El valle del rio Irkut pertenece casi todo al Parque Nacional
Tunka. Nuestro mapa de carreteras nos señala como lugar de interés una cascada
en el pueblo de Arshan y hacia allí nos dirigimos.
Varios senderos salen del pueblo hacia las montañas, un buen
lugar para pasar unos días caminando entre pinos, con cumbres entre 2000 y 2500
m.
Siguiendo el curso de un torrente llegamos a la cascada que no
tenía mucho interés.
Seguimos ascendiendo hacia una de las cumbres, desde se
contemplaba una panorámica del valle.
Pasamos la noche en el bosque, cerca de un pequeño monasterio
budista. Ha sido una pequeña incursión en este valle, pero regresamos de nuevo
hacia el Baikal.
Paramos a comer junto al rio Irkut, cuando un lugareño se
acerca para decirnos que el lugar no es seguro, ha llovido mucho en los últimos
días y se puede producir un desbordamiento.
El tiempo continua húmedo y frio a pesar de estar a mediados
del mes de junio.
Nuestra siguiente
parada es la ciudad de Irkutsk, considerada la capital del Baikal. Asentada en
la confluencia de los ríos Angara e Irkutsk, en la Siberia oriental y a 5.042
km. de Moscú.
Fue fundada en 1652 por Iván Pajabov como una parada para el
comercio de pieles con los mongoles buriatos. Poco después llegaron los cosacos
atraídos por el oro, el marfil de mamut y la marta cebellina.
Es una de las ciudades siberianas más atractivas, con hermosos
edificios modernistas.
Y regias construcciones
soviéticas.
Entre los numerosos edificios religiosos destaca la catedral
Bogoyavlensky. Junto a ella encontramos un buen aparcamiento desde donde poder
visitar a pie la ciudad. (N52 17 27.5 E104 16 55.0)
Durante el siglo XIX muchos artistas, oficiales y
aristócratas, fueron enviados a Siberia por su participación en la rebelión de
diciembre contra el Zar Nicolas I (Los llamados decembristas). Entre ellos
destaco el príncipe Volkonsky y su casa de madera, ha sido convertida en museo.
En aquellos tiempos Irkutsk se hizo el centro principal de la
vida intelectual y social de estos exiliados. Maria Volkonskaya conocida como
“la princesa de Siberia” se convirtió en la anfitriona de todos ellos.
Dejamos atrás Irkutsk y por la carretera del este nos
dirigimos a la isla de Olkhon en el lago Baikal.
255 km. después llegamos a la ribera del lago. La Unesco lo
declaro reserva natural de la biosfera en 1996, salvándolo en parte del brutal
desarrollo industrial ruso.
El lago Baikal permanece la mayor parte del año helado y en el
verano, la isla de Olkhon y sus alrededores se convierten en un lugar de
veraneo. Numerosos hoteles de cabañas de madera proliferan en la zona.
En el pueblo de Sakhyurta sale, aproximadamente cada hora, un
ferry hacia la isla. Nos sorprendió que este fuera gratis para todo el mundo,
vehículos incluidos.
La isla de Olkhon forma parte del parque nacional Baikal y
quizás sea la zona más respetada y conservada. Las carreteras son todas de
tierra y el impacto turístico no está siendo muy agresivo.
La belleza de esta isla es incuestionable, recónditas y
cerradas bahías formando pequeños fiordos y afilados cabos, configuran un
paisaje extraordinario.
El Baikal no es un lago cualquiera, quizás poco conocido por
la lejanía de la gran Siberia. Con sus 636 km. de largo de norte a sur, es el
lago más viejo del mundo con 25 millones de años, el más profundo con 1637
metros y contiene el 25% del agua dulce del planeta.
En el centro de la isla, cerca de un acantilado que da hacia
poniente, se encuentra el pueblo de Khuzhir con su destartalado puerto de
madera, es el centro turístico más importante.
Además de bello, el Baikal es un paraíso de la biodiversidad.
De las 1800 especies de plantas y animales que lo habitan, el 80% son
endémicas, no se encuentran en ningún lugar. Entre ellas se encuentra la única
foca adaptada a vivir en agua dulce, la cerceta del Baikal.
Esta foca es muy difícil de ver y nosotros no tuvimos esa
suerte. En la isla vimos ardillas y gran variedad de aves, pero también resulto
infructífera una excursión que hicimos a pie al lago Shara-nur para ver
flamencos y solo había gaviotas.
En la Siberia asiática, uno de los pueblos demográficamente
más numerosos son los mongoles buriatos, que conservan lenguas locales, sus
tradiciones y creencias animistas, que han quedado hasta nuestros días.
Hacia el final de la isla, la pista con mucha arena, se
estrecha en el espeso bosque con algunos tramos bastante complicados, incluso
tuvimos que sacar algún coche de un apuro.
Si se quiere conocer el Baikal, un recorrido por esta isla es
imprescindible y la belleza de sus numerosos rincones es incuestionable.
Al atardecer el sol se suspende en el horizonte, ralentizando
la llegada de la obscuridad que se
alarga hasta media noche.
Mapas del recorrido.
Filopensamientos y otras cosas…………………
El lago Baikal es sin duda el accidente geográfico más
importante de Rusia. Su magnitud con 636 km. de largo y 72 km. de ancho lo
hacen inabarcable y los accesos complicados por las montañas que lo rodean.
La carretera nacional que recorre Siberia de Este a Oeste,
pasa pegada al sur del lago, donde pensábamos que habría una continua
panorámica. Pero el denso bosque, la línea férrea y las múltiples poblaciones
que se extienden junto a la carretera, hacen prácticamente imposible una visión
de él.
Si se quiere tener un buen recuerdo de este mar interior,
resulta imprescindible visitar la isla de Olkhon (71 km de largo y 13 km.de
ancho) en el Parque Nacional del Baikal.
En esta isla con numerosos cabos, cerradas bahías y largas
playas, que se recorren por sus innumerables pistas y se puede acampar cada
noche en uno de estos solitarios parajes, donde el verde pelaje de la estepa
cubre las montañas y el azul intenso del lago pinta sus playas.
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