Para pasar la noche siempre buscamos una aldea, un colegio, la
soledad de un camino poco transitado o como en este caso una misión católica.
Antes de llegar al mar se suceden las plantaciones de plátanos, cacao, caucho o como en la foto de palmeras para aceite de palma.
A las faldas del Monte Camerún de 4100 metros esta el cabo Debundsha.
Donde hicimos una excursión a pie de cuatro horas hacia su lago-cráter.
El microclima que forma el monte Camerún con esta zona costera
dan lugar a la selva mas lluviosa del mundo después de la del Chocó en
Colombia.
La senda discurre próxima a la costa.
Pasando junto al faro que construyeron los alemanes en el
siglo XIX.
Algunos árboles son de unas proporciones gigantescas como la
de este iroco.
Después de dos horas de marcha, por un terreno resbaladizo a causa
de la humedad y el barro, llegamos a este bonito lago-cráter con la vista del
monte Camerún al fondo.
Aquella noche nos pareció que este solitario palmeral junto al
mar podía ser un lugar seguro.
Las playas solitarias son nuestra debilidad. Donde hacer
deporte, pasear, bañarnos…..
Siguiendo la costa hacia Duala nos quedamos unos días
atrapados por la belleza de esta playa próxima a Limbe.
Por la mañana este caballo recorría la playa y le encantaba
que le rascáramos el cuello.
Después de estas cortas vacaciones nos vamos dirección a la
capital, Yaundé a unos 270 kilómetros de buena carretera, donde queremos hacer
el visado de Gabón y los dos Congos.
Las entradas a estas capitales africanas siempre son caóticas.
Aunque después el centro mucho más moderno se circula mejor
por buenas avenidas.
Como celebración de que ya teníamos el visado para Gabón
aprovechamos las boulangeries de la capital y con baguettes aunque no con
rosquillas, preparamos una buena ensaladilla y con las últimas anchoas unas deliciosas
marineras a la africana.
Los visados de los dos Congos no pudimos conseguirlos aquí,
aunque si la información de que en Gabón podríamos hacerlos con más facilidad,
así que dejamos la capital con su ajetreo en dirección a Krivi. En el camino
pasamos la noche al lado de la casa de esta familia.
Esta mujer que ha criado 14 hijos todos los días sigue yendo a
trabajar a su huerto con los más pequeños, donde cultiva lo más imprescindible
para su subsistencia.
Su casa está en las dependencias de la pequeña escuela de la que
también se hacían cargo.
No sabemos si fue en el huerto, en la casa o con el perro, el
caso es que nos infectamos de pulgas y nos costó varios días deshacernos de
ellas.
Todos los días tenemos motivos para pensar que el principal
peligro de África está en la carretera.
En Ebolowa dejamos la carretera nacional y por una pista de
160 kilómetros nos dirigimos a Krivi ya que nos la habían recomendado por sus
interesantes playas y para visitar en
el interior de la selva a los pigmeos.
La primera noche paramos junto a la iglesia de esta pequeña
aldea.
Las casas están construidas sobre una base entrelazada de
troncos de palma rellenos de barro y en los tejados se ha perdido la
tradicional cobertura de hojas de palma por las planchas onduladas de cinc.
La vegetación es tan exuberante que en algunas zonas forma un
túnel que cubre la pista sobre todo con las cañas de bambú y con la altura del camion vamos abriendo las ramas.
Los puentes se suceden continuamente y aunque ya no nos preocupan
tanto
algunos sí que nos dan trabajo.
Dos después llegamos al pueblo de Krivi, situado en la
desembocadura del rio Lobé y con unas bonitas playas.
Allí nos encontramos un grupo de españoles que en un viaje
organizado por Atar Expedición y en cinco todoterrenos, hacían la travesía de España a Sudáfrica en
cuatro meses y allí embarcaban los coches de vuelta. Con ellos intercambiamos unos
chorizos por un rioja.
Hemos venido hasta aquí para remontar en piragua el rio Lomé que nos
llevara hasta los campamentos de los pigmeos.
El recorrido por el rio en la quietud de la mañana oyendo los
sonidos de la selva que nos rodea ya merece por si solo el haber llegado hasta
aquí.
El campamento pigmeo era el asentamiento de una familia con
sus tradicionales y sencillas construcciones.
La cabra siempre tira al monte y nosotros siempre terminamos
junto al Atlántico.
Y esta vez teníamos un hotelito en primera línea de playa para
nosotros solos.
Con esta puesta de sol nos despedimos de las playas de
Camerún.
La única incidencia que tuvimos al regresar por la pista fue
un pequeño susto al partirse una de las traviesas del puente cuando lo
cruzábamos y dio la casualidad que captamos el momento.
Una magnifica carretera con muy poco transito nos conduce a la
frontera con Gabón.
Mapas del recorrido
Filopensamientos y otras cosas……
Qué duda cabe que las guías son de ayuda para visitar un país.
Nosotros procuramos leer entre líneas y escoger con cuidado esos lugares tan
recomendados sin seguirlas al pie de la letra. Pero esta vez con los pigmeos
nos lanzamos sin paracaídas y descubrimos que esa fantástica publicidad que las
guías les han proporcionado los van a exterminar.
Sus mentes no están preparadas para combatir el vicio que tan
fácilmente les llega desde fuera y todo los que los visitamos estamos
contribuyendo a su deterioro.
Nuestro guía sin contar con nosotros llego al campamento
repartiendo bolsas de plástico con ginebra. Era el pago por las fotos de unos
turistas. A esa hora tan temprana ya eran muchos los que estaban borrachos.
Fue lo más deprimente de nuestro paso por Camerún.
Querida familia, todo maravilloso es espectacular os envidiamos, ya hablaremos, besos Isidro y Nona
ResponderEliminarYa no se que decir, cada nuevo capitulo del viaje es mas asombroso, mas atractivo que el anterior y van a mejor. Fuerzas y a disfrutar. Por cierto corta unos bambus de esos de pelicula y los traes. Besos
ResponderEliminarHello, we are now in Matadi, trying for the Angola visa. Tony (bike), Anita (landrover) and Thomas (mercedes van) and Regis (Landcruser). Which route are you taking?
ResponderEliminarPlease contact us via tony-ontheroad@hotmail.com
or airandall@hotmail.com
See you on the road....
Hace un año conocimos en Marruecos a Jota, de Atar Expaditions, un madrileño casado con una saharaui, que vive en Zagora y se dedica a organizar viajes por Áftica.
ResponderEliminarSencillo, servicial, hospitalario y tremendamente cariñoso.
Como veis, ¡que pequeño es el mundo!
Un saludo
Paloma y Pepe Vera