lunes, 19 de febrero de 2018

Canadá, regresando del norte.


En Carmacks dejamos la Klondike Highway para dirigirnos hacia el este por la Campbell Highway.




Cuando acampamos junto a este lago, lloviendo y con la bruma metida en el bosque, tenemos esa sensación inclemente del invierno, aunque en realidad estamos a 23 de agosto.







En el agua, a un castor que transporta una rama hacia su madriguera, no parece importarle mucho la lluvia.




Hemos elegido esta ruta de bajada hasta Watson Lake porque es una pista de tierra, poco transitada y donde esperamos ver animales.







La pista está en buenas condiciones y es una delicia conducir por ella.










Pero después de cuatro días y 598 km. solo al final un oso se nos cruza en el camino.







Watson Lake es una de esas ciudades anodinas canadienses, tan difíciles de fotografiar. Todo queda desperdigado entre grandes avenidas sin un centro urbano propiamente dicho. En ella lo único relevante es el bosque de señales (más de 65.000) que la gente ha ido dejando como recuerdo de su paso por aquí.







En la carretera hacia Fort Nelson se pueden ver bisontes y por eso hemos escogido esta ruta.




Esta zona fue elegida para reintroducir a estos enormes bovinos de cabeza lanuda que dominaron las praderas, ya que estaban prácticamente extinguidos hacia 1900.







En su época de esplendor llegaron a ser mas de 60 millones de ejemplares, hoy gracias a  algunas pequeñas manadas protegidas se están recuperando.







Ahora el rio Liard nos acompaña en nuestra ruta.




En el Parque Provincial Fort Halkett, dejamos la carretera y por una estrecha pista  llegamos a las inmediaciones del rio Smith. Ayudados por una cuerda fija descendemos al pie de las cascadas.










Como siempre, los animales aparecen en los sitios más insospechados, esta vez es un oso comiendo tranquilamente entre la carretera y el bosque.







A unos 30 km. de la cascada paramos a darnos un reconfortante baño en las aguas termales del rio Liard.







El día estaba frio y lluvioso, pero por fin nos pudimos dar el primer baño del verano en estas calientes y sulfurosas aguas.







Nos dirigimos a Fort Nelson con las paredes del bosque bordeando la carretera. Y aunque no los pudimos captar con la cámara, eran una osa con sus tres oseznos.







La ruta que seguimos desde Dawson City no es de una gran belleza, pero a lo largo de ella encontramos lugares como este.




Viendo este blog podríamos pensar que estamos continuamente viendo animales y no es así, nos ha costado recorrer casi 1000 km. Ahora llegando al rio Trout nos encontramos con estas cabras.







Las cabras de las montañas vienen a lamer estas tierras blanquecinas ricas en calcio, magnesio, sodio, sulfuro y fosforo, de la ribera del rio.







Desde Fort Nelson seguimos hacia Dawson Creek. Otra vez encontramos osos comiendo la hierba que crece entre la carretera y el bosque.










 A pocos kilómetros de Dawson Creek cruzamos el límite de provincia y entramos en Alberta. Las montañas van desapareciendo y el paisaje se suaviza hasta la llanura de Grande Prairie.







Aparecen los campos de cultivo y las plantas de extracción de gas, los principales recursos de esta región.







En estas zonas con más presencia humana también es posible ver animales, como este ciervo de cola blanca.




Antes de llegar a Hinton nos detenemos en el Parque Provincial William A. Switzer donde recorrimos los lagos Blue y Cache.







De Hinton nos dirigimos hacia el este. En el horizonte, entre nubes, se perfilan las altas montañas del Parque Nacional Jasper.




Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas………………….

Hace unos 20.000 años, hacia el final de la glaciación, varios grupos de cazadores nómadas siberianos cruzaron el puente de tierra que unía Siberia con Alaska, para convertirse en los primeros habitantes de América del Norte.

Durante los siglos siguientes sus descendientes fueron emigrando hacia el sur, convirtiéndose en los ancestros de los pueblos nativos del continente.

A principios del siglo X los vikingos fueron los primeros en llegan a Terranova, aunque no consiguieron establecer asentamientos estables.

En el siglo XVI los comerciantes españoles, franceses y portugueses, fueron los primeros europeos en tratar con los pueblos aborígenes americanos.

En el XVII los franceses establecieron los primeros asentamientos en lo que después sería la ciudad de Quebec.

En el XVIII los ingleses dominaban Terranova y Nueva Escocia.

En 1763, tras la guerra de los Siete Años con los franceses, los ingleses se hacen con la totalidad de Canadá.

