sábado, 12 de octubre de 2019

Ecuador, de Otavalo a Quito.



Después de unos increíbles días de soledad y naturaleza en las lagunas de Mojanda, regresamos a Otavalo para conocer la cascada de Peguche, que se encuentra en la comunidad indígena de Faccha Llakta.







Es un pequeño parque recorrido por senderos que nos llevan a través del bosque a las cascadas, a las piscinas incaicas y a las zonas de acampada.










Cerca de las cascadas, en lo alto de la colina que domina el lago San Pablo esta el Parque Cóndor.




Es una fundación para el cuidado y rescate de aves rapaces.







Se desarrollan actividades educativas y de adiestramiento. Asistimos a una exhibición de aves amaestradas en el arte de la cetrería.







Nuestro principal interés en este parque, era ver de cerca a la más emblemática ave de Sudamérica, el cóndor de los Andes.







Es el ave voladora más grande del mundo, con una envergadura que puede sobrepasar los 3 metros, puede vivir hasta los 80 años y está en peligro de extinción en Ecuador.




El Parque Cóndor se encuentra a 2.800 metros de altura y descendiendo por las inclinadas pendientes hacia el lago de San Pablo, tuvimos un peligroso accidente. El camión se deslizo por el barro, como si fuera una pista de patinaje, y solo nos libro de caer al barranco el talud de la carretera.




Después del susto nos fuimos a pasar la noche junto al relajante lago de San Pablo, donde se reflejaba el cono volcánico del Imbabura.




Desde aquí bordeamos por el sur el volcán y subimos la ladera este por una empinada pista empedrada.




Estas pistas de piedra es la mejor solución a las continuas lluvias y al barro. Sin ellas no se podría acceder a la mayoría de las zonas rurales.




A 3.400 metros de altitud termina la pista empedrada y allí decidimos acampar.




Al día siguiente subimos a las lagunas de Cubilche. El primer tramo discurre por los prados de las últimas tierras cultivadas.







Más arriba llegamos a un bosque de pinos, donde siguen con la tala los agricultores para ampliar sus terrenos de cultivo.




Aunque nos habían hablado muy bien de las lagunas, nos quedamos un poco decepcionados porque en realidad no son gran cosa.







Lo más interesante fueron las vistas de los valles circundantes y la vida rural con las típicas casas de labranza.










Dejamos la montaña y nos dirigimos a Cayambe.




Teníamos necesidad de llenar el depósito de agua y preguntando a la policía nos enviaron al parque de bomberos. Nos acogieron con gran generosidad y no solamente nos dieron agua, sino una valiosa información de las cosas importantes que ver en Ecuador.




Desde aquí giramos hacia el oeste para conocer las ruinas de Cochasqui. Este yacimiento arqueológico consta de 15 pirámides truncadas cubiertas de hierba.







Fueron construidas por los Caras antes de la conquista Inca. Su principal característica es una rampa de acceso muy alargada.




Aunque es interesante, el conjunto no impresiona, se ha escavado muy poco y solo debajo de un cobertizo podemos observar su estructura de piedra escalonada.




Una manada de llamas y alpacas se encargan de cortar la hierba y darle vida al lugar.







En la parte alta del yacimiento se encuentra en perfecto estado, un tramo del antiguo camino Inca.




El recorrido termina en un pequeño museo donde se exhiben la mayoría de los objetos encontrados en el yacimiento.




Cincuenta kilómetros después entramos en Quito y nos dirigimos al taller Iveco para hacerle el mantenimiento y solucionar una pérdida en el circuito de aire.







Quito se extiende 17 kilómetros, en un valle rodeado de montañas a 2.850 metros de altura. La ciudad vieja, como aquí se le conoce, es otra joya arquitectónica patrimonio de la humanidad.







Su centro colonial es de los más espectaculares de América latina. Un buen punto de partida es la plaza de la Independencia o plaza Grande, donde se encuentra el palacio de Gobierno y la catedral.







Deambular por la ciudad vieja y descubrirla en cada esquina o rincón es un viaje al pasado colonial.













Salimos de Quito hacia el norte, dejando atrás la ciudad nueva.




Paramos en Rumicucho, un pequeño y poco interesante yacimiento arqueológico precolombino.




A unos cinco kilómetros de aquí se encuentra la piedra trapezoidal de 30 metros de altura, coronada por un globo terráqueo de bronce, erigido en la misma línea del ecuador, llamado la mitad del mundo.




Siguiendo hacia el norte, nos asomamos al cráter del Pululahua, de 400 metros de profundidad y cinco de diámetro, convertido en una reserva geobotánica.




Aunque estamos en junio y la época de las lluvias ya tendría que haber finalizado, sigue lloviendo todos los días.




Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas……………

Quito está enclavado en un valle a 2850 m. de altitud, rodeada de altas montañas que le aseguran un clima primaveral todo el año.

La historia de la ciudad comienza con sus primeros pobladores precolombinos, los quitus, de donde proviene su nombre. Mas tarde se unieron a los caras, que venían de la costa y crearon un nuevo grupo conocido como los shyris. Sobre el 1300 se unieron a los puruhas y a finales del siglo XV el imperio inca domina la región.

Cuando los españoles llegaron a Ecuador en 1526, Quito era una importante población inca al mando de Rumiñahui, un general de Atahualpa, que prefirió arrasar la ciudad para que no cayese en manos de los nuevos conquistadores.

Sobre sus ruinas se fundó la nueva ciudad el seis de diciembre de 1534 por Sebastián de Benalcazar.

Muchos de aquellos edificios de la época colonial constituyen el centro de la ciudad vieja, hoy Patrimonio de la Humanidad.

De entre todos ellos destacaríamos la iglesia de la Compañía de Jesús. Una joya barroca, repleta de cuidados detalles. Cada centímetro de la iglesia esta tallado y recubierto con finas laminas de oro, del que se necesitaron 7 toneladas para cubrir sus techos, muros y altares. Para los ecuatorianos esta es sin duda la iglesia más bonita del país.

2 comentarios:

  1. Cierto. ¡Qué bonito es quito!¡Qué agradable viajar por Ecuador!
    ¡Y qué ganas tengo de estar en la carretera con la furgo!
    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Añado: ¡Vaya "sustito" lo del patinazo con el camión bajando al lago San Pablo!

    ResponderEliminar