Turkmenistán es el país más complicado para
visitar de Asia Central y solo es posible obtener un visado de tránsito de
cinco días. La aduana no fue especialmente difícil, aunque tuvimos que pasar un
meticuloso registro, con perros incluidos y además pagamos 163$ de seguro, uso
de carreteras y tasas de gasoil, así como 22$ por los trámites.
El paso fronterizo de encuentra en lo alto de las
montañas Zagros, de allí se baja vertiginosamente hacia la inmensa llanura que
es la Republica de Turkmenistán. Una valla electrificada y con rigurosa
vigilancia separa los dos países, denotando que entramos en una férrea
dictadura.
En pocos kilómetros pasamos del suave clima
montañoso al sofocante calor de la capital, Asjabad.
Conforme entramos en ella, nuestra sorpresa va en
aumento, descubriendo una fastuosidad y grandiosidad difíciles de entender en
un país relativamente pobre.
La mayoría de los numerosos edificios, son de unas
proporciones gigantescas, con unas calidades de construcción inmejorables y
todos ellos revestidos de mármol blanco. Como el ayuntamiento.
La ciudad está decorada y jalonada por suntuosas
fuentes de fantasía y plazas con llamativos monolitos y aunque para nosotros
las ciudades nunca han sido relevantes, esta es llamativamente diferente a todo
lo que habíamos visto hasta ahora.
Dicen de este país de 5 millones de habitantes que
4 de ellos son funcionarios. No hay un solo momento en el no tengamos alguno
vigilándonos y todas las fotografías tienen que ser robadas, especialmente las
del gabinete presidencial. (Observar el detalle de la parada de autobús…)
Todos los edificios, desde la universidad hasta
los pabellones de deportes, están construidos en la misma línea, es como si el
nuevo emperador del siglo XXI estuviera construyendo la Samarcanda del futuro.
Hasta los parques están super cuidados y
vigilados. El traje tradicional de la mujer turkmena es largo y colorido, pero
no es obligatorio como en el país vecino.
Y los niños se divierten como tales.
Atrás dejamos Asjabad y con rumbo norte, casi sin
darnos cuenta, nos adentramos en el desierto de Karakum.
Tiene fama de ser el más caluroso de los desiertos
de Asia Central, pero cuando nosotros pasamos a finales de mayo, las
temperaturas todavía se podían aguantar y por la noche incluso refrescaba.
En este desolado espacio nos extraña descubrir un
pequeño lago y como enseguida el agua da cobijo a la vida. ¿De dónde habrán
salido estos flamencos?
A unos 160 km. de la capital llegamos al desolado
oasis de Jerbent.
Una colección de chozas como hogares, camiones
abandonados, depósitos oxidados, hornos de pan, camellos que deambulan por sus
calles……...
Jerbent
está siendo consumida despacio por el desierto, cuyas arenas continúan
volando de sus abrasadoras dunas. A pesar de todo nos ofrece una visión de vida
rural turkmena, como estas mujeres haciendo pan.
Continuando hacia el norte vemos por primera vez
las yurtas, la vivienda tradicional de Asia Central.
En la zona de Darvaza, en el centro del desierto,
los rusos exploraron en busca de gas en 1950, creando unos cráteres
artificiales. El primero que vemos tiene agua en el fondo y de él salen
continuas burbujas de gas. (N 40º 02’ 42.9’’ E 58º 25’ 44.4’’)
Continuando la carretera, a unos 14 km.,
encontramos el segundo cráter. En su interior unas llamas y unos lodos
burbujeantes dan fe del gas que aquí emana desde entonces. (N 40º 10’ 01.6’’ E 58º
24’ 49.3’’)
Los cráteres más espectaculares están dejando la
carretera a unos 14 km. Pero la pista
con mucha arena desciende hacia el fondo de un valle y pensando en la subida que se puede convertir
en una trampa, decidimos no continuar pues solo nos quedan tres días para salir
del país y no podemos arriesgarnos a quedarnos clavados en la arena en medio de
este desolado desierto. (N 40º 11’ 46.3’’ E 58º 24’ 43.2’’)
La soledad del desierto se percibe especialmente
al caer la noche.
En estos parajes inhóspitos viven muchos pequeños
animales adaptados al medio, como este simpático lagarto.
