rayas mas apretadas.
Otra de las especies que caracterizan este parque son los
gerenuk. Su nombre en swahili significa la gacela jirafa y se diferencia del
impala por su largo cuello.
Los cocodrilos habitan los ríos y lagos de África desde hace
150 millones de años y son lo más parecido a una reliquia del periodo jurasico.
Están más emparentados con los dinosaurios que con cualquier otro ser vivo.
Los orices del cabo viven en terrenos secos, tienen una altura
de 1,2 metros e impresionantes cuernos que se elevan rectos desde la cabeza con
el mismo ángulo que la testuz y el hocico. Pueden resistir sin agua casi como
un camello, obteniendo la que necesitan de las plantas que comen.
El principal elemento de este parque es el rio Ewaso Nyiro que
nace en el monte Kenia y fluye formando un arco a través de la meseta Laikipia.
Esta rodeado por un frondoso bosque rivereño salpicado de palmeras que ofrece
un agradable contraste con la aridez circundante.
Aquí se encuentra la jirafa reticulada que se caracteriza por
las manchas poligonales de color castaño con bordes blancos.
A lo largo del día recorrimos más de cien kilómetros por sus
sinuosas pistas.
Después de comer dirigiéndonos al borde del rio, tras una
cerrada curva entre los árboles, una manada de más de veinte elefantes nos
sorprende rodeando el camión.
Los teníamos tan cerca que temíamos que en alguno se pusiera
nervioso y arremetiera contra el camión. El elefante africano es el mayor
animal terrestre del planeta. Son muy sociales, las hembras y las crías se
agrupan en clanes matriarcales con fuertes lazos que mantienen de por vida.
Menos mal que iban hacia el rio a beber y a darse un baño.
Dentro de los grandes antílopes, el impala es el más conocido
y fácil de ver. Se agrupan en manadas de más de cien individuos.
Los monos son inteligentes, hiperactivos y divertidos. La
mayoría de las especies de este país pertenecen a la familia de los
cercopitecidos, conocidos como el mono de diadema de garganta blanca.
También pudimos observar al sitatunga, un antílope difícil de
ver ya que suelen ir en solitario o en parejas, próximos a las zonas de juncos
de las zonas pantanosas.
Otra importante fuente perenne de agua son los manantiales de
Buffalo Springs, que dan nombre a esta reserva.
Estas tres reservas Samburu, Buffalo y Shaba no son parques
cerrados y lo único que mantiene a los animales en este hábitat es la
proximidad al agua.
También de esta agua viven la etnia samburu, a los que vimos
pastorear en sus proximidades.
No conseguimos, a pesar de los muchos kilómetros que hicimos
por el parque, ver ningún felino. Al atardecer ya saliendo vimos a una pareja
de jóvenes chacales de lomo negro.
La vegetación escasea siguiendo nuestro camino hacia el norte. Como cada atardecer buscamos una pista que nos aleje de la carretera, ocultos entre la maleza, donde nos sentimos más seguros. Aunque esta vez, al acampar cerca del parque, no nos alejamos mucho del camión ya que vimos algunos antílopes y podría haber también alguno de los grandes depredadores.
Entramos de lleno en el territorio de los samburu. Son
pastores nómadas que se trasladan de un campamento temporal a otro en busca de
agua y pastos para el ganado.
El asfalto termina en el pueblo de Merille y comienza el gran
desierto del norte del Kenia, que ocupa más de la mitad del país.
Los samburu son parientes culturales de los massais con los
que comparten el idioma “maa” . Ambas
tribus emigraron juntas desde su emplazamiento original en Etiopia o Sudan,
pero se separaron cerca de la zona de Turkana en el siglo XVII.
Se asentaron en los límites de las tierras altas centrales y
desiertos del norte.
Los hombres ofrecen un aspecto impresionante, sobre todo los
jóvenes con su tocado de guerreros.
Sus casas son sencillas construcciones, creando una estructura
de ramas entrelazadas que después cubren con materiales diversos.
Las mujeres muestran espectaculares y enormes collares.
Los días de mercado marcan el tiempo en África, son de vital
importancia pues en ellos, aparte de las transacciones de compra y venta, son
lugares de encuentro, de intercambio de noticias……días festivos.
Dejamos a los samburu continuando hacia los desiertos del norte. Pese a la aridez con la que se va transformando el paisaje, la naturaleza nos sigue sorprendiendo.
Mapas del recorrido
Filopensamientos y otras cosas………………..
Introducir cambios en los hábitos del africano en general es
muy difícil, aun a sabiendas que mejorarían su calidad de vida.
Siguen acudiendo a brujos y chamanes para curar sus
enfermedades, es casi imposible conseguir que mantengan y cuiden de cualquier
maquinaria o simplemente que limpien la suciedad que normalmente invade sus
pueblos o aldeas llenas de plásticos y basuras. Tres ejemplos entre cientos que
se podrían relatar, y todo ello, a pesar de la insistencia y el dinero empleado
por ONGs, ayudas humanitarias y cooperaciones internacionales.
Para nosotros es imposible entender a estos pueblos, que en su
mayoría viven en chozas de barro y paja, duermen y comen en el suelo por no
tener ni una silla, no tienen ni luz ni agua corriente, cocinan con carbón y
muchos de ellos no sacian su hambre al día, como se ha implantado tan
fácilmente creando la necesidad, aun en los sitios más recónditos, de tener un
teléfono móvil.
He leído de principio a fín esta entrega y confieso que es fascinante. Gracias por esta ventana de Africa que ofrecéis al mundo y que muchos no conocemos.
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