Después de unos increíbles días de soledad y naturaleza en las
lagunas de Mojanda, regresamos a Otavalo para conocer la cascada de Peguche,
que se encuentra en la comunidad indígena de Faccha Llakta.
Es un pequeño parque recorrido por senderos que nos llevan a
través del bosque a las cascadas, a las piscinas incaicas y a las zonas de
acampada.
Cerca de las cascadas, en lo alto de la colina que domina el
lago San Pablo esta el Parque Cóndor.
Es una fundación para el cuidado y rescate de aves rapaces.
Se desarrollan actividades educativas y de adiestramiento.
Asistimos a una exhibición de aves amaestradas en el arte de la cetrería.
Nuestro principal interés en este parque, era ver de cerca a
la más emblemática ave de Sudamérica, el cóndor de los Andes.
Es el ave voladora más grande del mundo, con una envergadura
que puede sobrepasar los 3 metros, puede vivir hasta los 80 años y está en
peligro de extinción en Ecuador.
El Parque Cóndor se encuentra a 2.800 metros de altura y
descendiendo por las inclinadas pendientes hacia el lago de San Pablo, tuvimos
un peligroso accidente. El camión se deslizo por el barro, como si fuera una
pista de patinaje, y solo nos libro de caer al barranco el talud de la
carretera.
Después del susto nos fuimos a pasar la noche junto al
relajante lago de San Pablo, donde se reflejaba el cono volcánico del Imbabura.
Desde aquí bordeamos por el sur el volcán y subimos la ladera
este por una empinada pista empedrada.
Estas pistas de piedra es la mejor solución a las continuas
lluvias y al barro. Sin ellas no se podría acceder a la mayoría de las zonas
rurales.
A 3.400 metros de altitud termina la pista empedrada y allí
decidimos acampar.
Al día siguiente subimos a las lagunas de Cubilche. El primer
tramo discurre por los prados de las últimas tierras cultivadas.
Más arriba llegamos a un bosque de pinos, donde siguen con la tala
los agricultores para ampliar sus terrenos de cultivo.
Aunque nos habían hablado muy bien de las lagunas, nos
quedamos un poco decepcionados porque en realidad no son gran cosa.
Lo más interesante fueron las vistas de los valles
circundantes y la vida rural con las típicas casas de labranza.
Dejamos la montaña y nos dirigimos a Cayambe.
Teníamos necesidad de llenar el depósito de agua y preguntando
a la policía nos enviaron al parque de bomberos. Nos acogieron con gran
generosidad y no solamente nos dieron agua, sino una valiosa información de las
cosas importantes que ver en Ecuador.
Desde aquí giramos hacia el oeste para conocer las ruinas de
Cochasqui. Este yacimiento arqueológico consta de 15 pirámides truncadas
cubiertas de hierba.
Fueron construidas por los Caras antes de la conquista Inca. Su
principal característica es una rampa de acceso muy alargada.
Aunque es interesante, el conjunto no impresiona, se ha
escavado muy poco y solo debajo de un cobertizo podemos observar su estructura
de piedra escalonada.
Una manada de llamas y alpacas se encargan de cortar la hierba
y darle vida al lugar.
En la parte alta del yacimiento se encuentra en perfecto
estado, un tramo del antiguo camino Inca.
El recorrido termina en un pequeño museo donde se exhiben la
mayoría de los objetos encontrados en el yacimiento.
Cincuenta kilómetros después entramos en Quito y nos dirigimos
al taller Iveco para hacerle el mantenimiento y solucionar una pérdida en el
circuito de aire.
Quito se extiende 17 kilómetros, en un valle rodeado de
montañas a 2.850 metros de altura. La ciudad vieja, como aquí se le conoce, es
otra joya arquitectónica patrimonio de la humanidad.
Su centro colonial es de los más espectaculares de América
latina. Un buen punto de partida es la plaza de la Independencia o plaza
Grande, donde se encuentra el palacio de Gobierno y la catedral.
Deambular por la ciudad vieja y descubrirla en cada esquina o
rincón es un viaje al pasado colonial.
Salimos de Quito hacia el norte, dejando atrás la ciudad nueva.
Paramos en Rumicucho, un pequeño y poco interesante yacimiento
arqueológico precolombino.
A unos cinco kilómetros de aquí se encuentra la piedra
trapezoidal de 30 metros de altura, coronada por un globo terráqueo de bronce,
erigido en la misma línea del ecuador, llamado la mitad del mundo.
Siguiendo hacia el norte, nos asomamos al cráter del Pululahua,
de 400 metros de profundidad y cinco de diámetro, convertido en una reserva
geobotánica.
Aunque estamos en junio y la época de las lluvias ya tendría
que haber finalizado, sigue lloviendo todos los días.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas……………
Quito está enclavado en un valle a 2850 m. de altitud, rodeada
de altas montañas que le aseguran un clima primaveral todo el año.
La historia de la ciudad comienza con sus primeros pobladores
precolombinos, los quitus, de donde proviene su nombre. Mas tarde se unieron a
los caras, que venían de la costa y crearon un nuevo grupo conocido como los
shyris. Sobre el 1300 se unieron a los puruhas y a finales del siglo XV el
imperio inca domina la región.
Cuando los españoles llegaron a Ecuador en 1526, Quito era una
importante población inca al mando de Rumiñahui, un general de Atahualpa, que
prefirió arrasar la ciudad para que no cayese en manos de los nuevos
conquistadores.
Sobre sus ruinas se fundó la nueva ciudad el seis de diciembre
de 1534 por Sebastián de Benalcazar.
Muchos de aquellos edificios de la época colonial constituyen
el centro de la ciudad vieja, hoy Patrimonio de la Humanidad.
De entre todos ellos destacaríamos la iglesia de la Compañía
de Jesús. Una joya barroca, repleta de cuidados detalles. Cada centímetro de la
iglesia esta tallado y recubierto con finas laminas de oro, del que se
necesitaron 7 toneladas para cubrir sus techos, muros y altares. Para los
ecuatorianos esta es sin duda la iglesia más bonita del país.
Cierto. ¡Qué bonito es quito!¡Qué agradable viajar por Ecuador!
ResponderEliminar¡Y qué ganas tengo de estar en la carretera con la furgo!
Abrazos
Añado: ¡Vaya "sustito" lo del patinazo con el camión bajando al lago San Pablo!
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