Gabón era para nosotros uno de esos países desconocidos,
difíciles de ubicar en el mapa y por esta ignorancia y falta de información no
sabíamos lo que nos íbamos a encontrar.
La primera sorpresa la tenemos nada más llegar a la frontera y
ver lo bien organizada que estaba.
De nuevo son los ríos los que delimitan los países.
Nos adentramos en el país por una buena carretera asfaltada y
pintada, cosa rara en África.
La sensación que tenemos es como si nos adentráramos en un
gran parque de 278. 000 km2 de selva.
La primera noche la pasamos en una pequeña aldea después de
pedirle autorización al jefe del pueblo, aunque no sabíamos muy bien donde
ubicar el camión ya que en las puertas de las casas, como pasa en muchos
lugares en África, es donde están enterrados sus familiares.
Definitivamente hemos entrado en otro país. Por la mañana al
despedirnos del jefe, su mujer nos regala una estupenda piña. Es la primera vez
que esto nos ocurre.
La carretera discurre muchos tramos paralela a un caudaloso
rio.
A unos 200 km. de la frontera cruzamos el ecuador y el recuerdo
y la nostalgia nos transporta al “Calcetines”, cuando lo cruzábamos la ultima vez navegando
entre Borneo y Singapur.
Al llegar al pueblo de Mayene dejamos el asfalto y por una
buena pista nos dirigimos al Parque Nacional de Lopé.
La pista asciende por un puerto de montaña atravesando la
tupida selva. Por la tarde como casi todos los días una lluvia torrencial nos
cae disminuyendo nuestra visibilidad a unas decenas de metros.
La selva va dejando paso a retazos de sabana y bosque
tropical. Desde hace trece millones de años se mantiene esta sabana en el
parque de Lopé, aunque nadie nos supo decir por qué.
El rio Lopé nos acompaña a lo largo del recorrido marcando el
límite del parque.
A la entrada del parque dejamos el camión ya que no podíamos
acceder con el por la resistencia de los puentes.
En una excursión a pie subimos a la montaña más alta de esta
parte del parque donde contemplamos estas bonitas vistas.
En esta se ve el pueblo de Lopé con el camión a la entrada del
parque.
Aqui se pueden ver diversas especies de antílopes, búfalos
y elefantes, pero son difíciles de localizar por las zonas boscosas donde se
ocultan. Nosotros tuvimos la suerte de ver una manada de nueve elefantes en las
cercanías del pueblo.
En el camino de vuelta en esta pequeña aldea recogimos a una
mujer que iba al mercado a 60 km. de distancia a vender unas mandarinas. Nos
decía que había veces que esperaba varios días a que pasara un vehículo.
Ya en el asfalto paramos a comer el menú del día, trozo de
pollo picante y pescado a la plancha.
Algunas veces es difícil encontrar un sitio apartado para
pasar la noche porque la selva es tan tupida que solo respeta la pista.
En la ruta hacia Libreville son muchos los cauces de ríos que
cruzamos.
Libreville es una capital moderna que dispone de todo tipo de
servicios, está asentada en la costa del Atlántico y a la entrada del estuario
de Gabón que es su puerto natural.
Aquí pasamos unos cuantos días esperando los visados de los
dos Congos y aprovechamos para reparar de verdad la rueda que empezaba de nuevo
a perder aire.
Este monumento se encuentra frente al palacio presidencial al
cual también le hicimos unas fotos sin saber que estaba prohibido
fotografiarlo. Al vernos los militares desde las garitas del palacio nos
pidieron la cámara, ante mi negativa montaron los fusiles y como los creí
capaces de dispararme se la di. Fuimos detenidos y nos llevaron al despacho del
Director de Seguridad del Presidente. Lo primero que nos llamo la atención es
que era blanco, lo segundo es que hablaba español y lo tercero es que había
nacido en Asturias. Esto nos libro de que la cosa fuera a más. Solo perdimos
las fotos.
Una vez conseguidos los visados dejamos Libreville, parando a
pasar la noche en un poblado próximo. Allí nos tocaron la puerta unos alumnos
de secundaria que estudiaban español, por si les queríamos ayudar con los
deberes. Tenían que hacer una traducción y no tenían diccionario.
A unos 80Km. de la capital tenemos que parar porque hay una
cola de 40 camiones a la altura del rio
Como. El largo puente que lo cruza está imposibilitado para el paso de camiones
ya que una barcaza tiro uno de los apoyos del puente y solo dejan circular a
los vehículos ligeros. Los camiones tienen que cruzar en unas barcazas y estas
solo funcionan cuando la marea esta alta. Nos toca esperar seis horas hasta la
próxima marea.
Paseando llegamos hasta el embarcadero donde están trabajando
para acondicionarlo una empresa española, pues las obras del puente se van a
demorar más de dos años.
Al llegar al cruce de Bifoum cogemos la carretera que se
dirige hacia el sur. El paisaje sigue inalterable desde que entramos en este
país y pequeñas poblaciones con sus casas de madera se suceden.
En Lambarene no tuvimos mucho éxito no encontramos alojamiento
y descubrimos que el colesterol es el gran desconocido en África. En las
farmacias no sabían si lo que queríamos era para el estomago o para el dolor de
muelas.
Al caer la tarde nos quedamos en el pequeño pueblo de
Mandilou, como siempre en el patio del colegio.
Los niños en África son muy fotogénicos y manifiestan con una naturalidad aplastante la
realidad de su entorno.
Siempre nos cruzamos con cazadores furtivos, es una pena que
la única carne de que disponen es la de la caza. A lo largo de carretera vimos algunos
sitios de venta de monos muertos, pero no nos dejaron fotografiarlos, nos
enseñaron este que estaba a la espera de un cliente y nos dio muchísima pena.
Como dice Jose Luis Arsuaga " No es que procedamos del mono, es que somos monos". Los tucanes también corren la misma suerte.
Mapas del recorrido
Filopensamientos y otras cosas………
Casi habíamos perdido la esperanza de encontrar algún indicio
del avance que África necesita.
Pero hemos visto que Gabón ha dado un paso decisivo al frente
y no solo nos referimos a su desarrollo económico, donde casi todos sus pueblos
tienen luz y agua, sino que todavía es más importante descubrir una nación más
preparada y formada, donde se respetan las colas, los niños están
escolarizados, hay un control de natalidad de verdad y donde la gente te habla
de tú a tú sin complejos recelos ni envidias.
Muy bonitas las fotos. Impresionante la naturaleza que se ve en las instantáneas. Apetece mucho conocer ese país.
ResponderEliminar¡Seguid bien!
Pepe Yanes