La primera vista que tenemos de este país es el impresionante
Mekong que cruzamos nada más pasar la frontera entre Tailandia y Laos. El
puente de la amistad con más de un kilometro une estos dos países.
A solo 20 km. de la frontera se encuentra Vientián, la capital
del país. Situada en una ancha curva del rio Mekong, es la capital más pequeña
de toda Asia con solo 300.000 habitantes.
Estamos en los primeros días del verano y nuestra intención es
dejar el camión aquí para volar a España, ya que en Tailandia solo nos permiten
un mes. Una empresa de transportes junto
al rio nos parece un lugar seguro para dejarlo.
(N 17º 55’ 43.0’’ E 102º 36’ 57.5’’)
El siete de septiembre reanudamos nuestro periplo por Asia.
Mientras que poníamos a punto el camión hicimos un poco de turismo por la
ciudad.
El Patuxai o puerta de la victoria es el monumento más
representativo de la capital.
Dejamos Vientián saliendo hacia el norte y a unos 30 km.
llegamos a Rivertime Ecolodge, un pequeño establecimiento regentado por una
familia mitad laosiana mitad americana. (N 18º 09’ 46.9’’ E 102º 44’ 13.4’’)
Un bonito y tranquilo lugar a orillas del rio Nam Ngum con un
ingenioso restaurante flotante con piscina.
Fuimos muy bien acogidos por Sam y su familia. Les parecía muy
interesante nuestra forma de viajar y junto con sus empleados quisieron hacerse
una foto como despedida.
De aquí enlazamos con la nacional 3 dirigiéndonos hacia el
norte. De nuevo buscábamos la protección de las montañas para eludir el
sofocante calor.
A la entrada del pueblo de Vang Vieng nos desviamos hacia la
cueva Than Chang. Se accede cruzando por un puente colgante sobre el rio Nam
Song. (N 18º 54’ 43.4’’ E 102º 26’ 37.4’’)
El interior de la cueva está parcialmente iluminado. Las luces
y las sombras de esta enorme cavidad le dan un aspecto fantasmagórico a las
estalactitas y estalagmitas, produciéndonos un cierto estremecimiento conforme
nos adentramos por sus galerías.
Como ya es habitual en estas cuevas, algunas oquedades o las
figuras que la naturaleza ha creado a lo largo del tiempo, son utilizadas como
altares animistas y budistas.
Recorriéndola accedemos más arriba a una segunda entrada, que
ofrece una fantástica vista del valle.
El norte de Laos ofrece un espectacular paisaje montañoso,
remotos asentamientos ribereños y un amplio mosaico de culturas.
Vang Vieng situada a orillas del Nam Song está rodeada de
majestuosos afloramientos cársticos, un bello entorno natural que ha atraído a
numerosos viajeros que aquí pueden practicar escalada, rafting, senderismo…..
Para nosotros acampar junto a un rio y despertar con el
murmullo de las rápidas aguas es un autentico placer que compensa otros
momentos de tensión y problemas.
Por la zona, entre campos de arroz, montañas y pequeños
poblados recorremos algunas de sus cuevas.
Después de una larga caminata, nos saben a gloria los noodles
con vegetales y pollo que nos preparan en un pequeño y autentico restaurante
junto al rio.
Nos da pena abandonar estos campamentos junto al rio, pero
queremos seguir avanzando hacia el norte.
Vamos ganando altitud que se traduce en un tiempo más
templado, incluso las noches son algo frescas.
El paisaje algunas veces es sobrecogedor, montañas verticales
de caliza donde las nubes se deshacen en jirones y a sus pies corren caudalosos
ríos de aguas marrones del arrastre de las últimas lluvias.
Atrás vamos dejando pequeños poblados que buscan en la
carretera el escaso comercio diario que esta les proporciona.
El laosiano es un pueblo tranquilo y apacible que vive dejando
pasar el tiempo. Hay un dicho en el sureste asiático que dice: “los camboyanos
plantan el arroz, los vietnamitas lo recolectan y los laosianos lo oyen
crecer”.
