Después de la visita a Batdambang tomamos rumbo sur, hacia la
costa del Mar de China. El centro del país es una inmensa llanura, con poco
interés turístico.
A unos 400 km, muy cerca de la costa, entramos en la ciudad de
Kampot.
Recibe su nombre del rio que la cruza.
Los transportes públicos son sorprendentes, como podemos ver
en estas furgonetas que van cargadas a tope entre bultos y personas.
También son habituales los enormes remolques tirados por motos.
Son como pequeños autobuses y cuesta creer como una moto puede con todo.
La costa sur de Camboya esta dominada en su mayoría por los
manglares. Sus playas no están muy limpias ya que a ellas van a parar todo tipo de desechos y eso hace que no
sean muy apetecibles para el baño.
Los barcos de pesca aprovechan las desembocaduras de los
numerosos ríos como puertos naturales.
Uno de los lugares más visitado del sur es el parque nacional
de Bokor. Fue un centro de veraneo francés, abandonado en la década de 1920,
situado en las montañas Bokor que se elevan por encima de los 1000 m.,
ofreciendo unas esplendidas vistas hacia el golfo de Tailandia.
La cumbre de estas montañas es una gran meseta donde se puede
caminar entre la brumosa niebla que, casi siempre, cubre sus alturas. Así
descubrimos las ruinas de una antigua iglesia católica que resistió los años de
guerra y ocupación por los jemeres rojos.
En un lugar prominente, en lo alto de un acantilado,
encontramos un antiguo templo budista, cubierto de líquenes de color naranja
encendido, que dan al conjunto un aire etéreo.
Dentro del parque, a cinco km. al noroeste, están las
cataratas de Popokvil.
Coincidimos con unos recién casados que habían elegido este
lugar para su reportaje de boda.
Después de unos días con una agradable temperatura en las
montañas, bajamos buscando la cercana playa de Kep para darnos un baño.
Esta población es conocida en toda Camboya por la venta de
pescado.
Pero sobre todo es famosa por el mercado del cangrejo. Los
mantienen vivos en el agua, metidos en nasas. El trasiego de las vendedoras es
constante sacando cangrejos para su venta.
Estas playas fueron un centro vacacional de la alta sociedad
en la indochina francesa de principios del siglo XX. De ese pasado todavía se
conservan algunas construcciones.
Las vacaciones de la familia se acaban y tenemos que regresar
a Phnom Penh, pues hemos dejado para el final la visita a la capital.
El palacio real está construido en estilo jemer clásico y es
la residencia oficial del rey Sihamoni. Con sus inclinados tejados dorados, es
uno de los monumentos más destacados.
La Pagoda de plata se encuentra en el complejo real con unos
bonitos jardines tropicales, cerca de la ribera del Mekong.
Está rodeada por estupas que albergan las cenizas de
antepasados reyes.
En un restaurante en la orilla del Mekong nos despedimos con
una buena cena.
Dejamos la capital dirigiéndonos hacia la frontera con
Tailandia en la costa oeste.
Unos 20 km. antes de Koh Kong, última ciudad de Camboya, se
encuentran las cataratas Tatai.
Aprovechando las aguas limpias y cristalinas del rio del mismo
nombre, nos detenemos unos días para hacer un poco de colada y darnos unos
refrescantes baños.
Una exuberante selva bordea este tramo del rio con potentes
rápidos en la estación de lluvias.
La construcción de este puente que une la ciudad de Koh Kong
con la frontera tailandesa, ha contribuido a la entrada de turistas del país
vecino y al resurgimiento de este rincón de Camboya.
El día 22 de octubre entrabamos de nuevo en Tailandia, por una
bulliciosa frontera.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas……………..
El budismo theravada define la mayoría de las prácticas
culturales en Camboya. Se considera que hacerse monje tiene muchos beneficios.
Muchos hombres son monjes un corto periodo de sus vidas,
habitualmente entre tres meses y tres años, y viven bajo estrictas normas.
A las mujeres se les permite ingresar en la vida monástica,
aunque suelen hacerlo pasada la mediana edad, a menudo después de la muerte de
sus maridos.
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