Después de cruzar Turkmenistán de sur a norte,
entramos en Uzbekistán por Nukus, al oeste del país. Este paso de frontera fue
bastante sorprendente, el más caro de de todos 400 $, pero al mismo tiempo las autoridades
las más amables de todas. Como no llevábamos dólares suficientes y no admitían
euros, ellos mismos nos llevaron al mercado negro de la ciudad para hacer el
cambio.
Nada más dejar la aduana, lo primero que vimos del
país, fue este inmenso cementerio, poblado de pequeños mausoleos.
A unos 27 km de Nukus, una colina cónica,
terminada en una fortificación nos llamo la atención y tomamos una pista que
nos conducía a ella. (N 42º 19’ 54.3’’ E 59º 56’ 23.1’’)
Este lugar se denomina Chilpyk y es una antigua torre
del silencio zoroastriana, donde los adoradores persas del fuego dejaban los
cadáveres de sus gentes para que fueran devorados por las aves carroñeras y así
no contaminaran ni el agua ni la tierra.
Este simpático grupo de uzbecos nos llamo la
atención sobre todo por sus rasgos, entre mongoles y chinos, y sus llamativas
fundas de oro, un signo de distinción en toda Asia Central.
Desde la fortaleza divisamos la vega del Amu Darya,
que nace en la cordillera del Pamir y que antes desembocaba en el Mar de Aral y
ahora es tragado por las arenas del desierto.
La soledad de este enclave en medio del desierto,
el significado de su pasado, lo convirtió en un buen lugar para pasar la primera
noche en Uzbekistán.
Muy cerca se encuentran los fuertes de Toprak Qala
y Kyzil Qala, pertenecientes a los siglos III y IV. (N 41º 55’ 29.2’’ E 60º 46’
57.2’’) (N 41º 55’ 39.1’’ E 60º 49’ 18.9’’)
Muy poco es lo que queda en pie de estas fortalezas
ya que su construcción era casi toda en barro y el paso de los siglos lo ha ido
desintegrando, dejando solo parte de los muros. El último y más visitado es el
Ayaz Qala, del siglo VI, situado a unos 23 km. al norte de la ciudad de Bustan.
(N 42º 00’ 48.9’’ E 61º 01’ 45.3’’)
Llegamos a Jiva un domingo por la tarde de
primeros de junio, cuando ya apretaba el calor en Asia Central. Las calles del
pueblo estaban abarrotadas de familias paseando por parques y jardines. En un
estanque de aguas marrones unos patines eran la gran atracción.
También estaba muy solicitado el hacerse una foto
en alguno de los diversos escenarios montados al efecto.
Aunque conocíamos la importancia de esta turística
ciudad, nos sorprendió enormemente las proporciones de las murallas de su
ciudadela.
La leyenda atribuye la fundación de la ciudad a
Sem, hijo de Noé, aunque nada queda escrito de ella hasta el siglo X. Desde entonces
hasta el siglo XIV fue un hito muy importante en la ruta de la seda.
Un gran mapa en la muralla nos muestra la
principal ruta de la seda, que desde Granada llegaba hasta China.
Jiva también tuvo su leyenda negra, el gran
mercado de esclavos que se mantendría hasta el siglo XIX, y en el que a los
cautivos se les trataba con gran crueldad.
La ciudadela Ichon-Qala es como un gran museo al
aire libre, con más de cincuenta madrazas, mezquitas, mausoleos y palacios.
Pero quizás, lo que más llama la atención es su especial arquitectura, tan
alejada de cuánto hemos visto hasta ahora.
Sus esbeltos minaretes, ribeteados de azulejos,
sobresalen como faros en un mar de ladrillos. Desde ellos se obtiene una
completa panorámica de la ciudad.
La mezquita del Viernes merece una especial
mención por su gran tamaño. Su techumbre esta soportada por 218 columnas de
madera tallada.
El palacio Tosh-Hovli es uno de los más valiosos y
con una decoración más impresionante, de todos los edificios históricos de Jiva.
Fue construido en 1841 y destaca por sus adornos de azulejos y piedra y madera
tallada.
Desde Sudan no nos habíamos encontrado con otros
españoles y fue muy grato compartir el día con estos tres nuevos amigos, con
los que pudimos ponernos al día de los últimos acontecimientos en España.
