Dejamos atrás el lago Toktogul y continuamos ascendiendo paralelos
al rio.
En este pequeño pero montañoso país se van sucediendo valles
con cadenas montañosas como un gigantesco tiovivo, donde pasamos de 800 m. a
los 3.184 del paso Ala-Bel.
De nuevo en estas tierras altas y fértiles volvemos a
encontrar a los nómadas kirguís con su ganado.
Para los kirguís el caballo forma parte de su vida y de su
cultura. Pudimos ver en directo uno de sus juegos más ancestrales que consiste
en pelear a caballo, para conseguir atrapar o quitar al adversario una cabra,
que hoy día se realiza solo con la piel rellena.( Recordamos estas escenas de
una película de la saga Indiana John).
Parece que el campo de juego no tiene límites, uno de los
contendientes agarro la cabra y a galope tendido cruzo el arroyuelo, la horda
de jinetes lo persiguió hasta casi perderlos de vista.
140 km. antes de llegar a Biskek, su capital, ascendemos al
último puerto de montaña con una cota de 3.200 m.
A la salida del túnel que atraviesa la montaña, con unas
vistas espectaculares, hicimos una excursión a un cercano lago glaciar.
La capital de Kirguistán tiene una población de 900.000
habitantes. Situada a 800 m. de altitud en el corazón de Asia Central, tiene
unos veranos calurosos que sobrepasan los 30º.
Como en todas las ex repúblicas soviéticas encontramos algún
monumento que recuerda su pasado comunista.
Aquí nos encontramos con Alberto y Patricia, unos españoles que
se han tomado un año sabático para recorrer Asia, moviéndose con ayuda del
transporte público.
En la embajada de Rusia nos pusieron muchos problemas para
conseguir el visado, con un trato por parte de los funcionarios nada agradable.
Decidimos cruzar la frontera hacia Kazakstán e intentarlo de nuevo en Almaty.
Filopensamientos y otras cosas…………………
Poco importa la quimera, lo único que importa es el camino
para alcanzarla. Y si se dice que la fortuna no ama a los viejos es porque ya no
son capaces de creer en las quimeras, esos espejismos del alma.
Henri de Monfreid