De nuevo a pocos kilómetros de la modernidad de altos
edificios y anchas avenidas, surge la cruda y dura vida rural.
Se nos hizo de noche cruzando el pueblo de Marandellas y allí
nos quedamos a dormir. Al día siguiente recorriéndolo encontramos en el parque el monumento al
tractor caído.
El terreno se vuelve sinuoso conforme ascendemos hacia las
montañas que configuran la frontera con Mozambique.
En Rusape nos desviamos hacia el Parque nacional de Nyanga.
La expansión británica en África meridional adopto la forma de
una empresa privada, que explotaba sobre todo minas de oro, cobre y diamantes,
propiedad del empresario millonario Cecil Rhodes.
La belleza de las montañas orientales de Zimbabue persuadió a
este empresario para establecer aquí su casa, hoy convertida en el Hotel
Rhodes.
Sus jardines dan a la presa de Nyanga, donde se encuentra la
entrada del parque.
Ya en el interior visitamos un antiguo asentamiento de los
primeros pobladores de estas montañas.
La característica de este lugar es la construcción de las
chozas y graneros alrededor de un gran foso al que se accedía por un túnel
angosto y sinuoso, donde por la noche encerraban al ganado para protegerlos del
los ataques de la fieras.
El parque es de una gran belleza, aunque es triste contemplar
algunas zonas arrasadas por recientes incendios.
Numerosos cursos de agua facilitan la vida a distintas especies animales que aquí
habitan.
Y aunque no hay ninguno de los grandes mamíferos conseguimos
ver ñus y distintos tipos de antílopes.
A pesar de lo huidizos que son en estas desprotegidas
montañas.
Por las pistas del parque ascendemos hasta la cota de 2000
metros.
Uno de los atractivos de este es la ascensión al monte
Nyangani.
Que con sus 2600 m. es la montaña más alta de Zimbabue, con
unas magnificas vistas del entorno, divisándose al este Mozambique.
Después de la dura ascensión al mítico Nyangani nos regalamos
unos días recorriendo estas montañas.
Estando acampados a 1800 m. de altura, al amanecer, unas
densas y blancas nubes cargadas de humedad envolvían de formas algodonosas los
bosques circundantes.
Bajo este manto de humedad y fresco, todo un regalo después de
tantos meses de calor, las excursiones por estas montañas eran especialmente
agradables.
Junto al lago Troutbeck estos días descubrimos lugares donde
la belleza emocionaba y el aire es libre, dulce y fresco.
África abruma por sus enormes distancias, muchas veces se
recorren cientos de kilómetros, quizás miles, donde el paisaje se repite
monótono en verdes bosques y ocres tierras. Aquí las flores pintan de colores
las montañas.
Esta comarca por su belleza paisajística y su fresca
climatología es el lugar elegido por algunos establecimientos hoteleros en cuya
oferta se incluye desde excursiones a caballo a campos de golf.
Aunque pertenecen al parque nacional Nyanga, las cascadas
Mtarazi se encuentran a unos 70 km. al sur por una mala y
complicada pista.
Es un salto de agua con más de 200 m. de caída sobre el
acantilado de piedra negra basáltica. La vista sobre la escarpadura es tan
aérea que aunque no se tenga vértigo sobrecoge acercarse al abismo.
Todavía no han comenzado las lluvias y los cauces de agua van
muy mermados, restándole espectacularidad a este imponente salto de agua. Dada
su magnitud hemos tenido que hacer tres fotografías.
Nos resistíamos a abandonar estas montañas pobladas de pinos y
riachuelos, donde el frio nos obligaba a taparnos con el edredón por la noche.
Y nos permitía unas agradables y frescas excursiones durante
el día.
De camino a la frontera pasamos por Mutare, ultima localidad
donde poder abastecernos y conectar a internet.
El último día en Zimbabue lo pasamos en las montañas Bvumba a
pocos kilómetros de esta población, donde tuvimos un feliz reencuentro con
nuestro amigo motero Tony Peeters. A este belga lo habíamos conocido en Camerún
y reencontrado unos meses después en Matadi, R.D.Congo.
Con estas vistas de las montañas y mucha pena dejamos
Zimbabue.
Mapas de
recorrido.
Filopensamientos y otras cosas
Los elefantes están en el punto de mira de un controvertido
tema de ámbito medioambiental.
El número de estos paquidermos ha aumentado considerablemente
en los últimos tiempos, debido principalmente al control de la caza furtiva y
al suministro de agua, bombeada del subsuelo a sus abrevaderos, que ha roto su
ciclo de migraciones en la estación seca. Esto ha dado lugar a un crecimiento
incontrolado y en estos momentos la población de elefantes en Zimbabue es de
70.000, cuando el equilibrio ecológico lo estimarían en unos 30.000.
Por esta circunstancia unos son defensores de la caza
controlada, aludiendo que desde la prehistoria siempre fueron cazados por el
hombre. Otros son totalmente contrarios a esta práctica defendiéndolos como uno
de los mamíferos más emblemáticos, especiales e inteligentes de la creación.
La naturaleza por si sola crea un equilibrio ecológico que
cuando el hombre, con su inteligencia se mete por en medio, es incapaz de
mantenerlo.
La foto del "tractor caído" es tremenda, con el paisano pasando y las jacarandas en flor (supongo que son jacarandas). ¡Qué bonitas las montañas del Este!
ResponderEliminarSeguid bien.