martes, 14 de marzo de 2017

Finlandia, la vanguardista Helsinki.


Aunque estamos tan solo a finales de septiembre, la temperatura es muy fría, la mayoría de los días el termómetro no sube de los 4 o 5 grados. Y es que Finlandia está en una latitud comparable a Alaska y Groenlandia.




Continuando hacia Helsinki llegamos a Savonlinna. Es una clásica población de la región lacustre, con uno de los castillos más impactantes del norte de Europa.




Sobre una roca del lago se alza este altivo castillo medieval del siglo XV. Se accede a él por un moderno puente flotante.







Aquí se celebra todos los años el famoso festival de ópera de Savonlinna que dura todo un mes.







Frente al castillo el museo provincial narra la historia local y la importancia del transporte naval.







Atracados junto al museo hay cuatro barcos históricos que se pueden visitar.







Dejamos Savonlinna y continuamos hacia Helsinki. La carretera continua zigzagueando entre lagos e islas.







Casi en el centro de la ciudad, al lado del estadio hay un gran aparcamiento que nos sirvió de base los días que estuvimos allí. (N60 11 02.3 E24 55 39.8)




Tuvimos la suerte de encontrarnos con Sergio, un madrileño casado con una finlandesa, que se acerco al camión a conocernos.




Fue un magnifico anfitrión, enseñándonos esta ciudad portuaria, que conjuga un adorable y elegante casco antiguo,










con sus edificios de diseño más vanguardista.




Como la iglesia  de Temppeliaukio que es uno de los grandes monumentos de Helsinki. Esculpida en piedra maciza, refleja el ideal finlandés de la espiritualidad en contacto con la naturaleza.







El palacio de la música es otro de los edificios que hay que ver. Sobre todo yendo acompañados por Sergio y su mujer que son músicos.







En esta vanguardista ciudad también tiene su rincón Eduardo Chillida.




Presidiendo la plaza del senado se encuentra la blanca y neoclásica catedral luterana de Tuomiokirkko y cerca del puerto, destaca sobre una colina la catedral ortodoxa construida en ladrillo rojo.







No resulta extraño que la portuaria Helsinki, capital de un país con una geografía dominada por el agua, se fusione de forma tan elegante con el Báltico.







 La mitad de la ciudad parece que sea agua y su sinuoso y complejo litoral incluye un sinfín de bahías, ensenadas y pequeñas islas desperdigadas.




A unos 15 minutos en barco, desde la plaza del mercado, se encuentra la fortaleza de Suomenlinna.







Construida en 1748 para protegerse de los rusos. En otra época esta isla fortaleza albergaba más gente que Helsinki, pero termino conquistada en 1808 tras un largo asedio.







Dejamos atrás Helsinki y a nuestros amigos y seguimos la costa en dirección este, parando en la ciudad medieval de Porvoo.




Fundada en 1346, es la segunda ciudad más antigua de Finlandia. Con sus casas de madera, sus calles adoquinadas y sus pintorescas tiendas de artesanía, merece la pena su visita.







130 km. después llegamos a la frontera con Rusia, queremos conocer San Petersburgo y de allí a los países Bálticos.







Mapas del recorrido.







Filopensamientos y otras cosas………………..

Finlandia tiene una superficie de 338.000 km2, su territorio es bastante plano, aunque las colinas de Laponia añaden algo de relieve al panorama general.

Lo más impresionante de su estadística son sus masas de agua, 187.888 grandes lagos además de humedales y pequeños lagos.

Los geógrafos calculan que en total su línea costera, incluidas las orillas de los ríos y los lagos mide 315.000 km. Aquí siempre estas al lado del agua.

También es uno de los países más arbolados del mundo, donde viven osos pardos, linces, glotones, lobos, alces, renos y un largo etcétera. Es el paraíso para la observación de aves, entre las que destaca el urogallo y el águila real, a los que hay que sumar cientos de especies migratorias que llegan en primavera y verano.

Todo esto unido a su escasa densidad de población de solo 17 habitantes por km2, podíamos considerarla como un modelo de nación ambientalmente sostenible.

Por todo ello nos parece más curioso que Finlandia sea una gran defensora de la energía nuclear y cuenta con varios reactores en activo.

Quizás por esto y por encontrarse en medio, entre Rusia y Europa en la guerra fría, se construyeron y se siguen construyendo refugios nucleares tanto en las zonas rurales como en las grandes ciudades.

Como este de Helsinki, donde se ven las puertas a la derecha de la imagen, en un pasadizo subterráneo.





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