miércoles, 25 de febrero de 2015

Mongolia, tras la huella de Gengis Kan.


Dejamos atrás el lago Orog y con rumbo sur llegamos al pequeño poblado de Bayangiin . Siguiendo viejas y difusas pistas nos adentramos al desierto del Gobi, pero esto se convirtió en una  encerrona pues las dunas vivas habían cortado la pista.







Fueron horas de mucha tensión avanzando entre dunas con el miedo de quedarnos atrapados en la arena en medio de la nada más absoluta. Hay que pensar que en ninguno de los pueblos de alrededor existen medios para mover las 11 toneladas que pesa el camión.




En más de una ocasión tuvimos que desandar decenas de kilómetros buscando una salida racional al encuentro de una pista más segura.







Llegamos a Servrei una pequeña aldea en el corazón del Parque Nacional Gurvan Saikhan. En el horizonte destacan las enormes dunas de Khongoryn Els.




La enorme extensión de este país y las pistas en tan mal estado nos hace modificar la ruta y tomar rumbo norte. Nos quedan más de dos mil kilómetros de recorrido y llevamos gastados muchos días, además no sabemos las dificultades que todavía nos quedan por pasar.




Además del GPS, los dos planos que llevamos de Mongolia y las guías, se hace imprescindible preguntar a los pocos lugareños la mejor ruta.







De nuevo la pista nos juega una mala pasada, unas montañas nos cierran el paso, obligándonos a pasar por unos barrancos en el lecho del rio, donde el camino se estrecha tanto que a veces es difícil la maniobra.







El estrecho barranco, poco a poco, se va abriendo, las montañas se van suavizando y después de unas horas sin saber muy bien donde nos llevaría se abre ante nosotros una inmensa llanura con una buena pista.




Cerca de Bayanzag se encuentran los “ Flaming Cliffs” unos barrancos de arena roja donde se han encontrado el mayor deposito del mundo de huesos y huevos de dinosaurio.




Ahora el Desierto del Gobi se suaviza en una enorme llanura, donde el horizonte se vuelve plano hasta donde alcanza la vista.




En la soledad de este inmenso desierto nos sorprende esta manada de camellos.




Los camellos bactrianos mongoles de dos jorobas, se les conoce como los barcos del desierto.




Es una criatura versátil y de bajo mantenimiento, puede pasar una semana sin agua y un mes sin comida, puede cargar hasta 250 kg. y proveer de lana, carne y unos 600 litros de leche al año.




A unos 150 km. al norte de Bayanzag visitamos las pocas ruinas que quedan del monasterio Ongiyn a ambas orillas del rio del mismo nombre. Llego a albergar hasta 1000 monjes antes de ser enteramente destruido por los rusos en 1937.




En el recinto del monasterio hay una fuente a la que se le atribuyen cualidades curativas. Aquí acuden los locales a bañarse en el rio y hay un hotel donde las habitaciones son yurtas.










En verano se organiza un festival de música y tuvimos la suerte de coincidir con él. Nos encanto su música, su puesta en escena, su vestuario, coreografía…..










Nos parece muy curioso verlos con sus mejores galas luciendo sus condecoraciones.




En el verano, después del largo y crudo invierno donde todo está helado, la tierra se cubre de hierba.




El cruce de ríos es muy frecuente, algunos vadeos son complicados para nosotros al desconocer cómo estará el lecho del rio. En ocasiones esperamos a que pase algún lugareño que nos indique el camino.







Muy de tarde en tarde cruzamos pequeñas aldeas. Todos sus vecinos viven muy agrupados, con sus casas rodeadas de vallas de madera en cuyo interior en la época estival montan sus yurtas. En sus pequeñas tiendas es difícil encontrar verdura o fruta, salvo patatas y cebollas.










Uno de los grandes atractivos de Mongolia es la belleza de sus paisajes, las montañas que verdean ondulantes hasta desaparecer en el horizonte se van sucediendo sin fin.




En este vasto paisaje, de vez en cuando, encontramos a los nómadas en sus tradicionales yurtas, aquí llamadas ger.







Algunas noches acampamos en sus proximidades y podemos participar de su vida cotidiana. Esta familia vive de su rebaño de yaks  y a primera hora de la mañana hay que ordeñar.







El ger es la  vivienda tradicional mongola. Una tienda circular de aproximadamente 20 m2, cubierta de fieltro, sobre una armadura de madera plegable. El techo se sostiene por 81 barras de madera, un número basado en la cosmología mongola.







El ger es también una representación en miniatura del universo, el orificio del centro del techo simboliza el cielo y justamente debajo se encuentra el fuego del hogar. Los dos postes de madera que unen el fuego con el cielo son los elementos más sagrados del ger, no se puede pasar entre ellos ni tampoco, pasar ningún objeto.




La distribución interior corresponde a una estricta tradición. La puerta está orientada al sur, el norte es el lugar sagrado donde se encuentran los restos de los ancestros, la foto del Dalai Lama y los objetos más preciados de la familia. El oeste está reservado a los hombres y a los invitados y el este es el espacio de las mujeres y de la vida domestica.




Pocos son los monasterios que quedaron en pie después de la era soviética, cerca de Arvaykher visitamos uno donde se mantiene una pequeña comunidad de monjes.










Continuando hacia el norte y a unos 130 km de Arvaykher llegamos a Karakorum, la que fue capital del imperio mongol en el siglo XIII.




De la ciudad prácticamente no queda nada, se sabe que era un cuadrado de 4000 m. de lado y que sus vértices estaban marcados por cuatro tortugas de piedra de las que se han encontrado tres y solo una se encuentra allí.




En el año 1206 Temuyin fue coronado aquí como rey de los mongoles, después de unificar todo el imperio, con el nombre de Gengis Kan.




Junto a los restos de la ciudad se alza el monasterio Erdene Züü, posiblemente el más visitado de Mongolia. Fue construido en 1586. Su base es un cuadrado de 400 m. de lado donde se alzan 108 estupas.




Más de 62 grandes templos se elevaban en su interior.







En un pequeño museo se exhiben trajes y objetos ceremoniales.




Una rica policromía destaca en el interior de los templos.




Mapas del recorrido.









Filopensamientos y otras cosas……

¡Soñar con lo que no conoces y tan solo imaginas……¡ ¿ es eso lo que nos empuja a viajar?

¿Es el impulso que movió a Don Quijote a echarse mundo adelante en “desprecio de la hacienda pero no de la honra”?

Volvían a mi memoria sus palabras tantas veces repetidas.

“Por ventura es asunto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en andar por el mundo, no buscando los regalos de él, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad.”

El rio de la luz, Javier Reverte.



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