miércoles, 15 de junio de 2016

China, De Xi’an a la frontera mongola.


A unos 40 km. de la ciudad de Xi’an se encuentra uno de los hallazgos arqueológicos más famosos del mundo, Los  Guerreros de Terracota.







Como viene siendo habitual en este país,  enormes aparcamientos y accesos, nos conducen a monumentales edificios, que albergan las distintas fosas donde se encuentran los guerreros.








Este silencioso ejercito subterráneo de miles de soldados a tamaño natural, lleva montando guardia ante la tumba del primer unificador de China, desde hace más de dos milenios.





Parece ser que Qin Shi Huang tenía pánico a que los espíritus de sus víctimas le esperaran en la otra vida o, como supone la mayoría de arqueólogos, esperaba que su reinado prosiguiera en la muerte.








Su descubrimiento fue del todo fortuito. En 1974, unos campesinos que cavaban un pozo, descubrieron una cámara subterránea  que contenía soldados y caballos de terracota en formación de batalla.








Los arqueólogos continúan en la actualidad escavando y restaurando.








Continuando nuestra ruta hacia el norte, a mitad de camino entre Xi’an y Linfen, cruzamos el rio Amarillo.





Después de 370 km. llegamos a la ciudad de Linfen, donde acampamos junto al rio Fen.





En las orillas de este rio, como en casi todas las ciudades de China, se han creado grandes espacios para el esparcimiento de mayores y pequeños.








El paseo por sus riberas se extiende a lo largo de varios kilómetros entre jardines, embarcaderos y plazas.








Al día siguiente, otros 170 km. de autopista, nos conducen a la ciudad amurallada antigua mejor conservada del país, Pingyao.








Las murallas fueron construidas en 1370, tienen diez metros de altura y una circunferencia de 6 km. La puerta occidental todavía conserva un tramo del camino original donde se aprecia la profunda huella de las ruedas de los carros.








Pingyao conserva la esencia casi intacta y seductora de la antigua China.








Con los farolillos rojos en las callejas, elegantes patios , viejas torres, templos, edificios…..








Atrás dejamos la vieja ciudad y por las modernas autopistas continuamos hacia el norte. Nos vemos forzados a utilizar estas vías rápidas porque son muchos kilómetros a recorrer y por las carreteras nacionales, con su intenso tráfico, no nos daría tiempo.





A lo largo de todo el país y en todas las poblaciones que cruzamos, vemos barrios enteros de altos edificios de nueva construcción, la mayoría de ellos sin habitar. Nuestro guía Toni nos explica que los están construyendo los nuevos empresarios, pero su precio es tan alto que pocos pueden pagarlo.





Nuestra siguiente parada, para pasar la noche, es la ciudad de Yuanping. Enseguida, un nutrido grupo de curiosos nos rodea,  se quieren fotografiar con nosotros y nuestros camiones.








Muy cerca de esta ciudad siguiendo nuestra ruta, visitamos uno de los muchos tramos que conforman la Gran Muralla China.





No queríamos visitar uno de esas zonas rehabilitadas de la muralla, donde de nuevo nos veríamos rodeados de multitud de turistas.





Fue uno de los días que mas disfrutamos en esta encorsetada China, que nos permitió realizar una excursión de varias horas recorriendo estas ruinas de más de dos mil años de antigüedad.





Es la mayor obra de ingeniería china y serpentea caprichosamente desde sus dispersos restos manchúes en la provincia de Liaoning a los escombros azotados por el viento en el desierto de Gobi.





Comenzó  a construirse durante la dinastía Qin para evitar los saqueos de las tribus nómadas del norte. La muralla cumplió con sus cometido en ocasiones, pero a la larga fracaso como línea de defensa impenetrable. Gengis Kan comento con ironía: “la firmeza de una muralla depende del valor de los que la defienden”.








Desde lo alto de la muralla descubrimos a sus pies el pequeño pueblo de Jiuguangwu, totalmente amurallado. Una joya del pasado sin convertir todavía en atracción turística.








Ya estamos en el tramo final de nuestra travesía por China. Ahora llegamos a Datong, la última ciudad importante de nuestro recorrido.





El parque del lago nos vuelve  a servir de campamento para pasar la noche.








Alrededor de este lago artificial encontramos una serie de grandes edificaciones de diseño futurista que llama poderosamente la atención. Sobre todo porque están a medio terminar y abandonados.











A partir de aquí el paisaje poco a poco se transforma, estamos entrando en el desierto de Gobi.








El color verde desaparece y las arenas del desierto cubren los campos, haciendo cada vez más difícil la supervivencia en estas tierras.








Dos días más tarde y 480 km. desde que dejamos Datong, entramos en la ciudad fronteriza de Erenhot. A ambos lados de la carretera numerosas figuras de dinosaurios decoran el desierto.








Normalmente las ciudades fronterizas son decadentes y caóticas, sin embargo Erenhot es una ciudad moderna y con todos los servicios.








Con nuestros amigos austriacos celebramos la despedida de China ya que por fin, al día siguiente seriamos libres de nuevo.





Paso fronterizo con Mongolia.





Mapas del recorrido.












Filopensamientos y otras cosas……………..

La sociedad china se basó durante los dos milenios pasados en el confucionismo.
Es una filosofía humanista que busca la armonía y el bien común, destacando la importancia de la educación y el respeto por los mayores.

Confucio nació en el siglo VI a.C. y se considera el primer filósofo humanista de China al defender la moralidad (humanidad, rectitud y virtud) y el culto de uno mismo como base para el orden social.

Aunque el confucionismo ha cambiado a lo largo de los siglos, mantiene algunas de sus ideas principales, concretamente el énfasis en el respeto a las cinco relaciones jerárquicas básicas en ambos sentidos: padre-hijo, señor-súbdito, marido-mujer, mayor-joven, amigo-amigo.

Confucio creía que si cada individuo cumplía con su cometido se alcanzaría el orden social

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