viernes, 15 de noviembre de 2013

Etiopia, el Valle del Omo.


Los konso se asientan al sur del lago Chamo, una compleja y rica cultura, que basan su existencia en la practica intensiva de la agricultura del sorgo, maíz, trigo, cebada, algodón……El terreno montañoso que ocupan les obliga a cultivar en terrazas.




Las viviendas unifamiliares son pulcras y ordenadas, rodeadas por una empalizada. En su interior se encuentran los graneros, las cercas para animales y las chozas de la familia.







Hasta las gallinas tienen su emplazamiento sobre elevado que las resguarda de las alimañas.




Aunque en todas las chozas el fuego está continuamente encendido, la elaboración de la comida diaria se realiza en el exterior.




El principal plato de la cocina etíope es la enyera, una especie de crepe, de textura esponjosa y sabor característico con un toque acido.




Las chozas son diáfanas y sin divisiones. Un par de camastros a cada lado y la lumbre al fondo, de las colañas del techo cuelgan las calabazas que utilizan como recipientes.










La abundancia de niños es el orgullo de toda familia africana.




La miel también forma parte de su dieta. Sus colmenas son de madera con forma de tubo y las cuelgan de los arboles.




Por una buena carretera nos dirigimos a Jinka. Estas tierras elevadas por encima de los mil metros, son muy ricas y fértiles, regadas por numerosos ríos.







En esta población acampamos unos días a la espera de nuestro amigo Ignasi, con el que habíamos compartido unos días en Mali. El llegaba como guía de un grupo de españoles.







Al suroeste del país, en la zona comprendida entre el rio Omo y el lago Turkana, se asientan más de setenta grupos étnicos. Y es casi una visita obligada en este país conocer a los mursi.







Quizás los mursi sean el pueblo más atractivo de fotografiar en África, la característica principal de ellos es los enormes platos que las mujeres se colocan en el labio inferior.







Para ello se abren el labio y desde pequeñas empiezan a dilatarlo, hasta conseguir estas increíbles proporciones.







Estas tribus son todas muy beligerantes y está generalizado el robo entre ellas, tanto de ganado como de mujeres, por eso la mayoría de ellos disponen de fusiles.







El juguete de los más pequeños también son las armas.




Los mursi se agrupan en pequeñas aldeas, su fuente principal de alimentación la consiguen con el ganado y cultivando sorgo y maíz.




Este pueblo es víctima de su propio atractivo, la cantidad de turistas que los visitan están cambiando sus hábitos de vida, siendo ahora mucho más productivo y cómodo, la venta de su imagen que el cultivo de la tierra o el pastoreo de animales.







Ya no es posible un acercamiento con un intercambio de comida o ropa, aquí todo es a cambio de dinero. Las fotos se pagan a 5 birr el adulto, 3 el niño y los grupos la suma de todos ellos.







El romanticismo, la aventura, el descubrir por ti mismo nuevos pueblos, culturas o formas de vida, que experimentamos cuando bajábamos por la zona atlántica de África, tan poco dañada por el turismo, contrasta con el mercadeo que el turismo masivo ha creado en esta zona.




Nuestra siguiente parada es la población de Dimeka, donde queremos conocer otra de las etnias más emblemáticas de este país, los hamer. Por una  pista poco transitada y buen firme nos dirigimos hacia el sur.




La naturaleza de nuevo nos brinda la oportunidad de contemplar, en vivo y en directo, un episodio de su cotidiana existencia. Una manada de buitres devoran los restos de una cabra.




Entre ellos acude un buitre orejudo, que es la mayor rapaz africana y ofrece un aspecto impresionante con su cabeza calva de color rosado, su enorme pico azul y marfil y las pesadas alas negras que extiende como una capa para realzar su porte amenazador.




Por la pista nos vamos encontrando a los primeros hamer, como esta madre con su hija, que van al mercado y que nos ofrecemos a llevar.




Los hamer viven al norte del lago Turkana y hay muchos poblados de esta etnia en los alrededores de Turmi y Dimeka. Viven de la agricultura y la ganadería.




El característico  peinado femenino se hace con barro de color ocre y rojizo y grasas animales, dándoles así su consistencia y vistosidad.







Los hombres en sus peinados incorporan casquetes de barro, plumas de aves y suelen indicar un cierto estatus social: cazadores, guerreros, etc.….







Las mujeres muestran unas profundas marcas en la espalda producidas durante la llamada ceremonia Ukuli Bula, en la que las jóvenes casaderas demuestran su valor y fortaleza física delante de los jóvenes hamer, aguantando los latigazos que les infligen, siendo así merecedoras de su amor.




A las mujeres casadas se las distingue por unos collares metálicos, destacando en la primera mujer, un collar con una pronunciada protuberancia en la parte delantera.







La primera mujer, de las varias con las que puede casarse un hombre, tiene el privilegio de llevar el peso de la familia, economía, educación, decisiones importantes… y su estatus social es muy respetado.




Uno de los puntos de paso obligado es el mercado de Dimeka, donde los hamer acuden a vender o intercambiar sus productos. Resalta la utilización de recipientes naturales como calabazas y cerámica.







Continuamos la pista que nos conduce a bordear el lago Stephane, que hace frontera con Kenia.








Mapas del recorrido.








Filopensamientos y otras cosas…………………….

Etiopía, conocida antiguamente por el nombre de abisinia, es uno de los países más antiguos del mundo, con una enorme riqueza histórica y geográfica.  Sus orígenes se remontan a más de tres mil años y los recientes estudios han demostrado que el antecesor del hombre moderno vivió aquí hace tres millones y medio de años, lo que la convierten en una de las cunas de la humanidad.

Es el único estado no colonizado de África y uno de los mayores reinos del mundo que gobernó regiones de la Etiopía actual, de Eritrea, Sudan y Yemen, desarrollando su propio alfabeto, el amariña. Además se hablan 82 lenguas y 200 dialectos.

Fue el primer estado cristiano del continente en el siglo IV. Y como anécdota el país del primer africano en conseguir el oro en unos juegos olímpicos y el primer atleta del mundo ganador de dos maratones consecutivas, Abebe Bekila.

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