jueves, 23 de agosto de 2012

Angola, hacia los desiertos del sur.


 
En Cabo Ledo, unos 130 km. al sur de Luanda, descendimos por una sinuosa y escalonada pista a una cala solitaria, llamada la playa de los surfistas por las buenas olas que allí se generan.




Aunque solo estamos en el paralelo 10º Sur, estas costas están influenciadas por la corriente de Benguela del Atlántico sur, que las recorre enfriando sus aguas. Creando las condiciones para que mejillones y demás crustáceos se den de nuevo.
 






Aunque el agua estaba fría, Evaristo no se resistió a darse el último baño de la temporada.
 



En Porto Amboim por fin encontramos los electrodos de acero inoxidable.
 



También allí tuvimos la suerte de encontrar a dos españoles que estaban montando las cámaras frigoríficas de un matadero industrial.
 



Con la ayuda de David y Carlos pudimos reparar el tanque de agua. Aunque lo que nos llevo más trabajo fue desmontar para que Carlos pudiera acceder a soldar el lugar de la fisura.
 






En sus instalaciones estuvimos unos días, compartiendo las comidas y algunos asiáticos.
 



De allí nos fuimos a cargar agua junto al rio Queve donde la potabilizaban  con el mismo lema que en nuestra tierra “agua para todos”.
 



En este mismo rio, 50 km. hacia el interior, visitamos las cataratas Binga.
 



A su paso crea una frondosa vega de la que viven las aldeas de su rivera.
 






Siguiendo nuestra ruta hacia el sur cruzamos las gargantas del rio Cubal.
 



Decenas de mujeres aprovechan sus aguas para hacer la colada.
 



Los mercados están bien abastecidos debido a las fértiles tierras que ahora cruzamos, aunque no deja de sorprendernos lo caro que esta todo en este país.
 







 

Unos kilómetros antes de llegar a Lobito dejamos el asfalto adentrándonos por la sabana hacia Egipto Playa, llamada así por la forma de pirámides que tienen sus acantilados. Aqui desemboca el rio Balombo
 









Buscando siempre los rincones más apartados y menos contaminados, seguimos esta pista que nos condujo a un pequeño poblado.







En el encontramos la iglesia más sencilla y humilde de cuantas habíamos visto, con su original campana.
 






En esta parte de Angola el paisaje está dominado por las acacias y los grandes cactus.
 



Siguiendo la costa llegamos a Lobito que es el segundo puerto más importante del país. Su desarrollo fue debido a la vía férrea que el Dr. Livingstone promovió para sacar el mineral de cobre de las minas de Katanga en el Congo Belga. 1344 km. unían estos dos destinos cruzando toda Angola. Esta fue su primera máquina.
 



Tanto en Lobito como en Benguela se están llevando a cabo importantes obras que les dan un aspecto de modernidad y progreso, que tanto nos choca con los poblados que los rodean.
 



A partir de aquí queremos continuar hacia el sur por la costa aunque sabemos que a 50 km., en Dombe Grande, desaparece el asfalto. Vuelven a aparecer los burros como medio de transporte.
 



Tenemos por delante 270 km. de pista  con mucha “tout ondulé” que nos obliga a ir muy despacio.
 



El paisaje nos recuerda mucho a nuestra tierra, comienza el pre desierto.
 



Dos días después llegamos a Lucira, un pequeño poblado de pescadores.
 






Su única fuente de ingresos es la salazón de pescado.
 









En San Nicolás el rio Bentiaba crea un fértil oasis a su paso.
 






El paisaje se vuelve más desértico  conforme vamos hacia el sur.



Los poblados se van empobreciendo también rodeados de esta inhóspita naturaleza.
 









Antes de llegar a Namibe nos sorprende encontrarnos una familia de monos salvajes en medio de este yermo paraje.
 



Namibe, al sur de Angola, es la puerta del desierto con un puerto natural y una bonita ciudad colonial.
 






Continuando hacia el sur se extiende el desierto de Mocamedes hasta la frontera con Namibia, donde se une con el desierto de Namib en la Costa de los Esqueletos.
 



En este desierto el oasis de Arco es una visita obligada. Un pequeño lago, rodeado de acantilados de arenisca donde viven unas pocas familias.

El cauce seco del rio nos lleva al poblado.









Junto al lago se encuentran las pequeñas huertas.
 



El arco de arenisca es el que da nombre al poblado.
 






Desde los acantilados se aprecia en toda su magnitud la belleza del lugar.
 









Con la pequeña huerta y los peces que da el lago, estas familias tienen su sustento.
 









Dejamos este pequeño poblado y atravesamos unas planicies que nos recuerdan al Valle de Iriki en Marruecos.
 



La welwitschia mirabilis es una planta poco habitual y de crecimiento muy lento, solo unos milímetros al año, que solo existe en el desierto de Namibe y puede vivir más de mil años.
 



La naturaleza siempre salvaje nos sorprendió con estos ciclópeos  acantilados de arenisca multicolor. (Ana, arriba en la foto nos da su magnitud)
 





 

    Mapas del recorrido

 
 


 
Filopensamientos y otras cosas………

Angola es el país más caro que hemos encontrado en África y un estudio en el 2008 sobre 370 ciudades, dio a Luanda como la ciudad más cara del mundo.

Es difícil de entender como un país con tanta pobreza puede ser tan caro. Es normal que algunos bienes manufacturados que vienen del exterior lo sean, pero los productos básicos como frutas y hortalizas, que se cultivan aquí, sean más caros que en Europa, cuando tienen fértiles tierras bañadas por caudalosos ríos.

El sueldo de un trabajador al día es de 9 euros y lo único barato del país es el gasoil que está a 0,36 euros. Que alguien nos explique cómo pueden vivir…..