Nuestra ruta continúa hacia el sureste, e igual
que pasa en Turkmenistán, las carreteras están en muy mal estado de
conservación.
Gran parte del territorio de este país está
constituido por el desierto de Kyzyl Kum, que se extiende por las grandes
llanuras del centro y del norte. En los alrededores de Bujara los canales de
agua del Amu Darya fertilizan sus vegas.
Bujara es otro de los obligados destinos
turísticos ya que fue el centro espiritual más importante de Asia Central, así
como su principal centro cultural. Cuando visitamos el centro, los jóvenes
ensayaban una coreografía.
Fue uno de los grandes centros de la civilización
persa desde el siglo VI a.C. Alejandro Magno la tomo con sus macedonios.
Después fueron los árabes. Fue la capital del imperio samanida en el siglo X
cuando florecieron filósofos y poetas.
Más de 150 edificios están protegidos por su valor
artístico o histórico. Su centro antiguo está repleto de madrazas, mezquitas y
una fortaleza. De los bazares cubiertos y legendarios de Bujara, laberintos de
callejuelas coronadas por cúpulas, solo quedan las entradas y algunos restos.
En el barrio viejo se alza el minarete Kalon del
1.127. En su día fue el más alto de la región con sus 47 metros. Se dice que su
grandeza impresiono al mismísimo Gengis Jan, quien por una vez perdono al
monumento de sus destrucción.
A ambos lados de la torre se encuentran la
mezquita del mismo nombre y la hermosa madraza Mir-i-Arab de la que destacan
sus cúpulas azuladas.
En la plaza Registan se encuentra la fortaleza
denominada El Arca, es el edificio habitado más antiguo de Bujara, data del
siglo V aunque fue destruido parcialmente por el ejército rojo en 1920.
En el siglo XIX existían unas 200 piscinas de
piedra, donde la gente se reunía para bañarse, charlar y beber. Pero las aguas
no se renovaban y Bujara era conocida por sus plagas. En la actualidad solo
quedan unas pocas, como la que se encuentra frente a la mezquita Bolo-Hauz.
En ella destaca su pórtico de columnas.
Durante la dominación soviética, las mezquitas
fueron cerradas o reutilizadas como en este caso, convertida en cine. En la
foto se aprecian las ventanas por donde se proyectaban las películas. Hoy es
una tienda de recuerdos.
A la salida de Bujara, los campos de cereales se
extienden a ambos lados de la carretera, el calor tórrido del verano
continental se deja sentir con fuerza.
Menos mal que en Irán habíamos llenado a tope de
gasoil, ya que en este país la mayoría de los vehículos funcionan con gas. El
gasoil es de muy mala calidad y muy difícil de encontrar.
Hasta los camiones más viejos llevan grandes
botellas en el chasis.
Mapas del recorrido.
Filopensamiento y otras cosas…………………….
Uzbekistán es el país que alberga las ciudades más
míticas de la legendaria Ruta de la Seda.
Jiva, Bujara y Samarcanda despiertan la
imaginación de románticos viajeros, unos enclaves habitados desde hace
milenios, con una rica historia, un innegable exotismo y una arquitectura de
ensueño.
Sus monumentos están considerados entre los
mayores exponentes de la arquitectura islámica antigua.
El uso de los azulejos de colores se desarrollo
entre los siglos XII y XIV, justo antes del imperio Timurida que implantaría en
el centro de Uzbekistán los cánones de los monumentos más famosos.
Durante los siglos XIV y XV vivió su máximo
esplendor. Tamerlan reunió en estas ciudades los mejores arquitectos, artesanos
y artistas. Y de sus correrías y guerras a miles de esclavos que llevarían a
cabo estas maravillas de imaginación, colorido y exotismo.
Pues nada, se ha hecho esperar la entrada de Uzbekistan. Que os siga acompañando la "suerte" del principante,
ResponderEliminarPasamos un día muy agradable en Khiva, buena conversación y comida,
A ver si os pasais por casa en vuestra vuelta para hibernar. Suerte. JC
Los escuche hace poco en R.Euzkadi y ya he leido alguno de sus relatos y me encanta como lo hacen.
ResponderEliminarMucha suerte en esta gran aventura.
Aquí estamos, vuestros fieles seguidores.
ResponderEliminar¡Que no falten esos estupendos relatos y fotos!