A medio día, cuando el sol aprieta, hasta los búfalos buscan
donde refrescarse.
A unos 340 km de la capital actual Vientián se encuentra la
antigua capital real, Luang Prabang donde se puede apreciar la mejor
arquitectura religiosa laosiana.
En 1553 Fa Ngum, un príncipe laosiano que se había exiliado de
la capital jemer Angkor, regresó a su tierra y estableció aquí el primer reino
laosiano al que llamo Lan Xang Hom Khao, que significa el reino del millón de
elefantes y el parasol blanco.
Sus principales y más antiguos monumentos se sitúan en una
compacta península en la confluencia del Mekong y unos de sus afluentes el Nam
Khan.
En el año 1995 la ciudad fue declarada patrimonio de la
humanidad por la Unesco, y actualmente es la indiscutible capital cultural de
Laos. Aunque es visitada por numerosos turistas no ha perdido su identidad y
los lugareños siguen viviendo con sus tradicionales costumbres.
En el centro de la antigua ciudad, una escalinata de 328
peldaños nos lleva a la cima del Phou Si, que significa monte Sagrado. Esta
coronada por una sencilla estupa budista y ofrece bellas vistas sobre la
ciudad.
Entre las etupas y las imágenes de Buda todavía quedan restos
de la última guerra.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas…………….
Cuando llegamos a Vientan en junio, procedentes de Tailandia,
hacia un calor casi insoportable. Deambulábamos medio zombis por la capital
buscando un lugar donde dejar el camión para viajar a España, cuando dos
individuos en moto le arrebataron la mochila a Ana casi sin darnos cuenta.
Lo que no nos había pasado en tantos años de deambular por el
mundo, en un minuto sucedió y además habiendo incumplido por relajación, todas
las normas no escritas de un buen viajero.
En la mochila iban los pasaportes, dinero, teléfono, tarjetas
de crédito…..pues acabábamos de pasar la
frontera.
Como en Laos no hay embajada española, además de reunir los
documentos de policía e inmigración del propio país, necesitábamos un “ laisser
passer” para cruzar la frontera e ir a Tailandia donde está nuestra embajada más
cercana. Este permiso nos lo proporciono la embajada alemana y en el sellaron
tanto inmigración de Laos como de Tailandia para poder salir.
Casi 700 km. nos separan de Bangkok y entrar con el camión a
esta mega ciudad donde a diario circulan varios millones de vehículos por unos laberintos
de carreteras, donde se circula a varios niveles, con túneles y demás
vericuetos, fue para nosotros una forzada y complicada aventura.
Nuestro trozo de España se sitúa en un alto piso de un
rascacielos del centro y cuando llegamos allí con la esperanza de ser bien
recibidos, la funcionaria de turno detrás de una pequeña ventanilla de
seguridad que casi hace que no podamos comunicarnos, nos recibe con cara de
pocos amigos y pocas soluciones. El nuevo pasaporte tardaría de tres a cuatro
semanas. Allí mismo le escribimos una carta al cónsul para que nos recibiera y
este accedió a hablar con Evaristo dejando a Ana en la puerta.
Al final resulto ser una persona comprensiva y resolutiva y en
vez de pedir un nuevo pasaporte, extendió uno provisional que nos dio ese mismo
día.
Dos semanas nos costó resolver nuestro descuido.
Hola,
ResponderEliminarSigo su blog desde que, googleando Turkmenistán, llegué a su aventura por dicho país. Desde ahí leo cada una de sus entradas, muy interesantes, llena de detalles simpáticos. La verdad que muy bueno su blog.
Y sobre el hurto, una pena realmente. Las cosas por algo bueno suceden.
Les deseo lo mejor, y eso si, siempre es un placer leer sus post.
Saludos.
Lo del robo es una desgracia, pero lo de la embajada no tiene nombre. Uno acude a pedir ayuda y lo que recibe son excusas y pegas. Más vale no tener que necesitar el auxilio (los servicios) de las embajadas españolas porque, salvo honrosas excepciones, poco o nada vas a recibir de ellas.
ResponderEliminar¡Buen viaje!