lunes, 11 de mayo de 2015

Pakistán, donde se encuentran las más grandes cordilleras del mundo.


En la aldea de Gulmit todo el mundo nos conocía, somos los españoles del camión que estamos esperando que terminen las obras poder continuar. Por expreso deseo del alcalde, estábamos aparcados en el jardín del pequeño y popular restaurante “Stone Age Café & Hotel”.







Su propietario Faryad, fue quien más nos ayudo, presentándonos al capitán de la barcaza que nos tendría que sacar de allí. Éramos tan populares que hasta nos hicieron una entrevista un grupo de estudiantes de periodismo que andaban por la zona.





La única fruta que hay en el valle son las manzanas, cuando nosotros quisimos comprar el tendero se reía, todo el mundo tiene y no se venden. Un joven nos acompaño a su huerto para que las cogiéramos. 



   

 El carnicero tenia secando las cabezas de yak que había sacrificado. Por 5$ le compramos una para decorar el frente del camión.





Por fin después de diez días de espera terminan el tramo de pista que nos lleva un kilometro más abajo, donde la profundidad del lago permite operar con la barcaza.





Pero esta gabarra es de la obra y solo se utiliza para el transporte de material de construcción de la nueva carretera. Cuando llegamos, el chino encargado de ella no estaba de buen humor y nos dijo que no podíamos subir. Curiosamente  se fue de vacío.





El capitán del barco, un buen pakistaní, dijo que nos esperáramos un día más que intentaría convencer al chino. Al amanecer del día siguiente pudimos partir.








Estos han sido los 11 km. más largos de nuestro viaje. Nos costaron 11 días, 200$ y una pequeña propina a la tripulación.








Al final del lago se aprecia el derrumbe que ocasiono el taponamiento del rio.





Del embarcadero se sale por una empinada y complicada pendiente, entre camiones que esperan transbordar su carga.











Atrás dejamos el nuevo lago Attabad y seguimos paralelos al rio Hunza.





Al borde de la carretera, poco antes de llegar a Karimabad se encuentran las sagradas rocas de Hunza. Son grabados realizados en la piedra por los peregrinos y comerciantes de una de las antiguas rutas de la seda.





Karimabad, a 20 km. del lago, es un pequeño pueblo de montaña con varias fortalezas antiguas.








Es la capital del Hunza, uno de los lugares más bellos de Pakistán y conocido enclave turístico frecuentado sobre todo durante el verano. Aquí nos esperaba Ishaq Ali de North Pakistán Adventure, que fue la agencia que nos proporcionó el visado de entrada tan difícil de conseguir. (ishaq_jan@yahoo.com)








Es agradable pasear por sus callejuelas y escondidas plazas, donde las mujeres ataviadas con sus ropas tradicionales, se reúnen a charlar. Son muy abiertos y tolerantes y no les importa en absoluto que las fotografiemos.








Cuenta con vistas espectaculares de las montañas que lo rodean y algunos montañeros vienen a escalar sus cumbres, atraídos especialmente por el Rakaposhi de 7.788 m. o el Batura de 7.772 m.








Desde que entramos en este país, todo el mundo nos advertía sobre los pakistaníes, que no todos eran iguales, que íbamos a encontrar gente muy diversa y no toda buena. Desde Karimabad hicimos una excursión al valle que se encuentra enfrente y nos topamos con la otra cara de este país. Sus miradas y sus actitud demostraban un rechazo tal que nos hizo darnos la vuelta. 








Nos volvimos a Karimabad donde hicimos algunas excursiones y donde hasta las estudiantes querían hablar con nosotros y practicar su inglés.





Seguimos descendiendo paralelos al rio hacia el valle de Gilgit.







La cordillera del Karakorum nos sigue mostrando sus bellas cumbres. Como en esta foto del glaciar Bualtar.





Algunas veces la carretera discurre por empinadas laderas donde da vértigo mirar al fondo del valle.





En otros tramos, los derrumbes complican el paso.





El riesgo de desprendimientos de piedras es una amenaza continua.





Gilgit es la población más importante en esta ruta, aquí se puede comprar de todo y  cambiar dinero.





Desde ella ascendimos por el valle de Gilgit visitando algunas de sus aldeas.





Los puentes colgantes que las unen solo son para vehículos ligeros.








Lo mejor de los viajes es disponer de tiempo para vagabundear sin prisas, adentrándonos en la vida y costumbres del lugar.








Nos parece muy curioso, que hasta  los pueblos más pequeños y perdidos, tengan su tienda de telefonía.





En otra aldea estaban jugando al futbol, pero pronto la atención se desvió hacia nosotros, ya que la única mujer que había en los alrededores era Ana. Tuvimos que marcharnos ya que la situación se volvió un poco violenta.





Aunque este valle es famoso por ser de los más bonitos de Pakistán, solo nos adentramos unos kilómetros, el ambiente cerrado de los pueblos y los numerosos controles de la policía nos hicieron desistir de seguir avanzando.








Continuando por la Karakorum highway llegamos a este importante punto geológico donde el rio Gilgit se une al Indo y hacen de frontera a las tres más altas cordilleras de la tierra, Hindú Kush, Karakorum y Himalaya.








Unos 60 km. después aparece majestuosa la imponente mole del Nanga Parva.











Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas………….


“Creí que era una aventura y en realidad era la vida”
Joseph Conrad.

“ Recuerda que todo lo grande se debe a la pasión”
Jack London.

“ Pero ¿ no es demasiado pequeña para tanta ambición, la Tierra entera?”
Friedrich Nietzsche.


3 comentarios:

  1. Amigo Evaristo, una preciosidad los paisajes que estáis disfruntado, enhorabuena por las fotos....saludos

    willy Godinez

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  2. Really nice to see your blog but I am bot familiar with the language :P

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