lunes, 14 de enero de 2019

Méjico, Baja California Sur,II.



Dejamos atrás el clima benigno de San Francisco de la Sierra y descendemos para retomar la carretera hacia el sur.




Llegamos después a San Ignacio, teniendo la sensación de estar en un oasis de Marruecos.




El pueblo se asienta junto al rio del mismo nombre, rodeado de un gran palmeral.




Su principal atractivo es la iglesia, la mejor conservada de Baja California. La encalada fachada barroca contiene adornos de piedra volcánica roja.




Esta misión fue fundada por los jesuitas en 1728, aunque la iglesia que vemos hoy fue construida por los dominicos en 1786.







El volcán de las Tres Vírgenes se yergue sobre la árida planicie, destacando en el horizonte.




Llegando a Santa Rosalía vemos por primera vez el Mar de Cortés, que se extiende entre la península y el continente.




Esta población se fundó alrededor de una mina de cobre, hoy agotada. Numerosos galpones y estructuras de madera y hierro quedan como testigos.







Más al sur se encuentra Mulegé con una ría de agua que entra hacia el interior, aunque sus playas no son especialmente buenas.







Unos kilómetros después llegamos a Bahía Concepción con sus magnificas playas, como la de Santispac, dulcificada por el mar interior de Cortes, donde por fin las aguas no están frías.










La carretera continúa pegada a la costa mostrando  más bellos paisajes.










A última hora del día llegamos a la playa del Requesón y allí nos quedamos a pasar la noche.







El paisaje interior sigue inmutable desde hace más de 1000 km.




Pasado Loreto la carretera vuelve a asomarse al mar, donde se suceden apetecibles playas para el baño.







Cerca de Juncalito la carretera se comprime entre la sierra de la Giganta y el mar, ofreciendo un paisaje más verde, seguramente favorecido por la humedad del mar y estas altas montañas.







Juncalito también fue una buena opción para pasar la noche, observando encantados como pescaban un grupo de pelícanos a pocos metros del camión.










Conforme nos acercamos al sur de la península el turismo americano de resort y campos de golf empieza a notarse.




De nuevo la carretera se vuelve aburrida, estrecha y peligrosa por el desolado interior. 320 km. desde que dejamos las ultimas playas hasta nuestra entrada en La Paz.




La Paz es la capital del estado Baja California Sur y se asienta junto a la mayor bahía del Mar de Cortés. Un malecón de tres kilómetros salpicado de palmeras, hoteles y restaurantes bordea la ciudad.







En esta bahía se encuentran también numerosas y bonitas playas de arena blanca, como la del Tesoro, Pinchilingue y Tecolote.










Nuestro tiempo en la península de Baja California ha terminado y nos dirigimos al puerto para embarcar hacia el continente.




Salimos pasado el mediodía. El pasaje del camión nos costó 7500 pesos, que incluye al conductor y el acompañante paga 1100 pesos más. Total fueron unos 390 euros.







Una agradable travesía, en un cuidado barco, en el que incluso tuvimos música en vivo en el salón del bar.




Llegamos a Topolobampo de noche, después de siete horas de navegación.




Dormimos en el animado malecón de la ciudad, al otro lado del puerto.




Desde aquí hicimos de un tirón los 456 km. hasta Mazatlán, tenemos muchos kilómetros que recorrer por Méjico y poco tiempo.










Mazatlán, situado justo al sur del trópico de cáncer, es un lugar turístico por su agradable clima y los casi veinte kilómetros de playas. Aquí nos despedimos de los baños en el Pacifico.







Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas………………..

Baja California, con sus 1300 km. de longitud de norte a sur, es un territorio todavía salvaje de desnudas montañas, áridas planicies, cactus gigantes y playas de ensueño, donde podemos descubrir su abundante vida marina: leones y elefantes marinos, ballenas, tiburones………

Son tantas las playas, ensenadas y sitios a conocer, que harían falta varios meses para verlo todo.

A lo largo de nuestro recorrido no hemos tenido ningún problema de seguridad, tampoco ningún incidente con la policía, solo algún registro rutinario en los controles que el ejército hace  a lo largo de la carretera y siempre han sido correctos y amables en el trato.

Volvemos a repetir que el principal peligro es su carretera, no por el estado de su firme, sino por lo estrecho de su vía, agravado esto porque en la mayor parte de su trazado la carretera esta sobre elevada y poner una rueda en el arcén significaría dar varias vueltas de campana.

La carretera esta tristemente jalonada por las cruces de los que aquí dejaron sus vidas.



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