En 1867 Sir John MacDonald se convierte en el primer Primer Ministro de Canadá independiente.

En la actualidad Canadá es posiblemente la nación más diversa y multicultural del mundo, desde el siglo XIX en sucesivas oleadas de emigrantes y varios proyectos de colonización, llegaron, y siguen llegando, gentes de todo el mundo.



lunes, 5 de febrero de 2018

Canadá, Dawson City.


La pista de tierra que une Alaska con Dawson City en Canadá, discurre por altas cumbres en un paisaje despejado, ralo y de escasa vegetación.







Una pista para hacerla despacio y que dure y así disfrutar de esa soledad que no hemos tenido en nuestro recorrido por Alaska.







Bajando de las montañas el rio Yukón nos corta el paso, en la otra ribera se encuentra Dawson City.







En un pequeño transbordador cruzamos este gran rio. Durante el invierno la carretera permanece cerrada y el transbordador sin servicio pues el rio se congela.







Dawson City cobro importancia durante la fiebre del oro del Klondike en 1898, cuando la población se disparo y paso de ser un pastizal de alces a una ajetreada metrópolis de unos 40.000 habitantes.







En aquellos tiempos la única manera de acceder a la ciudad era a través del rio Yukón. Unos descendiéndolo desde Carcross y otros remontándolo desde su desembocadura en el Mar de Bering.




Los vapores impulsados por sus grandes ruedas fueron los protagonistas de aquella invasión minera. El S.S.Keno convertido en museo ha quedado como testigo de ese pasado.










La oficina de información ocupa uno de los edificios históricos.







Quizás el personaje más relevante de todos aquellos que acudieron a la llamada del oro fue el escritor Jack London, algunos de sus celebres libros estuvieron inspirados en sus vivencias con los mineros. Un museo y su cabaña lo recuerdan.







Dawson City nos recuerda a las antiguas películas del oeste, sus calles polvorientas, sus aceras de madera y como no, su casino salón, con mesas de juego, ruleta, pianista y chicas de cancán.







Todas las noches, en la temporada de verano, un divertido espectáculo nos transporta a los tiempos de la fiebre del oro.







Aquí también coincidimos con otros viajeros europeos. Nuestros camiones llaman mucho la atención, ya que a este lado del Atlántico no existen.




Al atardecer, desde la cima de la montaña que resguarda a la ciudad, una panorámica nos permite ver el Klondike que se une al Yukón.




También desde lo alto se divisan algunas minas que todavía siguen en explotación.




Fue tan importante para esta región la fiebre del oro, que todavía en las matriculas de sus coches recuerdan al Klondike y sus mineros.




Atrás dejamos la ciudad continuando paralelos al rio Klondike.




Por un viejo puente de madera nos desviamos hacia el norte, para entrar en el Parque Territorial Tombstone, por la pista que llega hasta Inuvik, la única que permanece practicable todo el año cruzando el círculo polar ártico.










En su centro de interpretación se exponen algunos fósiles de cuando estas tierras estaban habitadas por castores gigantes y mamuts lanudos.










La pista de tierra nos adentra a través de montañas que nos sorprenden por sus colores ocres, cenizas o violetas.










Pasado el parque, la carretera continúa hacia el norte, por un escenario salvaje y desértico.










El duro paisaje está dominado por la yerma y helada tundra, con bosques sub-árticos. Por falta de tiempo no podemos continuar hacia Inuvik, en las proximidades del círculo polar ártico nos despedimos del gran norte.










Regresamos a la Klondike Highway y tomamos dirección a Watson Lake.







La fiebre del oro ya ha pasado pero quedan los esqueletos de sus maquinarias y sus viejas cabaña, atrapados por la vegetación como monumentos decadentes del pasado.







Ahora la carretera bordea el rio Yukón.




Poco después llegamos al famoso paso “ Five finger” los cinco canales entre rocas que hicieron zozobrar numerosas embarcaciones de mineros.










Los incendios forestales en Canadá son tremendos y numerosos.




Nos despedimos por última vez del poderoso Yukón, testigo imperturbable de la historia de estos territorios.




Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas……………..

Me convertí en vagabundo por la cantidad de vida que había dentro de mí, por la pasión de viajar que palpitaba en mi sangre y que no me dejaba tranquilo. 

Emprendí camino porque no pude evitarlo, porque no llevaba en los bolsillos de mis vaqueros suficiente dinero para un billete de tren, porque no poseía el mismo carácter que aquellos que trabajan toda su vida en un único empleo de largas jornadas laborables. 

Y en fin, porque es simplemente más fácil irse que quedarse.


Jack London, The Road