Dejamos atrás el lago Orog y con rumbo sur llegamos al pequeño
poblado de Bayangiin . Siguiendo viejas y difusas pistas nos adentramos al
desierto del Gobi, pero esto se convirtió en una encerrona pues las dunas vivas habían cortado
la pista.
Fueron horas de mucha tensión avanzando entre dunas con el
miedo de quedarnos atrapados en la arena en medio de la nada más absoluta. Hay
que pensar que en ninguno de los pueblos de alrededor existen medios para mover
las 11 toneladas que pesa el camión.
En más de una ocasión tuvimos que desandar decenas de
kilómetros buscando una salida racional al encuentro de una pista más segura.
Llegamos a Servrei una pequeña aldea en el corazón del Parque
Nacional Gurvan Saikhan. En el horizonte destacan las enormes dunas de
Khongoryn Els.
La enorme extensión de este país y las pistas en tan mal
estado nos hace modificar la ruta y tomar rumbo norte. Nos quedan más de dos
mil kilómetros de recorrido y llevamos gastados muchos días, además no sabemos
las dificultades que todavía nos quedan por pasar.
Además del GPS, los dos planos que llevamos de Mongolia y las
guías, se hace imprescindible preguntar a los pocos lugareños la mejor ruta.
De nuevo la pista nos juega una mala pasada, unas montañas nos
cierran el paso, obligándonos a pasar por unos barrancos en el lecho del rio, donde
el camino se estrecha tanto que a veces es difícil la maniobra.
El estrecho barranco, poco a poco, se va abriendo, las
montañas se van suavizando y después de unas horas sin saber muy bien donde nos
llevaría se abre ante nosotros una inmensa llanura con una buena pista.
Cerca de Bayanzag se encuentran los “ Flaming Cliffs” unos
barrancos de arena roja donde se han encontrado el mayor deposito del mundo de
huesos y huevos de dinosaurio.
Ahora el Desierto del Gobi se suaviza en una enorme llanura,
donde el horizonte se vuelve plano hasta donde alcanza la vista.
En la soledad de este inmenso desierto nos sorprende esta
manada de camellos.
Los camellos bactrianos mongoles de dos jorobas, se les conoce
como los barcos del desierto.
Es una criatura versátil y de bajo mantenimiento, puede pasar
una semana sin agua y un mes sin comida, puede cargar hasta 250 kg. y proveer
de lana, carne y unos 600 litros de leche al año.
A unos 150 km. al norte de Bayanzag visitamos las pocas ruinas
que quedan del monasterio Ongiyn a ambas orillas del rio del mismo nombre. Llego
a albergar hasta 1000 monjes antes de ser enteramente destruido por los rusos
en 1937.
En el recinto del monasterio hay una fuente a la que se le
atribuyen cualidades curativas. Aquí acuden los locales a bañarse en el rio y
hay un hotel donde las habitaciones son yurtas.
En verano se organiza un festival de música y tuvimos la
suerte de coincidir con él. Nos encanto su música, su puesta en escena, su
vestuario, coreografía…..
Nos parece muy curioso verlos con sus mejores galas luciendo
sus condecoraciones.
En el verano, después del largo y crudo invierno donde todo
está helado, la tierra se cubre de hierba.
El cruce de ríos es muy frecuente, algunos vadeos son
complicados para nosotros al desconocer cómo estará el lecho del rio. En ocasiones
esperamos a que pase algún lugareño que nos indique el camino.
Muy de tarde en tarde cruzamos pequeñas aldeas. Todos sus
vecinos viven muy agrupados, con sus casas rodeadas de vallas de madera en cuyo
interior en la época estival montan sus yurtas. En sus pequeñas tiendas es
difícil encontrar verdura o fruta, salvo patatas y cebollas.
Uno de los grandes atractivos de Mongolia es la belleza de sus
paisajes, las montañas que verdean ondulantes hasta desaparecer en el horizonte
se van sucediendo sin fin.
En este vasto paisaje, de vez en cuando, encontramos a los
nómadas en sus tradicionales yurtas, aquí llamadas ger.
Algunas noches acampamos en sus proximidades y podemos
participar de su vida cotidiana. Esta familia vive de su rebaño de yaks y a primera hora de la mañana hay que ordeñar.
El ger es la vivienda
tradicional mongola. Una tienda circular de aproximadamente 20 m2, cubierta de
fieltro, sobre una armadura de madera plegable. El techo se sostiene por 81
barras de madera, un número basado en la cosmología mongola.
El ger es también una representación en miniatura del
universo, el orificio del centro del techo simboliza el cielo y justamente
debajo se encuentra el fuego del hogar. Los dos postes de madera que unen el
fuego con el cielo son los elementos más sagrados del ger, no se puede pasar
entre ellos ni tampoco, pasar ningún objeto.
La distribución interior corresponde a una estricta tradición.
La puerta está orientada al sur, el norte es el lugar sagrado donde se
encuentran los restos de los ancestros, la foto del Dalai Lama y los objetos
más preciados de la familia. El oeste está reservado a los hombres y a los
invitados y el este es el espacio de las mujeres y de la vida domestica.
Pocos son los monasterios que quedaron en pie después de la
era soviética, cerca de Arvaykher visitamos uno donde se mantiene una pequeña
comunidad de monjes.
Continuando hacia el norte y a unos 130 km de Arvaykher
llegamos a Karakorum, la que fue capital del imperio mongol en el siglo XIII.
De la ciudad prácticamente no queda nada, se sabe que era un
cuadrado de 4000 m. de lado y que sus vértices estaban marcados por cuatro
tortugas de piedra de las que se han encontrado tres y solo una se encuentra
allí.
En el año 1206 Temuyin fue coronado aquí como rey de los
mongoles, después de unificar todo el imperio, con el nombre de Gengis Kan.
Junto a los restos de la ciudad se alza el monasterio Erdene
Züü, posiblemente el más visitado de Mongolia. Fue construido en 1586. Su base
es un cuadrado de 400 m. de lado donde se alzan 108 estupas.
Más de 62 grandes templos se elevaban en su interior.
En un pequeño museo se exhiben trajes y objetos ceremoniales.
Una rica policromía destaca en el interior de los templos.
Filopensamientos y otras cosas……
¡Soñar con lo que no conoces y tan solo imaginas……¡ ¿ es eso
lo que nos empuja a viajar?
¿Es el impulso que movió a Don Quijote a echarse mundo
adelante en “desprecio de la hacienda pero no de la honra”?
Volvían a mi memoria sus palabras tantas veces repetidas.
“Por ventura es asunto vano o es tiempo mal gastado el que se
gasta en andar por el mundo, no buscando los regalos de él, sino las asperezas
por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad.”
El rio de la luz, Javier Reverte.
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