martes, 8 de mayo de 2018

Canadá, bordeando la frontera americana.



Han pasado más de cinco meses desde que dejamos nuestro querido camión en Vancouver, concretamente en “Maple Leaf Self Storage” en Langley. Nos preocupaba como le afectaría la humedad de esta región, donde no ha parado de llover en todo el invierno, con alguna que otra nevada. Lo dejamos cubierto con una lona de plástico y con las ventanas abiertas un filo para que ventilara el interior. Sorprendentemente lo encontramos en perfectas condiciones.




Después de hacerle la revisión anual y los cambios de filtros y aceite, dejamos Vancouver por la N1 un soleado día de finales de abril. Nuestra cámara ha sufrido un accidente, se cayó de un armario y ha quedado inservible. Hasta que podamos comprar otra en EEUU tendremos que usar las fotos del teléfono.




Nos sentimos contentos de estar de nuevo en la carretera y reencontrarnos con esa naturaleza que tanto nos atrae. Nuestra primera parada es el parque provincial de las cascadas Bridal Veil. Una espectacular cola de caballo de 60 metros de altura.










En la población de Hope dejamos la N1  continuando hacia el este por la N3, que va bordeando la frontera de Estados Unidos. La carretera se encajona entre montañas, bosques y ríos en el más puro paisaje canadiense.




El parque Manning se encuentra sobre los 1300 m. de altitud y permanece cerrado porque la nieve cubre todos los caminos.




Esto no es impedimento para que nosotros nos adentremos y hagamos una de sus rutas. Gracias a las indicaciones de una pareja de canadienses podemos llegar hasta la cascada de la mina.







El camino discurre entre pinos y cedros centenarios.




Curiosamente junto a la cascada hay una mina abandonada y una de las camionetas que usaban para el transporte de material. Una imagen surrealista en medio del bosque.







En otra zona del parque, continuando por la carretera, llegamos al lago Lightning, que permanece helado. Este invierno ha sido especialmente duro e intenso.













Andábamos entre el lago y el bosque, no había nadie en los alrededores, cuando de la linde de los pinos vimos aparecer un lince, a no más de 40 metros. Un momento mágico que pocas veces un humano tiene ocasión de ver. No fuimos capaces de sacarle una foto.




Casi todos los días, a última hora de la tarde, los ciervos  vienen a pastar la hierba fresca que crece en la orilla de la carretera. Y aunque tienen unas vallas para protegerlos, las saltan sin ninguna dificultad.







En el pueblo de Princeton hacemos un pequeño recorrido por el sendero Trans-Canadá, que cruza el país desde el Océano Pacifico al Atlántico. Aquí utiliza la ruta de una antigua via férrea.







La vida salvaje es difícil de entender, unas veces son muy huidizos y otras, como al regreso de nuestra caminata, los vemos pastando entre las casas del pueblo. El pelaje lo tienen un tanto feo por la pelecha.







A la salida del pueblo, tomamos una carretera secundaria que discurre paralela al rio Similkameen.










Este valle es conocido por sus explotaciones de frutales y sus bodegas.







Nuestra siguiente parada la hacemos en Osoyoos, territorio de los primeros pobladores, donde todavía se mantiene una reserva.




Las montañas se abren dando lugar a un vasto valle dominado por el lago Osoyoos.







El valle se lo disputan los terrenos de cultivo de árboles frutales, viñedos y un turismo vacacional atraído por las actividades alrededor del lago.







Continuamos hacia el este, pegados a la frontera con Estados Unidos, 81 km. después llegamos a Greenwood. Es domingo por la tarde y la ciudad está desierta, ocupada solamente por unos curiosos ciervos.







A lo largo de la ruta, los puertos de montaña y los valles se suceden, pues estamos cruzando perpendicularmente la cordillera de la Rocosas. En los puntos altos la nieve alcanza varios metros de espesor.




Los parques permanecen cerrados, como este de Nancy Greene a 1500 m. de altitud, porque las entradas permanecen cubiertas de nieve.




A pesar de ello, andando podemos adentrarnos un poco y llegar a ver el lago y el refugio.










Bajando el puerto nos encontramos con el primer oso de esta temporada.







La naturaleza y la vida salvaje de este país es incuestionable. Unos kilómetros después unas cabras de las Rocosas pastan tranquilamente a la orilla de la carretera.







La carretera continúa cumbreando rodeada de abetos y nieve.







Bajamos a un nuevo valle y llegamos a la ciudad de Cranbrook.




Aquí sacamos las bicicletas por primera vez, en esta temporada, y aunque el recorrido no es muy interesante tuvimos la oportunidad de volver a encontrarnos con los ciervos.







En otro recorrido, esta vez a pie, por Isidore canyon vemos en un lago una pareja de castores.







Hablando con unos canadienses nos indican una pista que se adentra por el valle del rio Bull.







Un escenario de gran belleza y soledad, rodeado de naturaleza en su estado más puro.







Intentamos llegar al lago Summer, pero la nieve que cubre la pista no nos deja avanzar. Tenemos que retroceder un kilómetro marcha atrás, en una delicada maniobra por una empinada y estrecha pista.







En nuestras rutas a pie siempre pensamos que nos pueda sorprender algún oso y esta vez solo vimos sus huellas. Ha sido un excelente recorrido, con unos magníficos sitios de acampada a lo largo del rio.










Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas……….

Desde Vancouver se nos planteaban dos rutas para seguir explorando los parques de las Rocosas. Una cruzar directamente a Estados Unidos y llegar a Montana por el sur,  y otra continuar hacia el este, por el sur de Canadá, enlazando carreteras, pegadas a la frontera.

Elegimos esta segunda y pensamos que ha sido un gran acierto.

A pocos kilómetros de Vancouver, las Rocosas ocupan el paisaje y se suceden valles y puertos de montaña de gran belleza. También la vida salvaje se asoma a esta ruta.

Todos los días hemos tenido ocasión de ver algún animal como ciervos, cabras de las Rocosas, osos, castores, numerosas aves……….




No hay comentarios:

Publicar un comentario