Unos 460 km. después de Asjabad el desierto
empieza a remitir y verdes yerbajos se extienden a los lados de la deteriorada
y rota carretera. El asfalto es tan malo que se crean pistas paralelas.
A lo largo de 2000 km. el rio Amur Darya delimita
la frontera norte de Turkmenistán. Nace en el Pamir, cerca de Afganistán y
cuando la intensa evaporación producida por el calor del desierto no lo impide,
desemboca en el encogido Mar de Aral.
Junto al rio pasamos la noche y unos pescadores
turkmenos nos invitaron a un áspero te y a un fuerte vodka.
La pésima carretera continúa entre cultivos y
manadas de camellos.
Por algunos puentes da miedo pasar. Después del
despilfarro que hemos visto en la capital no entendemos como mantienen las
carreteras en tan mal estado, teniendo en cuenta que solo existen cuatro
carreteras importantes en el país.
Casi en la misma raya fronteriza, en el extremo
norte del país, quedan las ruinas de Konye-Urgench que son Patrimonio de la
Humanidad.
Muy poco queda del reino de Jorezm, destruido en
1221 por las hordas mongolas de Gengis Jan. Los restos más importantes que se
conservan son los de la tumba del sultán Mohamed II.
Entre las ruinas destaca un alto y solitario
minarete.
Por la zona quedan esparcidos algunos mausoleos,
así como la puerta de entrada a un palacio.
Todo el turismo en este país es local y les
llamamos mucho la atención. Todos quieren hacerse una foto con nosotros.
El pueblo en la actualidad tiene unos 15.000
habitantes y en él lo único interesante es un pequeño museo y tres mausoleos de
los siglos XIV al XVII.
Nos sorprendió un fuerte
aguacero que lo convirtió todo en un gran barrizal.
Cinco días fueron suficientes para cruzar el país
y por suerte no tuvimos ningún contratiempo, incluso a pesar de los numerosos
controles de la policía que lo único que buscan es sacarse una propina.
Esta alambrada de espinos, más propia de una
finca, es la frontera de salida de este país.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas……..
Seguimos la ruta del escritor Ruiz Gonzalez de
Clavijo, que Enrique III de Castilla envió a la corte de Tamerlan en el corazón
de Asia.
El 21 de Mayo de 1.403, parte la comitiva del
puerto de Santa Maria, Cádiz, atraviesa el Mar Mediterráneo y a través del
Estrecho del Bósforo, llega al Mar Negro. Desembarca en la ciudad turca de
Trebisonda, la actual Trabzon, donde continúa por tierra cruzando Turquía,
Irán, Turkmenistán y penetrando en la Gran Bukara, la actual Uzbekistán, cuya
capital Samarcanda, alberga la corte de Tamerlan.
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ResponderEliminarEvaristo y Ana
Hola, muy interesante el recorrido que tuvieron por Turkmenistán, un país muy enigmático y del que se sabe muy poco, me llama la atención el hermetismo de parte de las autoridades del gobierno turcomano desde la entrada al país también la desigualdad que existe a pesar que es un país con recursos energéticos. La capital vendría siendo un tributo al fallecido presidente Niyazov, quien fue el primer mandatario de Turkmenistán desde la independencia de la Unión Soviética y quien se autoproclamó "El padre de los turcomanos o turkmenos", pienso que el país debería abrirse más al turismo y dejar ése hermetismo que reina en cada calle de la capital y del resto del territorio, tiene lugares muy bonitos e interesantes aún y su misterio. Como sea vaya aventura la que se han dado y este blog es en el que más información he encontrado de Turkmenistán fuera de la Wikipedia, pero a modo de consejo deberían aprender algo de ruso ya que entiendo que también lo hablan allí y probablemente no pasarán mayores problemas en el futuro si deciden visitar el país de nuevo; nuevamente mi reconocimiento por compartir paisajes de Turkmenistán, su gente y su travesía, aunque les hizo falta incluir fotos de "La Puerta al Infierno" sin embargo, el poco tiempo de tránsito que se les dio y el recorrido descrito en el mapa no hubo oportunidad de pasar por ahí pero fantástica travesía que realizaron, deberían elaborar otros blogs sobre las demás repúblicas de Asia Central y conocer más acerca de ellos, Un saludo
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