Estamos a 20 de septiembre y nos ha caído una gran nevada, ha
llegado el invierno.
Nos alegra ver la transformación que sufre el paisaje y nos
permite conocer otra imagen de estas montañas.
Seguimos hacia el sur terminando el parque nacional Banff.
En Canmore nos informan de una pista que cruza el parque
provincial Bow Valley Wildland, donde es posible que podamos avistar algún oso,
ya que en todo el tiempo que hemos permanecido en las Rocosas no hemos visto
ninguno.
Aunque la pista solo recorre 70 km. del parque, tenemos la
sensación de estar perdidos en medio de la tundra. Todo a nuestro alrededor se
ha puesto blanco y la visibilidad se ha reducido considerablemente.
No podemos hacer ningún sendero y tenemos que conformarnos con
unas fotos de recuerdo.
Al día siguiente bajando hacia Calgary tenemos un sol radiante
y nos cruzamos con unas cabras de las rocosas.
Calgary, situada al sur de Las Rocosas, es el principal punto
de partida para visitar estos famosos parques.
Esta población de 1.200.000 habitantes es la típica ciudad
canadiense, de grandes avenidas y extensos barrios de casas unifamiliares. Solo
nos recuerda a nuestras ciudades la calle peatonal del centro.
En el aeropuerto de Calgary nos despedimos de Maria que
termina sus vacaciones.
Volvemos nuestros pasos por la N1, ahora dirección Vancouver.
La siguiente parada es el Parque Nacional de los Glaciares. En
su oficina nos informan de los lugares más interesantes.
Uno de ellos es una antigua via férrea, convertida ahora en
sendero.
Siguiendo nuestra ruta llegamos al Parque Nacional del Monte
Revelstoke, donde hay una interesante ruta entre cedros gigantes.
Una lectura a la entrada del parque, nos habla de la
antigüedad de estos árboles.
Unos kilómetros después llegamos al pueblo de Revelstoke donde
ascendemos por una empinada y sinuosa carretera hasta 1840 metros por el monte
del mismo nombre. Lo mejor las vistas.
De aquí nos dirigimos a Williams Lake, de donde sale la
carretera hacia la población de Bella Coola.
Esta zona ha sido duramente castigada por los incendios que se
han producido durante el verano. La carretera
permaneció cerrada durante semanas , el paisaje devastado es desolador.
La carretera discurre por un valle con numerosos lagos y zonas
de acampada para los pescadores.
Solo hay pequeñas granjas habitadas por indios de las primeras
naciones.
Por estos solitarios parajes, de nuevo encontramos fauna
salvaje.
La carretera ha ido ascendiendo hasta el paso de Heckman a 1.524
metros. A partir de aquí desciende bruscamente entre altos acantilados.
Acampamos en lo más alto del puerto y tuvimos la visita de un
descarado zorro rojo que se paseo ante nosotros.
Bella Coola es una pequeña población asentada al final de un
fiordo.
Este lugar es famoso por los avistamientos de osos que bajan
al rio Bella Coola a pescar salmones en la época de desove.
Pero estamos en los primeros días de octubre, al final de la
temporada y los osos parece que están saciados y no se dejan ver.
Y aunque no se ven, hay muchos carteles en los caminos
avisando de su presencia.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas…………………
La bajada hasta Bella Coola no es muy interesante, ya que
discurre por un altiplano de escasa belleza y el recorrido desde que
abandonamos la N1 que lleva a Vancouver es de unos 700 km.
Solo merece la pena
venir hasta aquí si se tiene la certeza de llegar en plena temporada del
salmón para ver los osos pescando en el rio.
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