La primera noche la pasamos junto a los terrenos de cultivo de
una familia.
Poco después del amanecer toda la familia comienza con las
faenas del campo antes de que el sol apriete.
Me dejaron probar con el arado y no paraban de reír ya que no
conseguía que el surco fuera recto.
Siguiendo la carretera hacia Beira nos detuvimos en una misión católica.
Su función principal es
de orfanato, actualmente vivían unos cincuenta niños desde bebes hasta
adolescentes.
Las chicas mayores ayudan en una de las cocinas.
Roy y Trish Perkins es el matrimonio que lo dirige desde hace
28 años y aunque el gobierno les prometió ayuda no reciben nada de él. Este es
su email por si alguien quiere contactar con ellos royandtrish@yahoo.co.uk.
A pesar de todo lo que se dice de África, lo más peligroso
sigue siendo la carretera.
En Mozambique seguimos conduciendo por la izquierda, pero aquí
se habla portugués, que es muy fácil de entender y tienen un pan como Dios
manda.
La vida y el comercio en la calle sigue siendo el mismo
en toda África.
Ahora nos dirigimos al Parque Nacional de Gorongosa.
Este país es mucho más pobre de lo que pensábamos.
A 190 Km. de la frontera dejamos el asfalto para dirigirnos a
la entrada del parque.
Veinte kilómetros después de pasar la puerta llegamos donde se
encuentran las oficinas del parque, las casas de los guardas y alojamientos
para los visitantes.
Este parque está recuperando su vitalidad gracias a la ayuda
de la Fundación Carr americana.
P.N. Gorongosa es una mezcla de llanuras aluviales de color
verde jade, sabana, grupos de palmeras y bosques de acacias amarillas.
Como está en proceso de recuperación es difícil ver alguno de
los cinco grandes, aunque se ven fácilmente impalas, antílopes acuáticos,
antílopes sables, facóqueros……
Lo que más nos gusto fue encontrar en los alrededores del
parque un lugar donde acampar a la ribera del rio Gorongosa.
Nuestro próximo objetivo es llegar a las playas del Índico y
hacia allí nos dirigimos.
Después de 500 km. y dos días llegamos a la ciudad de
Quelimane, antiguo asentamiento comercial árabe a orillas del rio Bons Sinais.
En otra época fue uno de los principales puertos de Mozambique.
Unos 30 km. al noreste de esta ciudad y a través de las
plantaciones de cocoteros, llegamos a la playa de Zalala.
Estamos en los primeros días de noviembre y el calor empieza a
ser fuerte, así que estamos doblemente contentos por ver de nuevo la mar y
sentirnos aliviados con la brisa marina.
La playa es tan llana que cuando baja la marea el mar se
retira casi 400 metros.
Zalala es un pequeño pueblo de pescadores y su vida transcurre
alrededor de la playa.
Después de dos meses pudimos cambiar nuestra dieta.
Como ya vimos en las playas del Atlántico, una de
las formas más usuales de pesca es cercar el pescado con una red que se recoge
por los dos extremos desde la playa.
En Zalala asistimos a su festival anual, una fiesta
popular y multitudinaria en la playa.
A este niño le compramos unos cuantos collares, que era con lo
que se sufragaba el tratamiento de la elefantiasis en el hospital.
Desde que entramos en Mozambique no habíamos tenido
oportunidad de abastecernos de agua y unos kilómetros después de dejar la playa
encontramos el centro de tratamiento de agua de esta región. Con una pequeña
propina pudimos llenar el depósito.
Siguiendo la carretera en dirección norte, hacia la isla de
Mozambique, nos encontramos con muchos jovenes que venden carne de caza.
Mapas del recorrido
Filopensamientos y otras cosas…………..
En los tiempos actuales de crisis y pesimismo, viene bien el
optimismo masai que dice:
“ Donde hay un sueño hay un camino”.
Hola Amigos, FELIZ NAVIDAD, no se si la pasais en Mozambique o en Cartagena, pero donde esteis disfrutar de estas fiestas.
ResponderEliminarHabeis llegado al Indico, a la brisa marina y al pescado fresco.
Besos