jueves, 20 de diciembre de 2012

Isla de Mozambique


Continuando hacia el norte son numerosos los cauces de ríos que cruzamos.



Al caer la tarde una pequeña aldea nos sirve de refugio para pasar la noche. Paseando por sus polvorientas callejuelas somos bien recibidos pos sus gentes dedicadas a sus múltiples quehaceres.







Algunas montañas monolíticas se yerguen en  estas interminables  llanuras.



Estamos al final de la época seca y las mujeres para abastecerse de agua están hasta bien entrada la noche,  es tan poca la que queda que es casi barro.



Las coloridas telas africanas.



Ya próximos a la Isla de Mozambique paramos a comer cerca de un molino de ñame, la base de la alimentación  en África.





Antes de entrar en la isla nos quedamos unos días en la playa próxima, donde por azar fuimos a parar al resort de un español, que en estos momentos permanecía cerrado.





La playa con la marea baja se llena de vida, los hombres pescando y las mujeres y los niños recolectando cualquier cosa que sea comestible.







La isla de Mozambique está unida a tierra por un estrecho puente de tres kilómetros y medio, con acceso restringido solo a vehículos ligeros.





Con la marea bajante accedemos andando por el puente, mientras vemos marisquear y pescar a las gentes del pueblo.







La isla de Mozambique, Patrimonio de la Humanidad, es un tesoro bañado por las aguas del Índico.





Sus casas nobles, sus palacetes medievales evocan el recuerdo de un pasado lejano rico y prospero. Durante los siglos XIV y XV tuvo su auge con el comercio de oro, marfil y esclavos entre  África y Oriente.







Aunque es Patrimonio de la Humanidad, la humanidad aquí se ha gastado muy poco y su aspecto general es ruinoso y decadente.









De lo poco que hay reconstruido destaca el palacio del gobernador, hoy reconvertido en museo y frente a él la estatua de Vasco de Gama.





Y el monumento a la puerta por donde los esclavos eran embarcados.



Era paso obligado la visita a las Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción, una orden fundada en Cartagena, que tiene su base en Murcia, donde recoge muchos fondos para la ayuda en esta zona. La hermana Antonia, natural de un pueblecito de la Alpujarra almeriense, tiene la vitalidad y la fuerza de una adolescente y con su pequeña congregación lleva adelante el internado de chicas, el hospital, los molinos de grano y la perforación de nuevos pozos de agua.                                                      



La isla de Mozambique es uno de los lugares de mayor interés de este país.



Cerca de esta isla pasamos unos días en la costa, donde encontramos buen pescado y mejor marisco.







Los lugareños nos habían hablado muy bien de las playas de Nacala y hacia allí nos dirigimos.



Esta costa está salpicada de islas y profundas bahías, entre playas arenosas y  manglares, donde todavía el transporte se hace con las barcas tradicionales impulsadas por sus velas latinas.









Siguiendo nuestra ruta hacia el norte, en esta pequeña aldea, pedimos permiso a su jefe para pasar la noche.





Aunque es cierto que después de un año y medio África se repite sistemáticamente, nos sigue gustando adentrarnos en su cotidianidad.







Estos hombres construyen una nueva choza a base de bloques que se inicia desde las cuatro esquinas a la vez.



Otro tipo de construcción es entrelazando ramas y cubriéndolas de barro.



Estos días, los cielos permanecen cubiertos y las temperaturas se mantienen razonablemente templadas.



El asfalto desaparece sin que ya mostremos ningún signo de extrañeza, sobre todo cuando nos aproximamos a las fronteras.



Así llegamos a Mocimboa da Praia



Aunque pensábamos relajarnos en una bonita playa, llegamos ya de noche, al más bullicioso, sucio y maloliente poblado de pescadores.





Y aunque casi no nos dejaron dormir por el interés que despertábamos, al amanecer la bahía se iluminó con los primeros rayos de sol, dejándonos hacer unas bonitas fotos de su actividad pesquera.







Mapas del recorrido





Filopensamientos y otras cosas………….

Los vientos del monzón que soplan del noroeste y  del sureste, propiciaron el comercio entre la ciudad estado de la isla de Mozambique y las costas de Arabia, el Golfo Pérsico y la India.

Entre los siglos XIV y XV la isla vivió su época dorada gracias al comercio de esclavos, oro, marfil y madera que del continente salían hacia los enclaves asiáticos, desde los cuales se importaban especias, cristal y tejidos.

El comercio con oriente propicio la llegada de Islam y en el siglo XVI Vasco de Gama y el poderío luso llegó a la isla.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado Mozambique, especialmente la Isla de Mozambique, que no conocí cuando pasamos por allí -año 2010- por falta de tiempo. ¡Habrá que volver!
    Estupendas fotos.
    Buen viaje
    Pepe Yanes

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  2. Por fin hemos vuelto a viajar...despues de un pequeño descanso. Me alegro de leer otra vez vuestros relatos.

    Un abrazo

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