sábado, 1 de septiembre de 2018

EEUU, Nuevo Méjico.



Dejamos Taos y a unos 7 km. al sur paramos en la iglesia de San Francisco de Asís. Construida en barro, con gruesos muros y sin ventanas, ya que se utilizaba tanto para el culto como para protegerse.







Nuestro periplo nos lleva hacia el sur y de vez en cuando el rio Grande se asoma a la carretera.




Este rio que nos evoca recuerdos de un pasado aventurero y pionero, ahora se ha convertido en atracción turística.







Antes de llegar a Santa Fe nos desviamos para conocer el Santuario de Chimayo.







Es un lugar de oración, donde acuden muchos peregrinos con sus ofrendas y peticiones.




Rodeado de capillas como la del Niño de Atocha o la dedicada a la familia.










La carretera continúa por este paisaje árido y seco, tan característico de Nuevo Méjico. El único punto de color lo aportan las recientes flores de los cactus.







Por fin llegamos a Santa Fe, la capital de Nuevo Méjico y la ciudad más antigua de Estados Unidos. Fue fundada por los españoles en 1598.







Es una de las ciudades más interesantes y bonitas de todo el oeste. Su estructura es casi idéntica a la de una ciudad antigua y turística española.




En el centro destaca su plaza arbolada rodeada de edificios de adobe.







Por fin una ciudad que se puede conocer paseando por sus calles, a la sombra de sus soportales, descubriendo en cada esquina bonitas construcciones, ya sean iglesias, museos o tiendas de arte.













Desde la plaza se divisa la catedral de San Francisco de Asís, donde se conserva la imagen de la virgen más antigua de Norteamérica, fue tallada en Méjico a principios del siglo XVII.







En uno de los laterales de la plaza se encuentra el Palacio de los Gobernadores fundado en 1610, hoy museo.







De Santa Fe nos dirigimos al Monumento Nacional Bandelier. En medio de este desierto deshabitado encontramos varios hoteles casinos que sorprendentemente están a tope de coches.







Este monumento, llamado así en honor a su descubridor, es un cañón con un arroyuelo permanente donde vivieron los indios Anasazi.







Estas montañas de arenisca, fáciles de horadar, fueron las viviendas trogloditas de este pueblo hacia el 1100.







Un sendero recorre todo el cañón y nos lleva a la cueva ceremonial, a la que hay que ascender por unos tramos de empinadas escaleras.







Continuando nuestra ruta hacia el noroeste atravesamos el bosque nacional de Santa Fe, en el que volvemos a encontrar animales salvajes. Unos ciervos y un hambriento coyote.




Al día siguiente nuestra ruta nos lleva junto a la reserva nacional de Valles Caldera.




Donde cientos de ciervos pastan libremente junto a un pequeño arroyo.







Cuando entramos en Estados Unidos por Montana, la altitud media era de 2.000 metros. Sorprendentemente se ha mantenido a lo largo de los estados de Wyoming, Colorado y ahora en Nuevo Méjico.




Los motores de la economía de Nuevo Méjico son la agricultura, el turismo y la minería. A lo largo de la carretera se suceden pequeñas y numerosas explotaciones de hidrocarburos.







En el extremo noroeste del estado, se encuentra el Parque Nacional Histórico de la cultura Chaco. Al que accedemos por una pista de unos 40 kilómetros rodeados de desierto.













Caía la tarde cuando entramos en Chaco y nos instalamos directamente en el camping primitivo que hay en el parque. (Primitivo quiere decir que no tiene ni luz ni agua)







La cultura Chaco empezó a mediados del siglo IX y duro más de 300 años. Eran unos maestros albañiles que construyeron grandes edificios de piedra de varios pisos.










Hacia el año 1050, Chaco se había convertido en el centro ceremonial, económico y administrativo de la cuenca de San Juan. Y se calcula que llego a albergar a unos 5000 anasazis.







De su arquitectura destacan las Kivas, recintos circulares semienterrados, que tenían una doble función. Las pequeñas eran el lugar de reunión de la familia.




Las grandes Kivas se usaban para la celebración de ceremonias.




Pueblo Bonito era el centro del mundo chacoano, una enorme construcción semicircular, al amparo de las paredes del cañón.










Para apreciar mejor este enclave ascendemos por un sendero, entre grandes bloques de piedra por las paredes del cañón.







Desde esta altura tenemos la visión perfecta de todo el complejo Pueblo Bonito.




Y podemos hacer la comparativa con la recreación hecha por los arqueólogos.




A lo largo del valle existen numerosas ruinas del los diferentes asentamientos, así como petroglifos.










Algunas dañadas por un antiguo vandalismo.




Con una visión del desértico valle y del centro de visitantes dejamos Chaco.




Cerca de la puerta, en la escasa hierba verde que crece en este desierto, tenemos una fantástica imagen de vida en un entorno tan duro.







Continuando hacia el norte, ya cerca de la frontera con Colorado, llegamos a las ruinas de Aztec, que también pertenecen a la cultura Chaco. Una serie de caminos unían desde Bandelier, pasando por Chaco y Aztec, hasta Mesa Verde en Colorado.







Lo mas interesante, quizás, de estas ruinas sea la reconstrucción de una Kiva ceremonial.







Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas………………

Nuevo Méjico, desde el punto de vista cultural, es uno de los estados más atractivos del país, debido a la influencia mejicana sobre los indios de la zona y al establecimiento de los españoles entre los siglos XVI al XIX.

Las ricas culturas indias, sobre todo  anasazi y pueblo, se pueden apreciar a lo largo de este estado como los asentamientos de Taos o el parque histórico de Chaco y Aztec y en la lengua viva de los navajos y apaches.

El legado español es claramente visible en Santa Fe, con la simplicidad y belleza de la construcción en adobe.

1 comentario:

  1. Buenas, también tuve la oportunidad de conocer Santa Fe y Taos y no me decepcionó. Os envidio (de forma sana, claro) por tener la oportunidad de acercaos a los parques históricos que tan bien habéis inmortalizado. Un fuerte abrazo.

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