Canadá, Parque Nacional Jasper.

Las Rocosas son sin duda las montañas más espectaculares y grandiosas de Canadá.

Entrando por el noreste, desde Hinton, bordeamos el rio Athabasca, que se ensancha hasta formar el lago Jasper.

No podemos tener mejor recibimiento, una manada de caribús, varias hembras con sus crías y el macho dominante, pastan cerca de la carretera.

Unos kilómetros después nos encontramos otra manada sesteando en una isla del rio.

La población de Jasper nació como asentamiento para los trabajadores del ferrocarril. Después, con la creación del parque, se transformo en centro turístico.

Desde España han llegado para acompañarnos en nuestro recorrido por los parques de las Rocosas, mi hija Maria y nuestros amigos Pepe y Mercedes.

A pocos kilómetros de Jasper se encuentra el cañón Maligne. Un sendero recorre sus pronunciadas paredes de caliza y desde sus pasarelas contemplamos sus numerosas cascadas.

En la ruta hacia el lago Maligne es fácil  encontrarse con animales y de nuevo vemos otro grupo de caribús.

A medio camino se encuentra el lago Medicine, célebre por las variaciones en el nivel del agua. El lago se drena a través de túneles y cuevas subterráneas.

Junto al rio Maligne paramos a comer, aprovechando unos rayos de sol.

La carretera termina en el lago Maligne, que con sus 22 km. de largo es el más grande de las Rocosas.

De regreso al pueblo de Jasper, acampamos en el lago Edith.

Al norte de Jasper, descansan unos bellos lagos a la sombra del elevado monte Pirámide de 2763 m.

Al día siguiente, a primera hora acudimos al centro de información a solicitar el permiso para acceder al Glaciar Angel,  solo se conceden 180 al día.

Una bonita y zigzagueante carretera de 30 km. al sur de Jasper nos lleva a los pies del monte Edith Cavell, bautizado en honor a una valiente enfermera de la primera guerra mundial.

Desde aquí un sendero conduce hasta el pequeño lago a los pies del glaciar Angel.

El glaciar se precipita en una laguna azul turquesa, donde flotan témpanos de hielo. Y aunque estamos a mediados de septiembre, hace frio de congelador.

De vuelta del glaciar paramos en el lago Cavell a tan solo 500 m.

Llevamos cinco meses recorriendo Canadá y no habíamos visto tantos ciervos y caribús hasta entrar en este parque, donde casi todos los días vemos alguno.

Por la Highway 93 seguimos hacia el sur, nuestra próxima parada es el sendero que bordea el Valle de los cinco lagos.

22 kilómetros después llegamos a las cascadas del rio Athabasca.

Los días que hace bueno, aprovechamos para hacer picnic al aire libre. Después de tantos meses solos, se agradece la compañía y la conversación con los amigos.

Los atractivos naturales se suceden continuamente y es difícil elegir que cascadas, ríos o lagos visitar. Ahora nos detenemos en las cascadas del rio Sunwapta.

La belleza del parque es incuestionable, pero si le añadimos las primeras nieves que han caído a mediados de septiembre, el paisaje roza lo sublime.

Saliendo del parque se encuentran los Campos de Hielo de Columbia, que se elevan hasta los 3500 metros de altura y donde nace el rio Athabasca.

La impresionante lengua de hielo y su entorno se ven enturbiadas por la avalancha de visitantes que lo invaden, solo al amanecer o al atardecer se puede visitar con tranquilidad.

De los Campos de Hielo, la carretera desciende por un espectacular valle entrando directamente al Parque Nacional Banff.

Mapas del recorrido.

Filopensamientos y otras cosas………………..

El Parque Nacional Jasper es el más septentrional y extenso de las Rocosas. Fue creado en 1907 y su hábitat es especial para la preservación y supervivencia de las cerca de 70 especies de mamíferos que lo pueblan.

Por razón de la diversidad de su fauna es Patrimonio Universal por la Unesco. Aquí es más fácil ver animales salvajes que en otros parques.

Cuenta con más de 980 km. de senderos y varias rutas de montaña que ofrecen panoramas espectaculares.

En el extremo sur se halla la vasta extensión de hielo de Columbia, que alcanza en algunas zonas 375 metros de espesor. De él salen numerosas lenguas de hielo que se deslizan por sus valles.

Para nosotros el único inconveniente que tiene, junto a los otros parques de las Rocosas, es su celebridad, los millones de visitantes que cada año en verano se acercan a esta zona atraídos por su amplia gama de actividades al aire libre.

Quizás las mejores épocas para visitarlo son a finales de la primavera, cuando todavía las nieves embellecen las montañas o al principio del otoño cuando el bosque se pinta de colores y caen las primeras nieves.