En la frontera había un gran trasiego de indios andando y
cargados con todo tipo de bultos que entraban en Nepal con motivo de una fiesta
hindú.
Entramos en Nepal sin darnos cuenta y sin hacer ningún trámite
hasta llegar al pueblo de Mahendranagar a 6 km. de la frontera, donde nos dieron
el visado para un mes.
La Mahendra Highway es la principal arteria de comunicación de
Nepal, discurre por las llanuras del Terai, que es una estrecha franja de
terreno que se extiende de oeste a este, entre la frontera India y el Himalaya.
En estas llanuras vive más de la mitad de la población de
Nepal, una colorista mezcla de culturas como se refleja en los poblados tharu,
de cabañas de barro y paja.
El Terai occidental, por el que ahora transitamos es una de
las zonas menos desarrolladas del país. Los carros tirados por bueyes son su
habitual medio de transporte.
El búfalo es esencial para el desarrollo de sus actividades
agrícolas. Es habitual verlos bañándose en ríos y charcas.
A unos 150 km. de la frontera se encuentra el Parque Nacional
de Bardia. Dejamos el asfalto y tras 12 km. de pista llegamos a su entrada.
Los puentes de madera nos recuerdan a los africanos y nos
hacen dudar muy a menudo de su resistencia, la cual solo es verificable una vez
que has pasado.
Es la reserva de fauna y flora más grande del Terai.
Sufrió mucho durante la insurgencia maoísta ( 1996-2006). El
turismo desapareció, los refugios quedaron abandonados y la fauna fue diezmada
por los furtivos debido a la falta de protección.
Una manera diferente y emocionante de ver la fauna de este
parque es adentrarse a pie acompañado por un guía.
Además de una sana población de elefantes y rinocerontes
indios, y más de 30 especies de mamíferos, este parque contiene un gran número
de tigres, lo cual supone un riesgo que hay que sopesar.
Aunque adentrarse en estos territorios a pie es más
emocionante, tiene como contrapartida
que es más difícil acercarse a los animales pues son más huidizos que
cuando vas en coche.
No tuvimos la suerte de ver ningún tigre, nos conformamos con
sus huellas. Los cocodrilos que sesteaban en la ribera del rio fueron más
fáciles de ver.
En nuestro recorrido por el parque tuvimos que cruzar varias
veces el rio Ghaghara, pero este desvencijado y tembloroso puente nos puso a
pensar porque los cocodrilos andaban cerca.
Dentro de las instalaciones hay un criadero de tortugas y cocodrilos.
Y en un cercado próximo vive Shivaram, un rinoceronte que fue herido
cuando solo era una cría, perdio un ojo y vagaba libremente por los alrededores
del parque hasta que mato a un hombre. Después de 25 años dependiendo de sus
cuidadores ya no podría vivir en libertad.
Cerca de la entrada del parque, junto al rio, nos instalamos y
pasamos unos apacibles y tranquilos días, visitando las aldeas y conviviendo
con los lugareños. ( N 28º 26’ 42.3’’ E 81º 14’ 21.4’’)
El rio les proporciona pescado fresco y variado. Estas mujeres
con sus tupidas redes, pescan diminutos pececillos, muy parecidos a nuestros
chirretes.
En el ámbito rural y pobre, en la mayor parte del mundo el
trabajo recae sobre todo en las mujeres, que además de criar y llevar la casa,
pastorean, siegan, pescan, recogen madera para sus cocinas, acarrean agua.….
Los elefantes son domesticados para utilizarlos en distintos
trabajos. Algunos resort los tienen para pasear a sus clientes.
Dejamos el parque de Bardia y seguimos dirección este.
A ambos lados de la carretera se extienden los campos de
cultivo. Las costumbres y trabajos rurales parecen detenidos en el tiempo,
condicionados por la pobreza de este país.
Estamos a primeros de marzo y el calor empieza a apretar en
estas llanuras. El rio es un placer cercano, un lugar de encuentro, la gente
acude a bañarse, a recoger agua, a lavar la ropa, a dar agua a los animales……
En Nepal es fácil encontrar sitios solitarios donde acampar,
pero los nepalís son bastante curiosos y nuestro camión les llama mucho la
atención.
A unos 300 km. del parque llegamos a Lumbini, el más
importante centro espiritual y de peregrinaje de este país y Patrimonio Mundial
de la Unesco.
Hacia el año 563 a.C. esta ciudad vio nacer a uno de los
personajes más reverenciados del mundo, Siddhartha Gautama, más conocido como
Buda.
El templo de Maya Devi (madre de Buda) marca el lugar donde
nació. En el estanque sagrado se cree que se baño su madre antes de dar a luz.
Alrededor de el se levanta un gran parque de 4 por 2,5 km2
diseñado por el arquitecto japonés Kenzo Tange en 1978. Comprende lagos y
numerosos monasterios construidos por comunidades budistas de todo el mundo.
Dos días, con un sol de justicia, nos llevo recorrer los
distintos monasterios.
Cada uno de ellos refleja la interpretación particular del
budismo de su propio país y todos juntos configuran un mapa fascinante de la
filosofía budista mundial.
Tras muchos años de trabajo, los arqueólogos están bastantes
seguros de que el histórico Buda nació aquí, como así lo atestigua una columna
de arenisca de seis metros, grabada para conmemorar la peregrinación del
emperador Ashoka en el año 249 a.C.
Al caer la tarde, los rayos oblicuos del sol iluminan las
túnicas azafranadas de los monjes y peregrinos, realzando la espiritualidad del
lugar.
En el jardín sagrado, bajo un gran árbol de Bo, donde cuelgan
infinidad de banderas de oración, se congregan los peregrinos vestidos de
blanco.
Junto a este templo se encuentra la llama eterna y al otro
lado del estanque de casi dos kilómetros, se alza la Pagoda de la Paz Mundial,
construida por budistas japoneses.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas……….
En términos estrictos, el budismo no es una religión, ya que
no se basa en ningún dios, sino en un sistema filosófico y en un código moral.
Se funda hacia el siglo VI a.C. cuando el príncipe Siddhartha
Gautama alcanzo la iluminación.
Buda renuncio a la vida material en busca de la iluminación,
pero a diferencia de otros místicos, observo que pasar hambre y penalidades no
llevaba a revelación alguna. Así desarrollo su tesis del camino medio (moderación
en todas las cosas) y proclamo que toda existencia es sufrimiento y que tal
sufrimiento procede del deseo y de la ilusión de que dicho deseo es importante.
A través del camino óctuple, el deseo se puede aplacar y
alcanzar así el nirvana, que libera de todas las ilusiones vanas.
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