lunes, 16 de marzo de 2015

Mongolia, los mejores paisajes de Asia Central.


Atrás dejamos Karakorum, la que fue antigua capital del reino mongol y su magnífico monasterio Erdene Züü.




Después de muchos días de pista nos sorprenden unos kilómetros de asfalto, pero nuestra sorpresa es mucho mayor cuando paramos a saludar a unos ciclistas y uno de ellos no solo es español sino que además es cartagenero. Antonio es un intrépido viajero, que cada vez que su trabajo se lo permite, se lanza al mundo con su bicicleta.




El asfalto pronto desaparece  y solo las rodadas en la pista nos guían en este vasto territorio.




Ahora nos adentramos por el valle de Orkhon,  salpicado por las blancas yurtas de los nómadas, pequeños lagos y zonas de bosque en las alturas.







El caballo siempre está presente en la vida de los mongoles. Con el dominio y destreza en su montura consiguieron la grandeza de su imperio.




En este valle se encuentran las famosas aguas termales de Tsetserleg, donde aprovechamos para darnos un buen baño.







Es raro el día que no tenemos que cruzar algún cauce de agua.







Los yak, con su largo pelaje, son los animales mejor adaptados a este clima extremo. Nos decían unos nómadas que en lo más crudo del invierno tenían que proteger de la intemperie  a los caballos y ovejas en improvisados chamizos, mientras que los yak podían permanecer sobre la nieve.







Los mongoles actuales son semi nómadas, en verano se trasladan con sus ganados en busca de buenos pastos y viven en sus yurtas pero en invierno se concentran en pequeñas poblaciones.




En muchas ocasiones la carretera de tierra está en tal mal estado que se crean multitud de pistas paralelas, aunque en algunos tramos la están rehabilitando.




Nuestra ruta nos lleva a bordear por el norte el gran lago Therkhiin Tsagaan de 161 km2 y situado a 2060 m. de altitud.




Este lago se creó por las erupciones volcánicas que taponaron la salida del rio Terkh. En esta zona de bosque los ovöos animistas son de ramas y troncos de árboles. Los mongoles son muy tolerantes con la religión, desde el siglo XVI el budismo es la religión dominante del país aunque las practicas chamanistas permanecen igualmente muy vivas.




La pista paralela al lago discurre por unos paisajes de extraordinaria belleza.







Algunos tramos angostos y sobre el acantilado nos complican el paso, sobre todo al cruzarnos con otro vehículo.







En el país menos poblado del mundo nos sigue asombrando ver una casa aislada a cientos de kilómetros de otra. La mayoría de ellas son pequeños restaurantes donde paran y hacen noche los camioneros que por aquí pasan.







Algunas veces los ríos no se pueden vadear por las zonas pantanosas que los rodean, pero algunos puentes nos parecen menos seguros que el vadeo.










Vamos de vuelta  Olgiy por la ruta del norte y en ella se suceden numerosos lagos.







Nos alegra encontrarnos, de tarde en tarde, con algún camión que nos confirma que estamos en la buena ruta. Otras veces les servimos de ayuda cuando quedan atrapados en el barro.







Lo mejor de Mongolia son las zonas de acampada, sobre todo por su amplitud, aunque de servicios andan un poco escasos.




Los meses de julio y agosto son los mejores para visitarlo, la temperatura media es de 17º. Y aunque son los meses que mas llueve sus tormentas son breves y enseguida sale el sol.







Siempre que tenemos oportunidad paramos a echar un rato con los lugareños, aunque no nos acostumbramos al te salado y agrio típico de este país.




Como siempre la familia en el lado derecho de la yurta ( o ger como la llaman los mongoles) y los visitantes en el izquierdo.




El lago Khyargas de 1406 km2, forma parte del parque nacional del mismo nombre. Está situado a 1028 m. de altitud y en sus alrededores existen diversas fuentes termales. Cuando pasamos por allí, lucía un sol esplendido que invitaba a darse un baño.




Aunque el camello ha sido el animal de carga con el que transportaban  las yurtas y todos sus enseres, ahora en el siglo XXI  se hace en pequeños camiones y el resto de la familia va a caballo con los animales.










Con los últimos rayos de sol llegamos al lago Achit.







Estamos a punto de llegar de nuevo a Olgiy y terminar nuestro recorrido por este fantástico país.




Esta provincia,  situada al oeste del país, se caracteriza por la mayoría de su población de origen kazako y como tales amantes de la cetrería, actividad que se remonta a los orígenes de este pueblo. Las águilas reales tras un largo y difícil  adiestramiento son utilizadas para la caza.







A finales de agosto llegamos a Olgiy.




Aquí nos despedimos, con una paella y unas copas de vino mongol, de nuestra amiga Isabel que volaba de vuelta a España.




A nosotros se nos acababa el visado y continuamos hacia la frontera con Rusia.




Pequeño poblado en el puesto fronterizo.




Mapas del recorrido.











Filopensamientos y otras cosas……………………

La primera imagen que evoca este país es la de una naturaleza casi virgen, donde su inmensidad parece no privarnos de nada: de las vastas estepas de Mongolia oriental a las infinitas llanuras del desierto del Gobi, de las cimas nevadas de Altair a la depresión de los lagos del norte, permaneciendo casi inalterable hasta nuestros días.


Sus paisajes son de una belleza extraordinaria. Para los que amamos la naturaleza y los grandes espacios, nada comparable a este país, donde los horizontes son inabarcables. 

1 comentario:

  1. Hola, Soy Pablo, de Cómo preparar un gran viaje. Nos encantaría contactar contigo, ¿nos podéis facilitar un email? Escribidnos a hola@ungranviaje.org, por favor.
    Un saludo!

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