domingo, 5 de febrero de 2012

Djene y el País Dogon


Djene es una de las múltiples islas en el delta interior del Níger. Para acceder a ella cruzamos en una barcaza, aunque en este momento de la época seca las aguas que anegan todos los campos circundantes han quedado reducidas a pequeños canales.


La entrada en Djene con el camión por sus angostas callejuelas supuso un ejercicio de concentración y pericia para no llevarnos a nada ni a nadie por delante.





Djene es patrimonio de la humanidad por la especial construcción de sus casas en barro.




  Aunque en sus calles la vida transcurre como en todas las aldeas, mezclados sus habitantes con los animales y enseres de su vida cotidiana.















Pero lo más importante de Djene es su mezquita, también patrimonio de la humanidad, por su belleza y por ser el edificio de barro más grande del mundo.












Después de pasar unos días en esta especial ciudad nos dirigimos hacia el País Dogon, sin duda el reclamo turístico más importante de este país.

Llegamos por la meseta a la parte alta de la falla de Bandiagara, donde visitamos el poblado de Giguibombo. 





Este poblado está dividido en tres barrios el musulmán, el cristiano y un  tercero animista.

La pequeña y destartalada iglesia católica debe de hacer mucho tiempo que no se utiliza.







Las casas animistas tienen en su fachada distintos huecos y hornacinas donde colocan sus fetiches para ahuyentar los malos espíritus.






Recorriendo las sinuosas callejuelas nos encontramos con algunas zonas tabú, esta de la fotografía muestra una especialmente para las mujeres. Y para informar a los visitantes tiene hasta un cartel.



También vimos los lugares donde se reúnen los hombres y el consejo de ancianos para hablar, discutir o deliberar sobre los asuntos del poblado. Estas togunas o casas de la palabra, se distinguen fácilmente por su bajo techo para que se permanezca sentado incluso en las acaloradas discusiones. En ellas también está prohibida la entrada a las mujeres.





Este cartel bastante explicito nos avisa del comienzo de la bajada de la falla, siendo especialmente peligroso por su inclinación para los camiones.



La falla se extiende a lo largo de  40 kilómetros donde se asienta la etnia Dogón.



Después de descender por el acantilado llegamos al poblado de Kani Kamboulé.







Con un guía local nos dirigimos a pie al antiguo asentamiento en la pared de la montaña. Los primeros pobladores fueron los pigmeos que para defenderse de sus enemigos sus casas ocupaban los huecos en las paredes verticales y se accedía a ellas mediante escaleras y cuerdas.



Después llegaron los dogones que los expulsaron y construyeron casas más solidas con sus graneros.





La espiritualidad animista de este pueblo recaía en los Ogones que eran los encargados de los sacrificios. Sus chozas estaban especialmente decoradas.







Desde hace unos años los dogones se instalaron al pie de la pared rocosa.













Nuestro amigo Ignasi que nos acompañaba desde Sikasso se queda en esta aldea en su bonito albergue. Nosotros partimos para Burkina Faso, él en unos días regresara a Bamako.





Nuestra visita a esta zona de Mali no la hicimos más extensa pues todas las voces que nos llegaban de las distintas embajadas no la recomendaban a consecuencia de los secuestros en el norte de Mali, así como la guerra que ha empezado el ejército con los tuareg. Es una pena pues el turismo es una importante fuente de ingresos y estos pueblos están muy necesitados de su ayuda.

Por una magnifica pista roja, de las que tanto nos gustan, dejamos Mali.



Realizando los trámites aduaneros en las amplias instalaciones fronterizas de Mali.






  Filopensamientos y otras cosas






1 comentario:

  1. A primera hora de la mañana enciendo esta maquina de sorpresas y como siempre, lo primero que hago es ver si mis amigos del Calce-Team nos deleitan con una nueva entrega de fotos y comentarios de su envidiado "viajecillo", al menos para mi, así es que empiezo la mañana transportándome a tierras Malinesas. Una gozada para la vista y los sentimientos.
    Como siempre, nos habéis hecho gozar con vuestro reportaje y cada vez más me entran ganas de compartir "in situ" una pequeña etapa de vuestra aventura.
    Nosotros la semana que viene salimos para la Riviera Maya a compensar un poco el frío que estamos sufriendo estos últimos días.
    Paco Cartagena

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